¡ATENCIÓN! Meditación orgásmica: cómo llegar al Nirvana practicando sexo

¡ATENCIÓN! Meditación orgásmica: cómo llegar al Nirvana practicando sexo

 

La meditación orgásmica promete 15 minutos de éxtasis en las relaciones sexuales. Esta premisa resulta de lo más llamativa (y sugerente) pero ya advertimos que no es fácil de conseguir y que requiere esfuerzo, tiempo, delicadeza y una buena dosis de concentración para llegar al clímax de esa manera.





Por: Voz Pópuli

También conocida como OM (son las siglas en inglés), esta actividad sexual promulga que puede llevar a las mujeres a lo máximo del placer en el sexo.

Fue ideada por la estadounidense Nicole Daedone como una nueva forma de vivir el sexo y liberarse de las tensiones gracias a la conexión entre nuestro cerebro y el placer sexual. Daedone propone en su? libro ‘Sexo lento, el arte y el oficio del orgasmo femenino’ (publicado en el año 2004) que las mujeres alcancen la felicidad mediante la manipulación del clítoris, una estimulación que permite activar el sistema límbico y que libera la producción de oxitocina, la conocida como hormona de la felicidad, en el cerebro.

El primer pilar que promulga la meditación orgásmica es que se disfruta tanto del camino como de la llegada al orgasmo en el sexo, pero se pone un énfasis mayor en los minutos previos a la culminación de la excitación, aunque como hemos dicho al inicio, el método habla de que se puede llegar a disfrutar del placer máximo hasta un cuarto de hora seguido.

Se basa en tres puntos fundamentales: el tiempo, el tacto y el ambiente, y la técnica no se interesa tanto por el clímax orgásmico (por lo que aquí desaparece la presión para ambas partes de la pareja por llegar al final satisfactoriamente), sino por la desconexión, la estabilidad emocional y el éxtasis que se experimenta a nivel espiritual a través de la estimulación clitoriana. La meditación orgásmica conecta de forma definitiva el mindfulness con las caricias y el placer sexual.

Beneficios de la OM
Además de liberar estrés, reducir el nivel de ansiedad y ayudar a dormir mejor al liberar oxitocina, la OM hace que la persona que lo disfruta se sienta más liberada de las presiones externas y de las preocupaciones diarias. La meditación orgásmica puede llevarnos a sentir una especie de Nirvana, de felicidad que haga que nuestro estado de ánimo mejore notablemente.

Además, nos hará sentir una conexión mucho más estrecha con nuestra pareja y una relación emocional y física mucho más fuerte y plena. Nos ayudará a comunicarnos mejor con el otro y a conocer mejor su cuerpo, algo que llevará a unas relaciones sexuales más satisfactorias y plenas. Nos relajará y favorecerá un aumento de la libido, esencial en momentos en los que el deseo sexual puede estar más bajo por diferentes motivos.

Pasos de la meditación orgásmica
En este tipo de meditación la mujer es la protagonista y su pareja es llamada ‘stroker’. Esto no significa que solo sea ella la que consiga sentir placer, ya que está más que demostrado que una persona puede llegar al clímax únicamente viendo como el otro miembro disfruta al máximo. El tiempo que se tarda en llevarla a cabo es de 15 minutos y requiere estar en un lugar tranquilo, sin distracciones externas y concentrado como si estuviéramos haciendo otro tipo de meditación para liberar estrés o ansiedad.

La acción principal es el masaje en los genitales femeninos y tan solo necesitas una esterilla o una toalla para estar más cómodo, un temporizador (sirve el del móvil, pero ponlo en modo avión para que no haya llamadas inoportunas) y un lubricante sexual para facilitar la estimulación del clítoris.

Lo primero que debéis hacer es tumbaros sobre la esterilla y disfrutar de un ambiente relajado y solo para vosotros dos, y por supuesto, ambos debéis estar de acuerdo en poner en práctica este tipo de actividad sexual.

La mujer se acuesta boca arriba como se sienta más cómoda, ya sea con las rodillas dobladas o estiradas y entonces debéis poner 13 minutos en un temporizador y dos justo después en otro. La pareja se encarga de empezar a acariciar el clítoris a la mujer (aquí ya puede usar algo de lubricante) y mientras lo hace debe ir explicándole con delicadeza qué está viendo, sintiendo, dónde está tocando, de qué manera… Primero se empieza acariciando el cuadrante superior izquierdo de arriba a abajo con el dedo índice y así durante los 13 primeros minutos. Los movimientos deben ser pequeños y lentos, sobre todo al principio.

La mujer le puede ir indicando a su pareja cómo debe estimularla para llegar al máximo de placer. Puede pedirle que vaya más lento o más rápido o que haga más o menos presión con los dedos. Ella estará totalmente concentrada en sentir placer en esa parte concreta de su cuerpo. La pareja también debe estar concentrada en notar sus sensaciones, gestos y movimientos.

Cuando suene la primera alarma, da unos golpecitos suaves hacia abajo y continúa haciendo algo de presión sobre la zona genital con la mano entera cubriendo el área hasta que suene el segundo temporizador después de dos minutos. Sería como la fase de enfriamiento. Poco a poco, ve soltando la intensidad hasta terminar.

Y después, ¿qué?
Puede practicarse siempre que ambos miembros de la pareja lo deseen y, como decíamos, no es necesario llegar al orgasmo, aunque en la mayoría de las ocasiones se llega al clímax por las dos partes. Incluso puede ser un buen inicio para luego continuar con las relaciones sexuales y también podéis hablar de cómo ha sido la meditación, qué sensaciones habéis tenido, qué os gustaría cambiar o mejorar para sentiros más plenos.

Si no tienes pareja, puedes probar con la masturbación tántrica, que también nos ayuda a tomarnos un tiempo para conocer nuestro cuerpo y nuestras propias sensaciones. En un entorno relajante, concéntrate en respirar y en las sensaciones generales que vayas teniendo. Puedes empezar a pensar en alguna fantasía sexual y a partir de ahí ir estimulando el clítoris disfrutando del camino y sin pensar en llegar al orgasmo cuanto antes. No hay que tener prisa, simplemente ir poco a poco descubriendo qué es lo que te hace sentir placer y tratar de entender tu cuerpo y tus necesidades sexuales.