Alcohol, sexo y lujos en vísperas del Mundial: qué se necesita para viajar a Qatar y cómo es la vida en Doha

Se espera que más de 1,2 millones de fanáticos visite Doha durante el Mundial de Qatar 2022.

 

 

 





Más de 1,2 millones de fanáticos de todo el mundo esperan con ansias el momento de viajar a Qatar, que hace más de una década fue designada sede de la Copa Mundial de la FIFA y lleva mucho tiempo preparándose para albergar la gran fiesta del fútbol. En menos de cinco meses, la ciudad de Doha será invadida por una gran cantidad de hinchas que han esperado cuatro años para volver a ser partícipes del prestigioso torneo de selecciones que por primera vez en la historia hace su desembarco en Medio Oriente. Desde el estado ubicado en el golfo pérsico han ganado terreno en el deporte más popular del planeta con ese mismo poderío económico que los ha llevado a un desarrollo estructural meteórico y asumieron el desafío de organizar uno de los eventos que más impacto genera a nivel cultural. Durante poco menos de un mes, un crisol de razas compartirá la experiencia de sumergirse al unísono en el mundo árabe. Llegar a este destino, sobre todo desde América Latina, puede resultar una odisea para quienes no están acostumbrados a los viajes maratónicos y en tiempos en los que el COVID-19 todavía marca el pulso del turismo. Además, aquellas personas que ya tengan garantizado su viaje o lo estén planificando, deben saber que este probablemente sea un Mundial diferente a los que se jugaron en Brasil o Rusia, donde el público tomaba el control total de las calles y el transporte público, o bebía alcohol a toda hora y en cualquier lugar.

Por Infobae

Viajar a Qatar desde Sudamérica es una travesía que probablemente dure más de 24 horas y tenga algunos contratiempos porque las regulaciones ligadas al coronavirus han complejizado aún más los trámites aeroportuarios, principalmente, a nivel internacional. Si bien la FIFA y el gobierno qatarí todavía deben anunciar cuáles serán los requisitos y los protocolos para ingresar al país durante el Mundial, hasta el momento se requiere tener el pasaporte vigente, certificado de vacunación contra el SARS CoV2 y –a los argentinos y visitantes de otros países latinos se le exige– un análisis PCR con resultado negativo hecho con hasta 72 horas de anticipación a la llegada al Aeropuerto Internacional de Hamad. Puede suceder que en Ezeiza, u otros puntos de partida, los empleados de las aerolíneas que chequean los documentos permitan iniciar el viaje con una declaración jurada del Ministerio de Salud de Qatar pero ese papel no tiene demasiada validez en la práctica. El PCR negativo es el que habilita a llegar a Doha y puede costar más de USD 150 en los aeropuertos de Europa que funcionan como destino de tránsito. Sin ese resultado, es imposible subir a los aviones que tienen como destino final Doha. Y, al menos por ahora, es obligatorio usar un barbijo quirúrgico descartable dentro de las aeronaves.

El tramo final del viaje probablemente sea a través de Qatar Airways, la aerolínea nacional del anfitrión del Mundial que es considerada una de las mejores del mundo y ofrece un gran servicio –a diferencia de su nación, sirve alcohol en sus vuelos– a sus clientes, desde la etapa de check-in hasta el desembarco. Los pasajeros empiezan a sentir la fiebre mundialista desde el video de seguridad antes del despegue, donde actúan el polaco Robert Lewandowski y la estrella brasileña Cafú. Incluso los folletos que se encuentran a bordo tienen muchas referencias y contenido promocional relacionado al evento.

Por otro lado, el gobierno qatarí emite un registro de viajero vinculado al coronavirus y los extranjeros deben descargarse una aplicación del Ministerio de Salud llamada Ehteraz, que entrega un código QR que funciona como visa sanitaria. Una vez en suelo árabe, es necesario mostrar el celular en prácticamente todos los lugares cerrados de concurrencia masiva, como el shopping o el metro, donde hay funcionarios de seguridad en los accesos que chequean que el QR esté de color verde para asegurarse que la persona está vacunada y no registra testeos positivos de coronavirus en los últimos días. Esta app es solicitada con frecuencia y envía notificaciones para funcionar en segundo plano. La mascarilla, en tanto, solamente es requerida en el subterráneo y los buses pero no en el resto de los establecimientos, donde sí puede haber controles de nivel fronterizo. Es habitual que se revisen bolsas, carteras y mochilas cada vez que se busca ingresar en hoteles o lugares muy concurridos. La seguridad en Qatar es extremadamente rigurosa y sus calles están conformadas por extravagantes y gigantescos edificios, todos equipados con cámaras que registran cada movimiento.

Hay guardias que patrullan sin parar cerca de las puertas de los edificios públicos y privados, aunque algunos no son fácilmente identificables. Una de sus frases que más recurrentes es ‘Not allowed’ (”No está permitido”) ante cualquier acción que puede romper con las órdenes que deben cumplir. No dan margen a ninguna burla al sistema establecido, no existe el sentido del humor en ese sentido, lo normal en un país con un fuerte componente religioso involucrado en sus legislaciones. La gran ventaja es que Qatar es extremadamente seguro. Prácticamente no hay delitos violentos. Los criminales de turno son enviados inmediatamente a un centro de detención y llevados ante un juez a la mañana siguiente, pero son casos aislados.

 

Las regulaciones ligadas al COVID-19 han complejizado aún más los trámites aeroportuarios (Foto: REUTERS)

 

La arquitectura, por cierto, es fascinante. Sus monumentales edificios incorporan formas geométricas, diseños tradicionales y elementos del paisaje del país, donde hay una mezcla perfecta entre obras contemporáneas y tradicionales. El boom de la construcción no se detiene y la abundante cantidad de obras exponen ese constante crecimiento que los ha llevado a montar una ciudad vanguardista y organizar un evento deportivo que marcará un antes y un después en la historia porque será diferente. Era difícil pensar que Qatar podía albergar una Copa Mundial de la FIFA sin ser una potencia futbolística o un centro turístico, con un territorio de dimensiones muy pequeñas con respecto a sedes pasadas. El calor extremo incluso obligó a la FIFA a cambiar por primera vez la fecha del torneo a noviembre y diciembre, lo que interrumpirá varias de las ligas más importantes. Pero tan pronto como recibió la noticia del organismo rector del fútbol mundial, Doha empezó su gran transformación. Todos los preparativos necesarios en términos de infraestructura están listos a falta de cinco meses antes para primer partido.

Sus residentes –en su mayoría musulmanes– emanan entusiasmo y ansiedad por ver a las grandes estrellas del fútbol batirse a duelo en sus fastuosos estadios, como también una estimable hospitalidad a la hora de ayudar a los visitantes. Muchos van a apoyar a la selección local pero también eligen a Brasil y Argentina por sobre los europeos. Qatar está repleto de trabajadores extranjeros, incluso los puestos de prestigio en las grandes corporaciones son ocupados por occidentales, en su mayoría estadounidenses, europeos y australianos. Y hay muchos extranjeros que permanecen en el país con un permiso de trabajo que se puede obtener solo si un ciudadano local lo avala. En general, las personas son reservadas pero extremadamente amables, habitantes de una nación con una prolijidad extrema y respetuosos al máximo de su legislación conservadora, un factor que ha generado preocupaciones con respecto al normal progreso de la Copa del Mundo.

Una de las cuestiones que más dudas genera en los hinchas es cómo será la venta y el consumo de bebidas alcohólicas en un evento que es patrocinado por la cerveza Budweiser desde la edición de 1986. Mientras la empresa Anheuser-Busch InBev negocia con la organización para comercializar su producto, al menos en los estadios, la sobriedad de Doha parece inalterable. Hay góndolas en los supermercados que contienen botellas de apariencia etílica pero alcanza con acercarse para leer “0,0% alcohol” o “100% alcohol free” en sus etiquetas. Gran parte de los restaurantes, sobre todos los que están en el mercado de Souq Waqif –un paseo gastronómico y comercial tradicional que está ubicado en el Downtown–, tampoco ofrecen bebidas alcohólicas en el menú. Son muy pocos los establecimientos que tienen permiso para vender (solamente a personas adultas no musulmanes) un producto que está fuertemente arraigado en el folclore mundialista, y una botella o un trago pueden ser muy costosos para los sedientos fanáticos que probablemente alienten a sus equipos dentro de una atmósfera más moderada con respecto a años anteriores.

El alcohol está disponible en Qatar, pueden encontrarlo en algunos hoteles, restaurantes y bares. No es parte de nuestra cultura, sin embargo, estamos seguros de que habrá una experiencia satisfactoria para todos los fanáticos. Para aquellos que quieran beber una cerveza durante el partido, habrá áreas designadas además de los hoteles, bares y restaurantes que ya tienen alcohol. Y aquellos que quieran una experiencia mucho más familiar, también van a tener la chance de hacerlo. Hay hinchas que esperan beber alcohol pero también, debido a la ubicación geográfica de Qatar, existe un nuevo mercado al que la FIFA busca llegar en esta región, donde culturalmente se disfruta del fútbol de otra forma. Nuestro trabajo es garantizar una buena experiencia para todos”, dijo Fatma Ali Al Nuaimi, directora de comunicaciones del Comité Supremo de Entrega y Legado (SC) –uno de los organismos que forman parte del Comité Organizador del Mundial–, en una charla llevada a cabo en el Estadio Al Janoub de la participó Infobae. Todo indica que habrá puestos de bebidas alcohólicas en espacios cerrados dentro de los estadios para quienes ya hayan pasado los primeros controles de acceso satisfactoriamente.

 

Fatma Ali Al Nuaimi, directora de comunicaciones del Comité Supremo de Entrega y Legado (SC), despejó dudas sobre el Mundial.

 

Es ilegal intentar ingresar a Qatar con alcohol en el equipaje y el consumo de este tipo de bebidas, como también estar ebrio en la vía pública, son delitos que pueden ser penados con prisión, multas o la deportación inmediata. Desde la organización confían en que los hinchas van a adaptarse a las normativas como ya lo hicieron hace un par de años los fanáticos del Liverpool de Inglaterra, Flamengo de Brasil y Monterrey de México durante la disputa del Mundial de Clubes 2019. En aquella oportunidad, unos 60.000 aficionados habituados a beber durante los partidos tuvieron que pagar entre 15 y 20 dólares una pinta de cerveza en los bares cercanos al Fan Zone que se instaló detrás del Doha Golf Club, a unos 12 kilómetros al norte del Estadio Internacional Khalifa, cuando habitualmente vale entre 5 y 7 dólares. Un trago de whisky en el Hotel Intercontinental puede valer unos 28 dólares y la cerveza ahí se consigue a partir de 15 dólares. “Fue una prueba inicial pero nos mostró cómo podemos llevarlo adelante. Actualmente ya se venden paquetes de hospitalidad para los partidos y se pueden comprar alcohol incluido. La cerveza en los estadios lógicamente será más costosa que en los bares locales”, agregó un miembro del Comité en la charla. Su razonamiento es simple y básico: menos alcohol significa menos violencia.

Aunque las bebidas alcohólicas pueden ser muy costosas en Qatar, uno de los países más ricos de su región, esto solamente es porque se trata de un bien escaso. En la lujosa ciudad de Doha la opulencia no se traduce en lo más mínimo a los precios. “La gente piensa que, como Qatar es un país rico, esta será la Copa del Mundo más lujosa y costosa de la historia, y que solamente la gente que tiene mucho dinero puede venir. No es verdad. En las experiencias que tuvimos, hemos intentado identificar a todos los tipos de aficionados, con diferentes presupuestos. Y esto refleja en todo, incluso en las opciones de alojamiento, la gente también puede quedarse en departamentos, residencias, cruceros. Nos queremos asegurar de que haya opciones para todos los presupuestos. Y cuando comparamos los precios de los tickets, hay gente que se queja de que son caros pero al mirar las categorías siguen igual que en ediciones anteriores o tienen un aumento lógico de inflación. Los paquetes de Qatar Airways, comparados con otras aerolíneas, son los más baratos. Han anunciado vuelos chárter desde Emiratos Árabes, Arabia Saudita o Kuwait, lo que puede ser un gran beneficio para muchos fanáticos que ya poseen tickets. Todo lo que necesitan los fanáticos para venir aquí pueden encontrarlo acorde a diferentes presupuestos. Hemos prometido que será una Copa del Mundo accesible para cualquiera”, aseguró Fatma Ali Al Nuaimi.

Los hospedajes puede que no resulten del todo baratos en un país que sumará 4.000 habitaciones en dos cruceros atracados en el puerto de Doha. Todos los establecimientos llevan un control de sus huéspedes y los fanáticos con tickets para los partidos son los tienen la prioridad al momento de reservar en la agencia oficial de Qatar 2022. La próxima fase de venta de entradas que lanzará la FIFA es el 5 de julio y es por orden de llegada. A diferencia de las etapas anteriores, que funcionaba con una adjudicación aleatoria, esta vez los aficionados tendrán que ser rápidos y concretar la compra esa misma jornada. Desde la organización recomiendan que la gente sin tickets no viaje al Mundial. Incluso, los boletos se vinculan directamente con la información hotelera y con el Fan ID, lo que los convierte en intransferibles –solamente pueden ser transferidas en la plataforma oficial de reventa de la FIFA, que aún no está habilitada– y le permite a las autoridades tener un control total en la cantidad de personas que lleguen al evento y la ocupación hotelera.

La intención de los organizadores es respetar a raja tabla el cupo establecido en los departamentos o habitaciones. No obstante, la privacidad de los hinchas se respeta. Difícilmente haya castigos para quienes tengan sexo fuera el matrimonio, como informaron algunos medios ingleses. Los encuentros sexuales serán difíciles de controlar. La realidad es que mientras una persona no rompa ninguna regla, las autoridades competentes no van meterse en su vida. “Nadie va a pedir certificado de matrimonio ni revisar las camas. La Policía no va a ir habitación por habitación a ver quién está casado”, comentó alguien del Comité Organizador al charlar sobre el tema. “Aquí solamente se exige respeto por las normas, como si alguien desconocido fuera a tu casa. Nadie abre la heladera en una casa ajena”, agregó una autoridad de uno de los estadios en el mismo diálogo durante una actividad en Doha. Y si bien en los accesos a algunos lugares públicos, como por ejemplo un shopping, se aclara que no están permitidas las “muestras de afecto”, también puede suceder que se vea a las personas abrazarse ocasionalmente o caminar de la mano.

 

Gran parte de los restaurantes, sobre todos los del mercado de Souq Waqif, no ofrecen bebidas alcohólicas en el menú.

 

Los traslados no van a ser nada costosos. No es recomendable moverse a pie porque prácticamente no hay veredas, Doha no está pensada caminar grandes distancias. Hay que usar el transporte público o vehículos particulares. De los ocho estadios que van a usarse en el Mundial, cinco están dentro de Doha y solamente tres en las afueras de esta ciudad pero a poca distancia. La longitud entre el estadio más al norte y el más al sur es inferior a 70 kilómetros. Por primera vez no será necesario volar de ciudad en ciudad o hacer largos trayectos para los partidos, incluso la FIFA apunta que los fanáticos podrán ver más de un espectáculo por día. Sus gigantescas autopistas, señalizadas en inglés y árabe por igual, rara vez se ven congestionadas en un país desbordado de automóviles, donde el costo del combustible es tan bajo que sus dueños dejan el motor y el aire acondicionado encendido en los estacionamientos privados cuando hace demasiado calor.

Aunque no es recomendable alquilar un auto en Qatar. Los taxis y aplicaciones de movilidad funcionan a la perfección y cuestan casi lo mismo que en Sudamérica. Además el sistema de metro es muy avanzado y conducir un vehículo particular implica tener mucho cuidado con las multas o lidiar con la búsqueda de estacionamiento. Un pase diario de metro cuesta USD 1,6 y permite moverse libremente por las distintas líneas que componen el circuito que conecta a todos los puntos de la ciudad. El metro es muy veloz, se demoran muy pocos minutos en llegar a destino. Los fanáticos además pueden aprovechar los beneficios de la Hayya Card, una versión nueva y exclusiva del Fan ID que la FIFA instauró para los Mundiales, que es fundamental en esta edición porque es un documento necesario que los extranjeros puedan ingresar a Qatar durante el torneo. Esto también les va a otorgar viajes gratuitos en metro y en autobús para poder desplazarse entre una sede y otra, lo implica un gasto diario menos.

“Creemos que el Metro es la mejor opción. Hicimos mucha campañas a nivel local para alentar a la población a usarlo junto al resto del transporte público. Hay algunos estadios que no están conectados con la red de metro, como Al Bayt, que alberga el partido inaugural, pero allí se puede llegar en bus. Estas cuestiones de cómo llegar a los estadios ya han sido probadas muchas veces, como también el manejo de las multitudes, el tráfico. Por ejemplo, en la avenida Al Corniche, que va desde el Sheraton hasta el 974 Stadium, realizamos tres grandes tests. Un 70% de los transportes fueron usados durante la Copa Árabe de la FIFA, lo que fue uno de los eventos de prueba para el Mundial”, apunta Fatma.

Alimentarse durante el Mundial tampoco va requerir mucho dinero, aunque sí hay que acostumbrar el paladar a los sabores picantes o ácidos que ofrece su gastronomía inspirada en el Levante del Líbano, Chipre, Siria, Jordania y Palestina, entre otros países de la región. Qatar tiene mucho que ofrecer en su escena culinaria. Un almuerzo al paso puede costar entre USD 10 y 15 en los centro comerciales de la zona de West Bay, donde están los rascacielos más altos del país. En cambio, una cena con entrada y plato principal puede llegar a valer entre USD 25 y 30, y mucho más en caso de que sea acompañada por una bebida alcohólica. En cualquier caso, se puede pagar con tarjeta de crédito prácticamente en cualquier lugar.

 

En Doha ya está en marcha la cuenta regresiva para el inicio del Mundial (Foto: REUTERS)

 

Doha se presenta como una ciudad moderna en la que conviven personas de distintos lugares del mundo, principalmente de países asiáticos, y donde todos serán bienvenidos a partir del 21 de noviembre, cuando comience la gran fiesta del fútbol. Una celebración que tiene a Qatar ansiosa por brindar su hospitalidad ante los hinchas en un festejo que probablemente se vea limitado al fervor exclusivo de los estadios o los Fan Zone elegidos por las autoridades locales. Cualquier signo de desorden público será corregido de inmediato. “No tenemos ninguna preocupación en recibir a fanáticos de cualquier nacionalidad. Todas nuestras fuerzas de seguridad fueron capacitadas e hicieron observaciones de Mundiales previos, estuvieron en Brasil y Rusia. Tenemos acuerdos con agencias de seguridad de todo el mundo. Es decir, saben como lidiar con diferentes culturas, diferentes hinchas, de distintas partes del mundo”, advirtió Fatma Ali Al Nuaimi ante la llegada de más de un millón de turistas, casi la mitad de su población actual.

La próxima Copa Mundial de la FIFA promete ser una experiencia inédita para los fanáticos, que van a instalarse en la sede más conservadora y religiosa de todos los tiempos. “Quiero que todos se lleven una mejor imagen y un mejor entendimiento sobre esta región, porque siempre la gente tiene prejuicios. Al recibir a fanáticos, equipos y periodistas de todo el mundo podemos mostrar nuestra hospitalidad, para que se lleven buenos recuerdos. Ese es el mayor beneficio de ser anfitriones de semejante evento”, apuntó la portavoz del Comité Supremo de Entrega y Legado (SC).

Con los estadios prácticamente listos, el foco se ha posado sobre los hinchas y su desembarco en un país que se mueve a su ritmo y bajo sus propias reglas. La mesa está servida y tiene todo lo necesario, a pesar las fuertes críticas que han surgido y seguirán apareciendo. En Qatar esperan con los brazos abiertos a todos aquellos que estén dispuestos a conocer una cultura diferente desde el respeto. Ya no mantienen un perfil bajo ni actúan detrás del telón, quieren ser reconocido por lo que son y presentarse al mundo a su manera. Su desafío será cerrar la brecha entre sus costumbres y el carnaval futbolístico que les espera a fin de año. En un país que no tiene escasez de dinero y se aferran a su orgullo nacional, se llevará a cabo un Mundial que no tendrá comparación alguna con lo que hayamos visto antes.