Así es la “dura” vida de los “amiguitos” de Putin tras las sanciones económicas que recaen sobre Rusia

Así es la “dura” vida de los “amiguitos” de Putin tras las sanciones económicas que recaen sobre Rusia

El oligarca ruso Mikhail Fridman, cuyo grupo inversor controla la cadena de supermercados DIA y el banco privado más grande de Rusia FOTO: POOL REUTERS

 

 

 





El oligarca ruso Mikhail Fridman, cuyo grupo inversor controla la cadena de supermercados DIA y el banco privado más grande de Rusia, explicó a finales de marzo que vive “prácticamente en arresto domiciliario” debido a las sanciones de Occidente al país liderado por Vladimir Putin tras la invasión a Ucrania.

Por La Razón

Sin acceso a sus cuentas bancarias ni a sus tarjetas de crédito, Fridman es uno de los oligarcas que más dan a conocer sobre sus limitaciones cotidianas. A finales de febrero pidió detener el “derramamiento de sangre” en Ucrania en la carta emitida por LetterOne, donde hizo pública su “profunda” tristeza por la invasión. “No hago declaraciones políticas, soy un hombre de negocios con responsabilidades para con mis muchos miles de empleados en Rusia y Ucrania. Sin embargo, estoy convencido de que la guerra nunca puede ser la respuesta”, decía el oligarca.

“Esta crisis costará vidas y dañará a dos naciones que han sido hermanos durante cientos de años. Si bien una solución parece terriblemente lejana, solo puedo unirme a aquellos cuyo ferviente deseo es que el derramamiento de sangre termine. Estoy seguro de que mis socios comparten mi punto de vista”, señaló el multimillonario ruso en su carta.

Por otro lado, la esposa del oligarca Petr Aven tuvo que desplazarse a Londres antes de que la banca europea congelara sus operaciones para sacar todo el efectivo que pudiera. Con las sanciones, la pareja perdió una gran cantidad de bienes, entre los que se encontraba un dúplex en el exclusivo barrio londinense de St James’s y una mansión llena de obras de arte a las afueras de la capital.

El ex político y empresario ruso, cuya fortuna ascendía el mes pasado a 4500 millones de libras esterlinas, asegura ahora que no sabe si podrá pagar ni siquiera las facturas y su vida ha cambiado radicalmente de la noche a la mañana. “Nuestro negocio está en la ruina. Hemos perdido todo lo que habíamos construido durante 30 años. Tenemos que empezar una nueva vida”, lamenta, en declaraciones recogidas por Financial Times.

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