Las consecuencias para la salud del mal neurológico que padece Brad Pitt

Foto: Frazer Harrison/Getty Images

 

En 2013, Brad Pitt reveló durante una entrevista que padece prosopagnosia o ceguera facial, una patología que provoca, según confesó, que todo el mundo lo creyera una persona demasiado pretenciosa o, bien, alguien a quien no le importaban los demás. Sin embargo, lejos de ser un comportamiento, se trata de una patología neurológica que, pese a ser considerada como “muy poco frecuente”, afecta hasta un 2% de la población mundial, según algunos estudios.

Por Infobae





“Hay tanta gente que me odia porque piensan que les estoy faltando el respeto. Hubo un año en el que dije: ‘Este año, voy a hablar de eso y decirle a la gente: ‘OK, ¿en dónde nos conocimos?’. Pero solo empeoró. La gente estaba más ofendida…”, admitió la estrella de la pantalla grande. “La gente te dice: ‘Estás siendo egoísta, estás siendo engreído’. Pero la verdad es que para mí es un misterio. No puedo captar una cara y, sin embargo, yo vengo de una formación con un punto de vista de diseño/estética. Me haré unos estudios”, confesó a la revista Esquire.

Más allá de los estudios que afirmó realizará, los síntomas que describe el actor coinciden con la enfermedad neurológica llamada prosopagnosia, también conocida como “la ceguera de rostros”. Esta es una forma de agnosia (incapacidad de procesar información sensorial) visual que fue identificada por el neurólogo Joachim Bodamer, en 1947. En ese momento, el especialista estudió a un hombre de 24 años que había sido herido de bala en la cabeza. El joven sobrevivió, sin embargo era incapaz de reconocer a la gente que lo rodeaba.

Es un cuadro clínico muy poco frecuente que ocurre cuando se afecta una parte del cerebro que tiene la tarea especifica de reconocer rostro familiares, que no es un rostro cualquiera. Tiene un localización cerebral, en la corteza occipital, que es la parte de atrás del cerebro, se encarga de la visión, hay una pequeña porción de esta corteza, en general en la mayoría de la gente es la porción derecha, que reconoce los rostros”, afirmó a Infobae el doctor Roberto Rey, Jefe de Neurología Sanatorio Finochietto (MN 65626).

En ese sentido, la neuróloga María Cecilia Fernández, Jefa sección Trastorno de memoria y conducta del Hospital Italiano de Buenos Aires (MN 109575), agregó: “A las agnosias se las define como falta de conocimiento y dentro de las agnosias es una falta de conocimiento de la función visual. Es decir que la prosopagnosia es el desconocimiento de los rostros. Entonces se trata de una enfermedad o un déficit que nos incapacita o dificulta reconocer rostros humanos”.

Según los expertos, esta incapacidad de reconocer caras también puede observarse, en algunos casos, sobre el mismo rostro del paciente. Es que, pese a que pueden identificar las distintas partes que conforman el rostro, como son la nariz, los ojos o la boca (por nombrar algunos), no alcanza a conformar el rostro en su totalidad.

“Esta patología es muy poco frecuente, se podría decir que afecta a menos de 1 persona por cada cien mil. Y que ocurra por una falla una parte determinada del cerebro por una razón primaria, es casi hipotético. O sea, es una patología de excepción, que se puede dar en el contexto de una lesión cerebral mayor, pero que queda diluida dentro de un cuadro más severo”, profundizó Rey, quien además se desempeña como profesor de Neurología en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Asimismo, Fernández, quien además es profesora Instituto Universitario del Hospital Italiano, explicó que “en la Argentina no se conocen los datos de incidencia o estadísticos, pero no es una enfermedad que tenga una alta prevalencia, al contrario”; al tiempo que afirmó que los síntomas pueden resumirse en que “la persona desconoce rostros familiares a pesar de que puede reconocer el color de pelo o si tiene anteojos, por ejemplo. Muchas veces distinguen si es hombre o mujer o si tiene alguna expresión facial, pero no es capaz de reconocer quién es la persona”.

Actualmente se conoce que existen dos tipos de prosopagnosia: la congénita y la adquirida. La primera, también conocida como del desarrollo, viene desde el nacimiento y se debe a una interrupción en la comunicación entre diferentes partes del cerebro, por lo que el individuo no desarrolla adecuadamente la capacidad de reconocer rostros. Mientras que la adquirida se debe al daño en el lóbulo temporal occipital, ya sea por accidentes cerebrovasculares, hemorragias y tumores, entre otras situaciones; y se encuentra con mayor frecuencia en adultos.

Cuando es adquirido, que uno conocía los rostros y dejó de conocerlos, la persona, lógicamente, se da cuenta que lo padece. Sin embargo, cuando es un proceso, que es congénito, que la persona nunca supo cómo eran los rostros y puede que haya alguna deficiencia o algún desconocimiento, no es tan sencillo. Hay un término que se llama anosognosia, que es el desconocimiento de las enfermedades o que uno ignora que tiene un problema, un padecimiento. Y muchas veces la anosognosia viene de la mano de otras agnosias, como en este caso de la prosopagnosia”, remarcó Fernández.

En ese tono, Rey señaló en este punto que “las personas que lo padecen no son conscientes, la patología la identifican los demás. Quien tiene esta patología puede identificar al ser conocido, al cual no le reconoce la cara, por cómo habla, como se mueve o por un sombrero”, dijo el experto haciendo referencia al libro publicado por el neurólogo Oliver Sacks, en 1985. Titulado como “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”, el especialista resaltó la situación que estaba afectando la relación de una pareja y que, lejos de ser una cuestión personal se trata de esta patología.

En palabras del experto, los allegados de quienes cuentan con esta patología son los que alertan sobre esta situación. “‘Mi pareja no me reconoce, pero cuando le hablo, sí lo hace’, es una de las frases que pueden llevar a una persona a la consulta”, destacó el neurólogo al advertir que “los pacientes no suelen decir a todos que tienen esta patología”.

Sobre el tratamiento, Fernández explicó que es esencial conocer cuál es la causa de la patología. “La mayoría se llaman prosopagnosis adquiridas, es decir que es debido a algún traumatismo de cráneo o alguna lesión vascular, por ejemplo un ACV o lesiones isquémica, o en las enfermedades degenerativas. Las demencias, por ejemplo, pueden manifestarse con este tipo de afección o de síntomas dentro del otro conjunto de manifestaciones cognitivas”, resaltó la experta del Hospital Italiano.

En la mayoría de los casos no hay cura”, señaló la neuróloga y agregó: “Cuando es debido alguna lesión, a veces vascular o traumática, espontáneamente puede haber alguna mejoría, pero cuando es la forma neurodegenerativa, es decir asociada demencias, o la forma congénita, en general no tienen cura. Lo que se puede hacer es entrenar a la persona, que muchas veces intuitivamente ya lo hacen, en reconocer, por ejemplo, el color de pelo, el tono de la voz, el tamaño, la altura y un montón de características que no son parte de la agnosia de la cara”.

Por último, ante la consulta de Infobae sobre la capacidad del cerebro en “reparar o compensar” las funciones perdidas gracias a la plasticidad neuronal, Rey explicó que “lo que se puede reparar se repara. En un cuadro agudo reciente puede modificarse o compensarse con el tiempo. Incluso, es la plasticidad neuronal la que, recurriendo al sombrero, los olores y otras características, logra reconocer al otro”.

La plasticidad neuronal puede ser por reducción (de la falencia o falla) o compensación, ya que compensa el reconocimiento del rostro con otras habilidades, como son el oído o el olfato”, afirmó el experto del Sanatorio Finochietto, quien detalló que en la reducción puede encolumnarse aquellos que pueden haber recibido un golpe, por ejemplo, y que por éste padecen esta situación, pero que “después de par de semanas desaparece y eso son mecanismos de cicatrización”.

Por último, Rey recalcó que esta patología es muy poco frecuente. “Es muy rara, hay mucha gente que puede pensar que tiene esta enfermedad por olvidos, pero muchos son benignos o son fallas de atención. Incluso, hay gente que desarrolla más su memoria visual y no la de los nombres, puede que aparezca alguna falla en el reconocimiento de la cara con barbijo, no esto es prosopagnosia”.