Noel Álvarez: Coman gusanos

Noel Álvarez: Coman gusanos

Noél Álvarez @alvareznv

Hace muchos años, mientras trabajaba en la siembra de maíz, junto a mi padre, observé unos gusanitos que caminaban por el tallo de las matas y alarmado se lo comuniqué a mi progenitor. Como buen conocedor de la agricultura, él me respondió inmediatamente: “Es preciso cuidar a esos animalitos para que sean productivos. Esos que vemos son buenos, protegen la siembra y no se comen el maíz. De quienes tenemos que cuidarnos es de otros más grandes que arruinan la economía del país y se llenan los bolsillos”. Con el tiempo comprendí que mi padre se refería a los políticos y gobernantes que saquean las arcas del país, haciendo más pobres a los pobres.

Curioso, como todo muchacho, un día le pregunté a mi padre ¿Es malo comerse un gusano? “Depende del tipo de gusano, ya que hay algunos que son comestibles, tales como los gusanos de maguey, los escamoles, los chinicuiles y hasta los chapulines, son ricos en proteínas, y lejos de perjudicar, benefician la salud”, me respondió papá. Este tipo de insectos los consumía la oligarquía asiática y europea enquistada en el poder para aumentar el placer en la cama, tal es el caso de la guerra del Peloponeso, donde los guerreros eran castigados por las mujeres por la falta de diálogo para finalizar las hostilidades.

“El palmito, por ejemplo, produce un gusano muy buscado por los jerarcas de cualquier gobierno, porque tiene propiedades afrodisíacas, mejor que cualquier planta”, dice mi amigo Agapito Bocanegra, un humilde habitante de la Cuenca del Orinoco, quien ha visto crecer su familia gracias a las bondades afrodisíacas de la palmera y hoy con 85 años de edad dice que todavía vuela como las mariposas. Parece que el gusano del palmito era uno de los alimentos preferidos por los Mayas.





Los gusanos proporcionan alimentos para la dieta diaria en muchos países y en otros reportan beneficios económicos para las arcas públicas y privadas. Ellos han representado una gran importancia para la humanidad desde tiempos remotos, la fibra de sus capullos en el gusano de seda ha sido utilizada para elaborar los más bellos vestidos de culturas orientales y representan el auge económico de dichas culturas al ser un producto muy demandado por el comercio internacional. En China se decía que los gusanos detestaban el frío, la humedad, la suciedad, el ruido, el olor a pescado frito, las lágrimas, los gritos, las mujeres embarazadas o recién paridas.

En la provincia china de Hang-zhou, a las mujeres que cuidan a los gusanos de seda se les prohíbe fumar, maquillarse o comer ajos. Hoy en día también son valorados como mascotas, pues permiten a los niños estudiar de manera didáctica el desarrollo de las mariposas. En el alto poder político de los países gobernados por autócratas, a sus dirigentes les encanta hablar de los gusanos, pero no para tenerlos de mascota, sino para jugar fútbol con ellos. Su uso como mascotas y como productores de seda en algunos países ha impedido que se desarrollen en la naturaleza, por lo que no se les encuentra en libertad.

Para la cocina coreana también el gusano es un ingrediente clave, pues se consume hervido, frito o en salsas, con ellos se preparan también galletas, son ricos en proteínas y muy valorados por las comunidades asiáticas. Algunas empresas europeas no han dudado en ser uno de los primeros en decantarse por esta curiosa opción y han lanzado una nueva gama de productos fabricados con estos insectos.

Entre la diversidad de artículos, los consumidores, entre ellos la nueva burguesía europea, podrá encontrar desde gusanos Molitor, con ajo y finas hierbas; gusanos búfalo con chili picantes; y grillos con cebolla ahumada y salsa barbacoa. También están las barritas energéticas sabor naranja que consumen los ciclistas en plena competencia y las de chocolate negro con higos y polvo de grillo. Las empresas han aprovechado la regulación aprobada por la Unión Europea en la que se permite la venta de insectos. El consumo de parásitos parece que se está convirtiendo en una tendencia gastronómica cada vez más demandada por burócratas.

Según expone la FAO, Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, más de 2.000 millones de personas consumen insectos. Además, no dudan en resaltar sus beneficios: los insectos son ricos en vitaminas B1, B2 y B3, contienen muchas proteínas y omega-3 y 6, así como todos los aminoácidos esenciales. Los gusanos son una gran fuente de minerales como el hierro. El gusano de seda también proporciona extracto de crisálida para la industria de cosméticos, productos muy demandados por los nuevos ricos que gobiernan en Latinoamérica, en sus frecuentes viajes de placer a Europa.

Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
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