Quién fue Onoda, el soldado que alargó la Segunda Guerra Mundial hasta 1974

Quién fue Onoda, el soldado que alargó la Segunda Guerra Mundial hasta 1974

El actor Yuya Endo, protagonista de ‘Onoda, 10.000 noches en la jungla’ // ABC

 

 

 





Millones de personas han muerto por guerras absurdas, por ideologías criminales, por trozos de tierra inerte… Los líderes los han honrado y los filósofos los han elevado –«el verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que deja detrás», escribió Chesterton– pero nadie había reparado en los que se quedaron a un lado. Hay casos de soldados que se recluyeron sin ver el sol durante años ante el temor de la represión; pero hay casos todavía más extremos de hombres ignorados por la historia. El del japonés Hiroo Onoda es uno de los más radicales.

Por ABC

Durante más de tres décadas siguió cumpliendo órdenes de generales desaparecidos, luchando en una guerra que había acabado tiempo atrás…

Hasta 1974, Onoda se mantuvo atrincherado en la selva de la isla de Lúbang, en Filipinas, hostigando a unos enemigos que hacía años que habían regresado a sus casas. Una historia que este viernes llega a los cines con el título de ‘Onoda, 10.000 noches en la jungla’.

La odisea fantasmal de Onoda la traslada a la pantalla el cineasta francés Arthur Harari, que se lanzó a la aventura de viajar a Camboya (en Filipinas el rodaje era más complejo) para dirigir a un ejército de actores japoneses (con los que apenas podía comunicarse) para narrar, con aires de Kurosawa, Herzog y John Ford, los treinta años en los que el soldado Onoda perdió la juventud y casi la cabeza. «Es el tema de la película el que provoca estos nombres, no que yo esté a la altura», dice el francés, con inusitada humildad. «Evidentemente, me siento halagado y son nombres que vienen a mi memoria como espectador, como cinéfilo. A John Ford lo tenía presente por su ejemplo de absoluto clasicismo, aunque de Herzog me quería alejar porque es un ejemplo extremo de un tipo de película de jungla que va casi a lo psicodélico», remata.

Largo viaje

Si Onoda estuvo 10.000 noches en la selva, Arthur Harari vivió con la historia del japonés en la cabeza cerca de una década. Desde que su padre le descubriera al personaje hasta que lo pudo trasladar a la pantalla. En ese tiempo fue condensando las ideas que desarrolla en las casi tres horas que dura el filme, desde la guerra imaginada a la juventud perdida, el absurdo del conflicto o incluso la prohibición, autoimpuesta, de morir para no dejar solo a los compañeros.

Para seguir leyendo, clic AQUÍ.