En Venezuela, las personas con discapacidad son los grandes olvidados de la sociedad

En Venezuela, las personas con discapacidad son los grandes olvidados de la sociedad

En Venezuela, las personas con discapacidad son los grandes olvidados de la sociedad, encuentran una esperanza en la Fundación Ruedas de la Felicidad

 

Hace nueve años, César Heredia salió de su casa en una moto y unos delincuentes intentaron robarlo, le dieron dos balazos que le provocaron una lesión medular que lo dejó en silla de ruedas.

Corresponsalía lapatilla.com 





Desde entonces, comenzó un arduo proceso de rehabilitación física y mental para aceptar su nueva realidad de vida. Comentó que una de las dificultades que enfrentó fue acceder a una ayuda técnica y una silla de ruedas acorde a su discapacidad.

“No es lo mismo estar en una silla de ruedas clínica a estar en una silla de ruedas donde estemos aerodinámicamente en una posición correcta, que tengamos un desplazamiento en una silla que sea de caucho, con aire”, acotó.

La idea de tener un taller de reparación y remodelación de sillas de ruedas nació hace aproximadamente seis años, cuando estaba recorriendo una calle de Valencia en su silla de ruedas junto a un amigo y vio cómo un señor arrojaba a un basurero una silla de ruedas en mal estado.

Tras esto, Heredia inmediatamente le pidió a su amigo que recogiera la silla y se la llevaran a la casa. “Él fue, la agarró y me preguntó qué íbamos a hacer con esa silla, y yo le dije que íbamos a tener un taller. Él se rió y eso quedó ahí. Poquito a poco la reparamos y le regalé esa silla a un compañero”, dijo Heredia.

La construcción de un sueño

En Venezuela, las personas con discapacidad son los grandes olvidados de la sociedad, encuentran una esperanza en la Fundación Ruedas de la Felicidad

 

En el sector Trapichito, al sur de Valencia en el estado Carabobo, vive César Heredia, quien desde un rincón de su hogar hace realidad el sueño de quienes necesitan una silla de ruedas adaptada a sus necesidades.

Desde hace unos cuatro años instaló el taller de reparación y remodelación de sillas de ruedas. Cauchos, rines, taladros, telas y llaves imperan en un pequeño espacio de su casa.

Con herramientas en mano, Heredia y otros dos amigos, consiguen sillas de ruedas en mal estado -o algunas partes de ellas- y las adaptan o reparan, según la necesidad de la persona con discapacidad motora.

Sillas de ruedas de uso diario, semi deportivas o de traslado, son algunas de las adaptaciones que realizan en el taller. “Es como ir al médico. Primero se hace un escaneo a la silla, se revisa el estado en que está, las partes que funcionan o no, según lo que se necesite, y entonces empezamos a elaborar la reparación o remodelación. Cuando es transformación quiere decir que la silla no es apta, entonces tenemos que diseñar una silla de ruedas que se adapte a lo que necesita para que la persona tenga mayor confort en el uso de su silla”, explicó.

Una vez terminada la labor, la silla es donada en alianza con la Fundación Ruedas de la Felicidad Venezuela, organización encargada de integrar a las personas con discapacidad motora o lesionados medulares a la vida diaria.

El precio de una silla de ruedas clínica es de aproximadamente 500 dólares; las de uso diario estándar oscilan de 800 a 1.000 dólares; de uso diario realizadas a la medida, hecha de aluminio se ubican entre 1.200 y 1.400 dólares; mientras que las personalizadas rondan entre 2.000 y 3.000 dólares, precios casi imposibles de pagar para las personas con discapacidad motora de escasos recursos económicos en un país cuyo sueldo mínimo es de 126 bolívares.

Heredia, quien pertenece a la Fundación Ruedas de la Felicidad, indicó que les brindan apoyo a las personas con discapacidad motora a través de la donación de ayudas técnicas, bastones, muletas, sillas de ruedas, así como también ofrecen atención médica a quienes padecen escaras e infecciones urinarias.

Superando adversidades

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Detalló que en los últimos cuatro años han recuperado al menos 300 sillas de ruedas en el taller. Afirmó que tienen el potencial para ayudar a más personas, pero las limitaciones son varias.

Lamentablemente, en el taller han perdido herramientas como compresor, máquinas de soldar, esmeril, taladro, llaves, telas para los asientos de las sillas, entre otros materiales, producto de dos inundaciones tras el desbordamiento del caño La Yuca.

La inundación más reciente fue el pasado mes de abril y todavía tratan de recuperar todo lo perdido para poder continuar su labor.

“Más allá de sentir una alegría o algo así al reparar una silla de ruedas, son sentimientos encontrados porque nadie puede estar alegre por tener una discapacidad, son cosas que ningún ser humano quisiera vivir. Pero siento que es una nueva oportunidad para mí y para las personas con algún tipo de discapacidad, porque sé que van a tener mejor calidad de vida”, expresó el dirigente social.

Creerse capaz

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Heredia, quien es defensor de los derechos humanos de las personas con discapacidad, hizo un llamado a los entes a generar políticas públicas necesarias para que las personas con discapacidad puedan tener una vida plena íntegra.

“Venezuela cuenta con una de las legislaciones más completas en materia de lo que es la accesibilidad para las personas con discapacidad, con la Ley de Personas con Discapacidad aprobada en 2006 por la Asamblea Nacional. La Constitución nos avala y Venezuela es firmante de la convención internacional de los derechos de las personas con discapacidad por la ONU. Pero todo eso está en papel”, sostuvo.

Según la Ley de Personas con Discapacidad aprobada en 2006 por la Asamblea Nacional, el Estado venezolano debe garantizar la atención médica, psicológica y adecuación de los espacios para que las personas con discapacidad motora, visual y auditiva puedan desarrollar una vida con mayor desenvolvimiento e independencia, pero la normativa no se cumple.

Una muestra de ello es la no adaptación de las unidades del transporte público con estribos, escalones y agarraderos, así como rampas o sistemas de elevación y señalizaciones.

Ante esto, Heredia recomendó a las personas con discapacidad y sus familiares a empoderarse de su situación y creerse capaz de lograr las metas, independientemente de las barreras que pueda imponer la sociedad y las autoridades gubernamentales.

Heredia dicta charlas a las personas con discapacidad motora para sensibilizar y explicarles el marco jurídico en materia de accesibilidad a sus derechos. “Mientras nosotros no nos visibilicemos y no nos creamos de lo que somos capaces de hacer, la sociedad seguirá poniéndonos barreras”, consideró.

Una forma de integración

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César Heredia es un convencido de que el deporte es un gran aliado para empoderar a las personas con discapacidad y mejorar su calidad de vida.

Fue así como en enero de 2021, junto a un grupo de compañeros, se propuso levantar el equipo de baloncesto Centauros de Carabobo, fundado en 1980. “Cuando llegamos, el club estaba por el suelo producto de la crisis”, añadió.

Comentó que armaron el equipo y actualmente es el único club a escala nacional que cuenta con todas las categorías infantil, juvenil, femenino y masculino, de baloncesto adaptado a silla de ruedas.

“Me gustaría que las empresas privadas y las instituciones públicas voltearan su mirada al deporte adaptado. Aquí hay mucho potencial que en Venezuela podemos mostrar. La intención es que veamos más allá y busquemos el potencial de cada persona”, enfatizó.

Heredia puso a disposición su cuenta en Instagram @cesarheredia9 para aquellas personas que quieran comunicarse con él y colaborar con alguno de los proyectos orientados a darle mejor calidad a las personas con discapacidad motora.