Ruben Limardo confesó que sigue cubriendo los gastos de su preparación en Polonia por falta de ayuda

Ruben Limardo confesó que sigue cubriendo los gastos de su preparación en Polonia por falta de ayuda

Rubén Limardo trabajó como repartidor en las calles de Polonia en la previa de los Juegos Olímpicos de Tokio. Lodz, Polonia, 14 de noviembre de 2020. © Czarek Sokolowski / AP.

 

El esgrimista venezolano, campeón olímpico en Londres 2012, vive una segunda juventud a sus 36 años con dos victorias en eventos de Copa Mundo y siendo el número 2 del mundo. Pero advierte que ve “bastante difícil” el futuro de la esgrima en su país.

Por France 24





Rubén Limardo vive por estos días entre Tokio y París. La primera ciudad recuerda el duro golpe que vivió tras la eliminación temprana que sufrió en los Juegos Olímpicos de la capital nipona. Un revés del que se ha recuperado con creces y que le permite soñar con estar en 2024 para las justas de la Ciudad Luz.

Reside, eso sí, en Lodz, a unos 140 kilómetros de Varsovia (Polonia). Rubén cuenta en una entrevista que ahora intenta “administrar la gasolina”. Tiene 36 años, pero está sumando logros que no conseguía desde su época de juvenil.

A comienzo de marzo se impuso en el Grand Prix de Budapest y en noviembre ganó el oro en la Copa Mundo de espada en Berna. “Me siento a otro nivel en cuanto a la madurez”, afirma el campeón olímpico de espada en Londres 2012. Actualmente es el número 2 del mundo en el ranking de la Federación Internacional de Esgrima, solo por detrás del francés Romain Cannone, vigente campeón olímpico y verdugo de Rubén en los dieciseisavos de final de Tokio 2020.

“Esto me da confianza para luchar por esos puntos y quizás arrebatar ese primer lugar”. Pero ese número 1 del mundo no es la única meta que está en el horizonte del nacido en Ciudad Bolívar. Rubén aspira clasificar para los Olímpicos de París 2024 en los que serían sus quintos juegos. Además, ahora quiere llegar también en la modalidad de equipos y “sueña” con que su hermano Jesús también gane una medalla olímpica.

Unas condiciones de entrenamiento en medio de las dificultades

Antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Rubén trabajó como repartidor en Polonia buscando la manera de mantenerse en medio de la escasez de recursos que ha dejado la pandemia. Hoy ya dejó esa bicicleta y se mantiene con “recursos propios” aunque eso lo obliga a estar pensando en la economía. Por ejemplo, a la cita de Hungría su equipo viajó en auto desde Polonia porque era tres veces más barato que el avión. “Siempre tenemos que estar en las competencias, no importa la manera en la que tengamos que viajar”.

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