Las CINCO películas de Amber Heard que deberías ver y fueron clave para su carrera como actriz

Las CINCO películas de Amber Heard que deberías ver y fueron clave para su carrera como actriz

Amber Heard en ‘Furia ciega’
Cinemanía

 

La carrera de Amber Heard ha quedado eclipsada por su conflicto personal y judicial con su exmarido Johnny Depp, la batalla legal más seguida desde las cintas de Pamela Anderson y Tommy Lee. Una carrera que comenzaría en la industria del videoclip y posteriormente en papeles secundarios en títulos como Superfumados, Bienvenidos a Zombieland, Magic Mike XXL, Machete Kills o La chica danesa.

Por: 20 Minutos





Además de ser una secundaria de lujo en algunos títulos populares de la pasada década, Amber Heard también ha sido protagonista de largometrajes como el filme de terror Todos los chicos aman a Mandy Lane (2006).

Tras probar fortuna en la televisión, con la cancelada tras su tercer episodio The Playboy Club, Amber Heard protagonizó con desigual fortuna títulos cinematográficos de los que aquí seleccionamos los que podrían ser más representativos.

‘Encerrada’, de John Carpenter (The Ward, 2010)

Casualidades de la vida, el primer título como actriz protagonista de Amber Heard es el último largometraje dirigido por el maestro del terror John Carpenter. Y lamentablemente no es uno de los mejores trabajos del director de clásicos como La noche de Halloween, La cosa o Están vivos. Todo lo contrario.

En parte precursora del delirio pop de Zack Snyder titulado Sucker Punch (en su fusión de lo real y lo ficcional y el estar ambas localizadas en un hospital psiquiátrico), la cinta es casi una versión chusca y directa a videoclub de una contemporánea suya: Shutter Island, de Martin Scorsese.

Ambas películas son una suerte de ejercicio de estilo mediante un thriller psicológico con toques de terror con tirabuzón y explicación final que da un supuesto sentido a la trama. Si Scorsese salía indemne de dicho acto de arqueología por su estilizada y cuidada puesta en escena, este título menor de la filmografía de Carpenter, con un guion necesitado de varias reescrituras, no consigue en ningún momento alzar el vuelo.

Tampoco la inexperiencia de Amber Heard y su condición de absoluta protagonista del relato, en el papel de Kristen, ayuda a la cinta. Pero en honor a la verdad y reconociendo que posiblemente sea uno de los peores (sino el peor) trabajo de toda la carrera de Carpenter, también hay que reconocer que el título se salva por los pelos, por la habilidad del director en el uso del punto de vista subjetivo y la creación de atmósferas góticas y oníricas (en especial la muerte del personaje de Sarah) haciendo que la cinta se deje ver con cariño y una cierta nostalgia de tiempos pasados del género.

‘Furia ciega’, de Patrick Lussier (Drive Angry, 2011)

De los cinco títulos seleccionados de la filmografía de Amber Heard, quizá este sea el más destacado. Un ejercicio de estilo multigenérico y multirreferencial que podría haber sido dirigido por un Russ Meyer hasta arriba de estupefacientes. Un trabajo verdaderamente pop, heredero de esa dupla nostálgica que fue la Grindhouse de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino, pero sin la habilidad de ambos cineastas.

Su director, Patrick Lussier, entrega una obra que se siente y se cree un tebeo de la línea Vertigo de DC Comics (con su fusión de satanismo, acción de alto voltaje, sexualidad cafre y procaz) al estilo del Predicador de Garth Ennis mezclado con el Sandman de Neil Gaiman, pero que se acerca más a los maravillosos desastres de Rob Liefeld en Image Comics.

Con un Nicolas Cage más over the top que nunca (si eso es posible) y una Amber Heard reconvertida de final girl a bombshell (su personaje casi parece haber salido de una brecha espacio temporal de la segunda mitad de Death Proof), esta perversión diarréica pero fascinante en su idiotez supina del Corazón salvaje de David Lynch consigue llevar lo trash y el mal gusto a la sublimación. Sobre todo gracias a un William Fitchner consciente del delirio en el que se ha metido y protagonista de los momentos más WTF y brillantes de su metraje.

El mayor problema de la cinta ocurre en su segunda mitad, cuando la mitología de derribo comienza a tomarse demasiado en serio a si misma. Pero su falta de pretensiones, su absoluta carencia de prejuicios y su imposible mitología construida en base a desechos de la cultura pop la convierte en un entretenimiento que funciona como perfecta sesión doble con otro título tan delirante y contemporáneo a este como Shoot ‘Em Up.

‘Los diarios del ron’, de Bruce Robinson (The Rum Diary, 2011)

Dirigida por el funcional Bruce Robinson (quien, salvo por su debut Whitnail y yo, no tiene ningún trabajo destacable más allá del olvidado thriller Jennifer 8) posiblemente sea el papel más importante para Amber Heard desde el punto de vista personal, ya que en este rodaje fue donde Johnny Depp y ella se conocieron. Una adaptación de la novela Los diarios del ron del escritor gonzo Hunter S. Thompson y situada en el Puerto Rico de 1960, que sirve como metáfora y representación del convulso futuro de Estados Unidos tras la presidencia y asesinato de JFK.

Depp recupera a un sosias del escritor, tras su trabajo trece años antes con Terry Gilliam en la arriesgada y fascinante Miedo y asco en Las Vegas. Pero la habilidad de Gilliam para trasladar la lisérgica y alucinógena prosa de Thompson aquí es lastrada por la correcta pero convencional puesta en escena de un biopic tan correcto en su ejecución como escasamente memorable.

‘Los diarios del ron’: la infausta película que unió a Johnny Depp y Amber Heard

Cierto es que Depp intenta trasladar los elementos que construyeron al Raoul Duke de Miedo y asco en Las Vegas en el Paul Kemp de Los diarios del ron. Pero la manera de adaptar el relato de Thompson en las manos de Robinson no consigue elevar la propuesta. El motivo, que trasladar la imaginería y el lenguaje de la generación beatnik no es mostrar o representar lo que se cuenta, sino conseguir transformar en imágenes el torrente verborreíco, entrecortado, lisérgico y amnésico de su prosa.

‘London Fields’, de Mathew Cullen (2018)

Posiblemente la peor película de esta selección de cinco títulos. Un hiperestilizado neonoir, encantado de haberse conocido, dirigido por el realizador de videoclips Mathew Cullen. Un director que ha trabajado con músicos y cantantes tan reconocidos como Beck, Katy Perry o Green Day, pero que pincha en hueso en su estreno como realizador cinematográfico.

Rodeado de un impresionante casting en el que, junto a Amber Heard (Nicola Six, la femme fatale del relato), podemos encontrar tanto a Johnny Depp como a Billy Bob Thornton, Cara Delevingne, Jim Sturgess o Jamie Alexander, la ópera prima de Mathew Cullen no es más que una reinterpretación regurgitada del peor Guy Ritchie, bajo el filtro de un Tarantino de extrarradio y rematado por unas pretensiones pseudo arty.

El resultado, un intento de deconstrucción del neonoir cercano a los desastres perpetrados por Joe Carnahan que se cree más inteligente de lo que es y cuyo exceso de estilización lo único que encubre es una absoluta falta de ideas. Pero es tal el desastre, que al igual que presenciar un choque de trenes, es tan horrendo como tremendamente atractivo.

‘Aquaman’, de James Wan (2018)

De todas las cintas protagonizadas por Amber Heard (aquí en el papel de Mera, la compañera sentimental y de aventuras del Aquaman de Jason Momoa) esta es posiblemente la más popular y exitosa de toda su carrera. Dirigida por el gran James Wan y perteneciente al irregular y accidentado universo DC cinematográfico, Aquaman es una extravaganza que oscila entre el camp, el kitsch y la épica desatada.

Heredera emocional y sentimental del Flash Gordon de Mike Hodges, el Aquaman de James Wan es tan excesivo y abrumador como brillante. Aunque irregular y descompensado en algunos momentos, es capaz, gracias a la pericia de Wan y su habilidad para componer set pieces de acción memorables, de entregar un espectáculo absolutamente cautivador y atronador.

Aún más importante es la capacidad de Wan de abordar un género sobreexplotado y la mayoría de las veces excesivamente encorsetado, pero trasladar la fascinación y el arrojo de las viñetas en un espectáculo hipervitaminado que no se toma demasiado en serio a si mismo. Esa falta de prejuicios hace que posiblemente sea una de las adaptaciones del cómic al cine más interesantes y lúdicas que los espectadores hemos podido disfrutar en la pantalla grande.