Descuartizamientos en Bogotá, horribles crímenes que señalan hacia Venezuela

Un cuerpo envuelto en una bolsa de basura y atado de pies y manos fue encontrado en la calle 26, en Bogotá. Foto: Cortesía

 

 

Un robot y dos perros del CTI de la Fiscalía de Colombia que buscaban explosivos entre bolsas negras de basura en el centro de Bogotá terminaron descubriendo las partes mutiladas e incineradas de un hombre, la mañana del viernes 1.º de abril.





Por EL  TIEMPO

El grupo especial del ente acusador que llegó hasta la calle 13 con carrera 14, a pocas cuadras de la desaparecida calle del ‘Bronx’, hizo el hallazgo debajo de una caneca de desechos y en medio de escombros y desperdicios. Eran las 6 y media de la mañana cuando hallaron en bolsas diferentes las extremidades, que ni siquiera estaban en proceso de descomposición.

Escenas como esta han sido recurrentes en la capital en los últimos meses, en esquinas de diferentes localidades y en barrios residenciales de la ciudad. De las 208 muertes violentas que van en lo corrido del año en Bogotá, 10 casos han sido desmembramientos.

Así ocurrió el 23 de enero con un hombre de unos 35 años que apareció desmembrado y entre costales, a orillas del canal Arzobispo, en un sector de Teusaquillo, cerca de una iglesia cristiana.

Las autoridades acordonaron la zona de la diagonal 42 a con carrera 22, en Bogotá. Foto: Ana María Castro / Citytv

 

La estela de cadáveres

Medicina Legal aún no ha establecido la identidad de ese cadáver y después de cuatro meses permanece en una nevera sin que nadie haya ido a reclamarlo.

También han aparecido cuerpos flotando en las aguas de los ríos Bogotá (Suba) y Tunjuelo (Ciudad Bolívar); mujeres y hombres degollados, con signos de tortura y atados de pies y manos, e incluso una persona completamente quemada que fue arrojada hace ocho días a un potrero en Juan Rey (San Cristóbal).

Un investigador le dijo a este diario que han encontrado en varios de los casos “sincronía y un patrón común”.

“Hay rastros de torturas, luego los asfixian y efectivamente aparecen descuartizados y embolsados”.

‘Yeico Masacre’ jefe de banda de delincuentes venezolanos en Colombia, capturado en 2020.

 

¿Los Paisas?

Para fuentes de inteligencia consultadas por EL TIEMPO, el aumento de estos macabros asesinatos coincide con dos duros golpes que las autoridades les han asestado recientemente a poderosos capos que controlaban buena parte del narcotráfico y el comercio ilegal de armas en Bogotá.

Uno de ellos fue la captura del sanguinario y escurridizo Néstor Aguirre, alias Camilo, y de sus principales aliados, en octubre de 2021. A él y a su séquito de más de 20 criminales se los relaciona con al menos 50 asesinatos en la capital del país.

‘Camilo’ se movía en camionetas de alta gama por barrios marginados de la ciudad y vestía chaquetas del Acueducto de Bogotá para pasar desapercibido. Generaba más de 2.500 millones de pesos mensuales traficando cocaína y marihuana que traía desde Norte de Santander y era conocido porque le pagaba 500.000 pesos a quien asesinara jíbaros que no vendieran su droga.

En los territorios que controlaba el narcotraficante, principalmente en Kennedy, Tunjuelito, Bosa y Ciudad Bolívar, hoy se libra una guerra a sangre y fuego para hacerse con el control de esos ilícitos. Y a esto se suma la desarticulación en diciembre pasado de la banda ‘los Boyacos’, que controlaba amplios sectores de Suba y Engativá.

“En barrios donde hemos golpeado a los criminales están entrando nuevos protagonistas”, le dijo a este diario una fuente policial.

Y el grupo criminal que estaría incursionando con más fuerza en esos sectores viene desde Antioquia. EL TIEMPO investigó y estableció que desde hace al menos tres años han aterrizado en Bogotá emisarios enviados desde Medellín. Estos se han fortalecido en los últimos meses pactando alianzas con bandas locales que conocen la ciudad.

Además, están dedicados a reclutar venezolanos indocumentados a quienes convierten en sicarios y mutiladores a sueldo.

Sobre los recientes hallazgos de cuerpos lacerados y torturados, y el nivel de violencia que están usando los delincuentes para no dejar pistas, marcar territorio y ajustar cuentas, Andrés Nieto, experto en seguridad, recordó que algo similar ocurrió en 2016 y 2018 en Bogotá, cuando la banda venezolana ‘Yeico Masacre’ quiso imponer el terror.

“Esto sucede mucho con el tema de microtráfico, las bandas delincuenciales buscan ajusticiarse entre ellos o utilizan este tipo violencia para enviar un mensaje de control y autoridad hacia otras bandas criminales”, explicó.

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