Morgan Freeman: fue Mandela y Dios, pero a los ochenta años tuvo que dar explicaciones por acoso sexual

Morgan Freeman: fue Mandela y Dios, pero a los ochenta años tuvo que dar explicaciones por acoso sexual

Durante la mayor parte de su carrera disfrutó de un gran prestigio, pero a partir de 2007 fue acusado de no haber hecho las cosas tan bien

 

El propio Nelson Mandela sugirió que Morgan Freeman interpretara su personaje en la película Invictus. También se puso en la piel del presidente de Estados Unidos. Y hasta interpretó a Dios en la comedia Todopoderoso, enfundado en un impoluto traje blanco. Hasta 2008, el actor estadounidense gozaba de un prestigio inobjetable que no solo se ceñía al plano actoral.

Por infobae.com





El ganador del Oscar como mejor actor de reparto por One Dollar Million Baby era todo un referente de la comunidad afroamericana. Sin embargo, de un día para el otro, a raíz de un grave accidente, cuando su coche volcó cuando estaba con una mujer, el hombre intachable tuvo que dar muchas explicaciones de situaciones en las que se vio envuelto, una tras otra, que iban formando una gran bola de nieve.

La imagen de marido ejemplar se esfumó en cuestión de días. En los revistas se empezó a especular que mantenía una “relación abierta” con su mujer Myrna Colley-Lee, de la que se divorció después de 25 años. Lo cierto es que el accidente de Freeman ocurrió en 2008, un año después de la separación. Había sido tan grave que tuvo que ser trasladado en avión al hospital. Viajaba con él Demaris Meyer. Los medios sospecharon de que se trataba de “la otra” y era el motivo de separación de la pareja.

Para colmo de males la revista amarillista National Enquirer, lo implicó en una relación sentimental con E’Dena Hines, la nieta de su primera mujer, Jeanette Adair Bradshaw, que Morgan había adoptado junto a Myrna. Romance que él siempre negó. La joven murió trágicamente a los 33 años, en 2015, apuñalada por su novio en plena calle. Una verdadera tragedia para Freeman y su familia.

Fue la propia familia del femicida Lamar Davenport, quien tras el juicio le echó la culpa de todo al actor, de haber abusado de la víctima cuando era más joven. “Morgan Freeman la molestó. El causó esto”, le gritó la madre de Davenport a un reportero. Su hijo le había clavado 25 puñaladas en el pecho. Lo había hecho bajo efectos de drogas y alcohol, por eso su condena fue reducida a 20 años de prisión. “El mundo nunca sabrá de su talento y cuánto podía ofrecer”, dijo Morgan Freeman tras la difusión de la macabra noticia. “Su familia y amigos fuimos afortunados de conocer quién era ella. Su estrella seguirá brillando fuerte en nuestros corazones, pensamientos y oraciones”, agregó sobre la nieta, que era una aspirante a actriz.

El destino le reservaba más problemas a sus 80 años. El que todavía era uno de los hombres más respetados de Hollywood fue denunciado en 2018 por ocho mujeres en un extenso artículo de la CNN, y pasaba a integrar la lista de acosadores del #MeToo, movimiento que empezó en octubre de 2017. Las mujeres hablaban de “conductas inapropiadas” y sus dichos eran apoyados por otras ocho mujeres que habían sido testigos del acoso. La coautora del artículo, Chloe Melas, investigó a Freeman tras sentirse afectada por su conducta en un viaje de prensa por la película Un golpe con estiloLa periodista estaba embarazada de seis meses y dijo que el actor le sostuvo la mano, la miró de arriba a abajo y mirando su panza le dijo: “Desearía estar ahí”.

A partir de ese momento, comenzó su investigación. En el mismo rodaje, una asistente de producción contó que a diario recibía comentarios fuera de lugar sobre su vestimenta. Pero en una ocasión, la situación se agravó. Según la asistente, éste intentó levantar su falda reiteradamente mientras le preguntaba si llevaba ropa interior”. Por temor a perder el trabajo, las mujeres esperaron para contar lo sucedido. Algunas que habían trabajado en su productora Revelations Entertainment, creada para impulsar artistas negros, aseguraron que existía un clima de acoso normalizado. Una empleada dijo: “Freeman se acercaba a mi escritorio tan solo para decirme hola y se quedaba ahí parado, mirándome fijamente los pechos”. Si de repente la miraba de arriba a abajo, delante de todos, mientras reían, alguien le decía: “No te preocupes, es solo Morgan”.

Tras la publicación, el actor se pronunció: “Cualquiera que me conozca o haya trabajado conmigo sabe que no soy alguien que ofendería intencionalmente o haga que alguien se sienta incómodo. Me disculpo con cualquiera que se haya sentido incómodo o que le haya faltado el respeto. Esa nunca fue mi intención”.

Tiempo después, las acusaciones quedaron en la nada. No intervino la justicia ni hubo pruebas. Incluso se habló de fraude periodístico. En una nota publicada por el portal Red Ética de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, se asegura que Chleo Melas fabricó las evidencias. El artículo firmado por Toomo Terada, cuenta que de las 16 personas que acusaron al actor, 14 eran anónimas y que dos de esas fuentes confirmaron que nunca tuvieron problemas con él. “Todo fue un fraude de una reportera racista de CNN”, aseveró el autor de la nota.

Su carrera ejemplar

Morgan Freeman nació un 1ro de junio de 1937 en Memphis, en el estado de Tennessee. Su madre Mayme Edna era maestra y su padre, Morgan Porterfield Freeman era barbero. Su abuela lo crió en Charleston hasta los seis años. Después de esa pérdida fue a vivir con sus padres, a Greenwood, Mississippi, donde comenzó a padecer violencia doméstica. Su padre era alcohólico.

Tal vez como una vía de escape a ese mundo hostil por el racismo que dividía a la sociedad, donde los ingresos alcanzaban para la subsistencia Morgan mostró interés por las películas y la actuación a corta edad. Ahorraba monedas para poder ir al cine a sus estrellas favoritas como Gary Cooper y Sidney Poitier. En la escuela participo de obras teatrales. Y llegó a ganar una competencia estatal en ese rubro, en Misissippi.

En 1955 terminó la escuela secundaria y por su desempeño había recibido una beca parcial de teatro para asistir a la Universidad Estatal de Jackson. Pero sus planes eran otros. Se unió a la Fuerza Aérea para convertirse en piloto de combate. Su entusiasmo no duró mucho ya que en lugar de surcar los cielos lo asignaron a tareas de mecánico y técnico de radar. Durante la Segunda Guerra Mundial, el escuadrón Tuskgee, integrado por pilotos negros, había allanado el camino por su coraje y desempeño. Veía de cerca los aviones, que era lo que quería y no había sido relegado a la cocina como a muchos negros. Trabajó durante cuatro años y volvió a su primer amor, la actuación. La vida hizo que después pudiera cumplir su sueño de volar sus propias aeronaves. Obtuvo su licencia de piloto privado a los 65 años, y tuvo por lo menos tres aviones: un Cessna Citation 501, un Cessna 414 bimotor y un Emivest SJ30.

En aquella etapa en la que se mudó a Hollywood, Morgan contó que en sus inicios los tiempos fueron duros. Los ahorros fueron destinados a un departamento en las afueras de la ciudad, no conseguía trabajo, se le acabaron los ahorros y pasó hambre. Finalmente consiguió trabajar como cartero y su sueldo le permitió comprarse un coche e inscribirse en escuelas de actuación que admitieran personas con su color de piel.

A principios de la década de 1960 se mudó a Nueva York, donde consiguió pequeños trabajos diurnos que le permitieran presentarse en audiciones nocturnas.

En 1967 el actor se casó con su primera mujer, Jeanette y consiguió su primer papel importante, en una producción de Broadway afroamericana llamada Hello, Dolly! Y también consigue trabajar en The Nigger LoversSu cara comenzó a verse todos los días en un programa infantil, The Electric Company, a partir de 1971. El programa, que pertenecía a la televisión pública (PBS), tenía por objetivo enseñar a leer. En ese entonces, Morgan ya tenía 34 años. Ese mismo año consiguió hacer su primera aparición en película Who says i can’t ride a rainbow! Con los años la televisión comenzó a agotarlo. Y al mismo tiempo, su matrimonio se desmoronaba, por lo que empezó a tomar demasiado alcohol.

Su exitosa carrera comenzó a enhebrarse de papeles discretos. Sin embargo, el primer impulso ascendente se debió a su nominación al Oscar y Globo de oro cuando coprotagonizó junto a Christopher Reeve Street Smart (1987), donde conquistó al público y a los críticos de cine. De a poco comenzó a obtener roles y películas cada vez más interesantes.

El Oscar llegó a sus manos en 2005 como mejor actor de reparto por Million Dolar Baby (2005) -un drama del mundo del boxeo-. Para ese entonces, ya tenía el público en su bolsillo tras haber interpretado al entrañable chofer de Conduciendo a Miss Daisy (1989). En 1990, ya en lo más alto de su carrera protagonizó una historia carcelaria que se convirtió en una película de culto, Sueños de Libertad (1994), por las que recibió varias nominaciones, igual que con Invictus (2009). La escalofriante Seven, junto a Brad Pitt fue todo un éxito de taquilla, igual que la trilogía de Batman como Lucius Fox (Batman begins (2005), El Caballero oscuro (2008) y The Dark Knight Rises (2012).

Tras los eventos que se desencadenaron a partir de 2007, uno tras otro, y que ponían en juego su reputación, nada afectó su carrera que es un cúmulo de éxitos. Hasta el momento, el actor continúa trabajando, sin intenciones de jubilarse. Tiene por lo menos seis estrenos por delante.