La opinión del CEO de Chevron, Mike Wirth, sobre las refinerías estadounidenses es que nunca habrá otra refinería nueva en los Estados Unidos.
Por Julianne Geiger para Oilprice | Traducción libre del inglés por lapatilla.com
Los altos precios en la bomba han desencadenado una serie de discusiones sobre dónde están las limitaciones del mercado, pero la utilización actual de las refinerías en los Estados Unidos, que es de más del 90 %, combinada con bajos inventarios de productos y márgenes de refinación altísimos, indica que el cuello de botella para llevar más gasolina al mercado es el segmento de refinación, no el bombeo de crudo.
Pero según Wirth, puede que no haya alivio a la vista. En una entrevista con Bloomberg Markets, Wirth describe el fundamento de esa creencia:
“Construir una refinería es una inversión multimillonaria. Puede tomar una década. No hemos construido una refinería en los Estados Unidos desde la década de 1970. Mi opinión personal es que nunca se construirá otra refinería en los Estados Unidos”.
Según Wirth, las compañías de petróleo y gas tendrían que sopesar los beneficios de comprometer capital a diez años, que necesitarán décadas para ofrecer un retorno a los accionistas “en un entorno político en el que los gobiernos de todo el mundo dicen ‘no queremos estos productos para ser utilizados en el futuro’”.
En opinión de Wirth, están recibiendo señales contradictorias en estos debates sobre políticas.
“Necesitamos sentarnos y tener una conversación honesta, una conversación pragmática y equilibrada, sobre la relación entre la energía y la prosperidad económica, la seguridad nacional y la protección del medio ambiente. Necesitamos reconocer que todo eso importa”.
Wirth reiteró la opinión de la industria de que los productores de petróleo y gas tienen una visión a largo plazo de los fundamentos del mercado de la oferta y la demanda al decidir los gastos de capital. Y según Wirth, se necesitan años para que las decisiones que se tomen hoy den como resultado petróleo en el futuro.
Las circunstancias únicas de los últimos dos años de pandemia solo han buscado exacerbar el retraso entre la demanda y la oferta, ya que los trabajadores de la industria abandonaron la industria y los pozos y las refinerías quedaron fuera de servicio, algunos para nunca regresar.