Menores de edad no acompañados, víctimas invisibles del éxodo venezolano en Colombia

Los niños migrantes no acompañados requieren de mucha ayuda y cooperación internacional.

 

 

Sentados, apartados por el distanciamiento social, un grupo de niños miran atentamente a su profesor, quien sostiene una pizarra pequeña. Cada joven tiene en su puesto un dibujo que han ido construyendo durante la clase. Se trata de 10 niños, niñas y adolescentes, en su mayoría migrantes venezolanos que se encuentran solos, sin sus padres.





Por LA OPINIÓN

En Villa del Rosario, Colombia, funciona un hogar de paso donde cuidan de ellos, al menos por un tiempo. “Todos hemos trabajado muy juiciosamente con cooperación internacional. Los niños que están solos sin acompañantes, después que se ubican ahí se les comienza el proceso de restablecimiento de sus derechos y la búsqueda de sus familias con el fin de retornarlos, reintegrarlos, o concederles para que ellos estén nuevamente con su núcleo familiar”, expresó Nidis Navarro. Comisaria de Familia de Villa del Rosario.

El hogar es manejado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y World Vision. Para este reportaje pudimos visitar sus instalaciones pero por motivos de resguardo de los menores, no pudimos conversar con ellos, ni tomarles fotos, ni tener algún contacto visual ni siquiera, pero logramos ver que los jóvenes estaban en buenas condiciones y observaban muy atentamente a su instructor.

Como parte de los planes que maneja el gobierno, al menos en el rango municipal, este albergue trabaja articulado con estas dos organizaciones y así poder atender a esta población vulnerable. Allí, los menores pueden permanecer 16 días, todo esto mientras buscan algún contacto de familiares dentro o fuera de Colombia. También tratan de ubicar hogares de reemplazo.

“Ahorita, por la emergencia, prorrogamos los días más porque es muy poquito el tiempo para poder ubicar familia y si es el caso después de ahí nosotros buscamos, articulamos con el ICBF. Si no se logra establecer familia nosotros solicitamos a la oficina regional, que nos conceda un cupo, ya sea para centro de emergencia, para un hogar sustituto u otra”, señala Nidis Navarro.

Así es el protocolo a seguir, pero lamentablemente no se cumple en todos los casos. Como reseñamos en la primera entrega de este reportaje, nos comunicamos con el Instituto de Bienestar Familiar para conocer su visión al respecto, pero no obtuvimos respuesta, al menos hasta el cierre de estas líneas.

Conversamos con Ezequiel Acuña, Secretario de Gobierno de la Alcaldía de Villa del Rosario. Para él, uno de los principales problemas que se presentan a la hora de detectar e identificar estos casos es que no se realiza la delación que corresponde. “Este tipo de situaciones se da precisamente porque no hay denuncias, nosotros operamos cada vez que se nos hace una denuncia, bien sea por un ciudadano o alguna organización”, indica Acuña.

El funcionario habló sobre operativos que realizan constantemente, sin embargo es muy difícil para ellos poder ubicarles, que salen corriendo, así como contó en Dulce María en la primera entrega de este trabajo. “Hay niños que están solos, siguen solos, y viajan solos prácticamente, sin embargo nosotros como autoridades estamos pendientes para que esto no ocurra una vez detectamos”, añade.

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