Los duques de Sussex y el príncipe Andrés, los grandes ausentes en el balcón

La Reina Isabel II, junto a su familia en el balcón la ceremonia Trooping the Colour – GTRES

 

En el mensaje que envió a la población este jueves, la Reina Isabel II pronosticó que los cuatro días de celebración de su Jubileo de Platino serán el semillero de «muchos recuerdos felices». Y con su esperada aparición en el balcón real demostró que, pese a sus 96 años y sus problemas de movilidad, es ella la que va atesorar los mejores. Tras la dura pandemia de Covid-19, que la obligó a confinarse en el Castillo de Windsor durante meses, y el duro golpe que supuso para ella la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo, en abril del año pasado, la gran fiesta con motivo de sus 70 años en el trono cobra un sentido aún más especial. Hoy, apareció por primera vez en el balcón del Palacio de Buckingham solos unos minutos después del mediodía junto a su primo el duque de Kent, desde donde saludaron a los soldados que regresaban a Palacio tras el desfile de Trooping the colour, que se celebró por primera vez desde el inicio de la pandemia.

Por abc.es





Una multitud de miles de personas la despidió con una ovación, a la espera de que volviera a salir, poco después, acompañada de los miembros en activo de la familia real.

Sonriente, radiante, con un vestido azul claro de Angela Kelly, el mismo que lleva puesto en el último retrato oficial enviado por el Palacio de Buckingham, aunque con sombrero a juego, disfrutó del baño de masas, de la compañía de sus nietos y del sorprendente desfile de aeronaves que sobrevolaron el Palacio y que hicieron las delicias de un público fascinado con el espectáculo. Helicópteros y aviones militares y de la segunda mundial participaron en la exhibición, que acabó con los Red Arrows (las flechas rojas) del equipo de acrobacias aéreas de la Real Fuerza Aérea desplegando en el aire los colores de la bandera del Reino Unido con estelas de humo.

Antes, durante el desfile, las miradas se posaron sobre el príncipe Carlos, heredero al trono, su hijo Guillermo y la princesa Ana, que montaban a caballo por formar parte de las fuerzas armadas británicas, y poco después los protagonistas fueron Camila, esposa de Carlos, la duquesa de Cambridge y sus pequeños, Jorge, de 8 años, Carlota, de 7 y Luis, de 4, que llegaron en carruaje cobijados bajo el sol londinense y los aplausos de un público pletórico que decidió olvidarse del Brexit, de la pandemia y del elevado coste de la vida en una jornada cuyo único objetivo era disfrutar del evento histórico e irrepetible que tuvo lugar, y que fue solo el inicio de un fin de semana que se prevé inolvidable.

Los grandes ausentes de la jornada fueron el príncipe Andrés, a quien la reina despojó de sus títulos debido al escándalo por la demanda en su contra por supuestamente haber abusado sexualmente de una mujer cuando ella aún era menor de edad y que formaba parte de las jóvenes explotadas por el pedófilo Jeffrey Epstein. También permanecieron prácticamente invisibles, mirando el desfile a través de una ventana, el príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, que hace un par de años decidieron abandonar la familia real y mudarse a los Estados Unidos. Los duques fueron fotografiados en el que es su primer evento real desde su partida, pero no salieron al balcón por decisión de la monarca, ya que no son miembros activos de la familia real. En este viaje los acompañan sus hijos Archie, de 3 años, y Lilibet, que celebrará su primer cumpleaños este sábado, ocasión en la que por fin podrá ser tomada en brazos por la reina, que aún no la conoce, y en honor a quien le pusieron su nombre. Lilibet era la forma cariñosa en que la monarca era llamada por su familia cuando era pequeña.