Por si fuera poco, en este colegio de Monagas aparecen culebras, abejas… y casi que sale “el coco” (FOTOS)

Entre serpientes venenosas y abejas africanas ven clases niños en El Rincón de Monagas

 

 

 





Niños, personal docente y administrativo de la Unidad Educativa Bolivariana El Rincón de Monagas ubicada en el sector del mismo nombre al sur de Maturín, deben ver clases en medio de culebras venenosas y abejas africanas.

Corresponsalía lapatilla.com 

La evidente falta de mantenimiento a la institución educativa, ha hecho que se acumule gran cantidad de monte propicio para que aparezcan este tipo de reptiles como la terciopelo, una serpiente con un letal veneno que puede causar la muerte. Aunque esta víbora suele esconderse entre las raíces de los árboles o el matorral, en esta escuela fue encontrada una en lo que antes era una piscina y afortunadamente ninguna persona resultó mordida.

Asimismo se aprecia un panal de abejas africanas que también resulta un peligro para los niños y el personal. Afirman que ninguna institución del estado desde hace muchos años no ha acudido a fumigar ni hacer desmalezamiento para evitar que se reproduzcan este tipo de animales.

Entre serpientes venenosas y abejas africanas ven clases niños en El Rincón de Monagas

 

 

 

La secretaria general de Acción Democrática en Monagas, Sandra Alfaro indicó que en la referida unidad educativa estudian poco más de 20 alumnos de primero a sexto grado. Explicó que la baja matrícula se debe a que mucha gente de esta comunidad se ha ido ya sea del país o hacia otros estados.

“Como es muy baja la matrícula, los niños de primero a tercer grado conforman un grupo y de cuarto a sexto es otro grupo. Es muy lamentable ver las condiciones que se encuentra esta escuela, que así están muchas, pero empezando por la UPEL que es la casa de estudios que forma a docentes está por el suelo, qué quedará para las demás instituciones educativas”, expresó Alfaro.

La dirigente política agregó además que esta población rural enfrenta otros problemas como la falta de transporte público que es prácticamente nulo. Los habitantes muchas veces deben pedir cola para ir a Maturín y cuando alguien se enferma no existe una ambulancia donde trasladarlos, por tanto la opción es pedir el favor a alguien con vehículo.

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