Alberto Borregales: Inmanencia y Cuerpo sin Órganos. Devenir Rizoma de la Sociedad

Alberto Borregales: Inmanencia y Cuerpo sin Órganos. Devenir Rizoma de la Sociedad

 

Al llevar a cabo una genealogía de nuestro malestar en la “cultura política”, constatámos la magnitud de la metástasis cancerígena que inunda el Cuerpo “Social”.





Sin duda, asistimos a un agotamiento radical, a un desmoronamiento generalizado de un paradigma insustanciado, esquelético, “jerárquico”, impotente y castrado; también, disecado, sin flujos, sin movimiento, petrificado y momificado, ni siquiera es ya un círculo vicioso. Es una especie de meta-nihilismo, distopía cuyo espejismo ha fragmentado la representación de la “realidad”.

Son figuras ausentes en “sí mismas”, rodeadas de una catacúmbica zona de bienestar que se percibe iluminada de antorchas, cuyas sombras solo reflejan la abundancia de oscuridad que parece, solamente, sobrevivir en “ellas”.

Claro, al mejor estilo de la Caverna Platónica del discípulo predilecto de Sócrates: Platón.

La noción de “República” entra en crisis como “razón” de Estado ante una engominada y babosa sustancia tanática, cuyo posión venenosa va carcomiendo rapidamente el tejido “social”.

Sociedad a la deriva, psicótica, neurótica, paranoica, enferma en diversidad de patologías reduccionistas, reactivas, disociativas que lo único que deja entrever en ese margen o linde es un abismo enmascarado de zona de “bienestar”, muy al estilo en las planteadas en una serie televisiva extraordinaria denominada The Twilight Zone, forma de imagen traumática en pantalla chica que nos aproximaba a una verdad como re-presentación entre el mundo real y el mundo ficcional.

Ese “tumble“, verbo categórico en inglés que indica “Caer de manera impotente”, “desplomarse”, “caerse”; “caer o rodar poniendo un extremo sobre el otro”; “tirarse por todas partes, dar tumbos”; también, “derramarse” o “desparramarse” en forma confusa o desordenada, salir en desorden; hacer maromas, dar saltos o cualquier tipo de bufonada monárquica frente a un “caudillo”, un inmundo perfil de algún personaje mesiánico, “supremo”, o también de una figura destartalada por el por-venir inalterable de la mismidad, la “identidad”, la rutina y la costumbre como forma viciada y fragmentada de una “secretaría general”.

El paradigma se presenta obsoleto, caducado, se resiste al cambio; ya muerto quiere seguir deambulando, aniquilando, defenestrando, implosionando en su vaciedad, y con esa figura insípida, incolora, mendiga, morbosa, zoofílica, porno-mortuoria, pederasta, pedofílica, a toda costa seguir detentando u “poder” que solo conduce a su propia autodestrucción. Que valentía en prosa la narrativa del Marqués de Sade y Leopold -Masoch que en épocas de tanto prejuicios morales, escribieron sus Obras, como por ejemplo: “Filosofía en el Tocador” del primero, y, Las Venus de las Pieles, el segundo; que luego Freud, perseguido por la máquina barbárica “nacional-socialista”, designaría psico-clinicamente como sadismo y masoquismo, malestar que en épocas anteriores inundaban la realeza, los principados, los espacios victoreanos, la posterior alta burguesía, hoy inexistente en una esfumada clase Media y manipulada en una subalternidad no ya llamada proletaria, sino, lumpen-“proletaria”.
La misma que dirige La Nación venezolana en este tiempo “presente”, ya sin pasado y sin futuro.

La misma que se solidifica en el abismo como casta cabrona y chula, la misma que se reinventa en la transparencia del mal y en una era del vacío, por citar a Jean Baudrillard y a Gilles Lipovetzski y reforzar con Paul Virilio en su categórico trabajo socio-filosófico Estética de la Desaparición.

Casta entela-arañizada en los sepulcros de una “política” zombie, cosificada, sin rumbo fijo hacia la deriva infinita de una entropía cuyo mecanismo es el sin-sentido de una “racionalidad” enclenque y fétida.

El Paradigma según Thomas Kuhn.-

En “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, Kuhn escribe lo siguiente:

“Así pues, los paradigmas no solo resuelven problemas que no se sabía como atacar, sino que prometen resolver otros muchos por vías similares y ponen a trabajar a los científicos de manera coherente sin necesidad de reglas explícitas. La aceptación de los mismos paradigmas induce no sólo un modo común de seleccionar y afrontar los problemas, sino, (…) como se debe satisfacer el mundo para que tal sistema deba funcionar”.

Inmanencia.-

¿Qué es la inmanencia?

La inmanencia es un mismo “proceso de producción” para producto y productor, “máquina abstracta” o “fábrica”; el acontecimiento en que comunican todos los acontecimientos; sustancia spinozista como “informal puro en el que las formas se crean y deshacen, no “la individualidad fija del Ser infinito”.

La inmanencia es una multiplicidad existente en sí misma, cuyo auténtico sujeto son las singularidades impersonales y pre-individuales, partículas de la vida no-orgánica. La inmanencia es un Absoluto, pero que no es ni indiferenciado ni trascendente. La inmanencia es productiva desde el principio, la inmanencia es fuerza, inquietud: la productividad es inmanente. La inmanencia es causa, pero una causa que no unifica, que es coextensiva a lo que causa, que se integra y diferencia en su efecto.

Para la inmanencia no hay necesidad externa, no hay causa externa, no hay fuerza externa, no hay evaluación externa; la productividad no es añadida, la multiplicidad no se superpone a una identidad previa. No hay, pues, nada esencialmente negativo en la inmanencia, ya que las singularidades son afirmaciones, las fuerzas son afirmativas, las selecciones son afirmaciones de las singularidades.

Dirá Gilles Deleuze que lo negativo, lo que no afirma a la inmanencia es el “hombre” que no sabe componerse para crecer y hacer crecer, el hombre que instaura la trascendencia, siendo ésta, dirá Deleuze con dureza y afinque la “enfermedad europea”.

Pero no solo la enfermedad europea, la enfermedad en sentido estricto de latinoamérica en su diatriba “política”, en ese callejón sin salida panóptico mental que conduce al globo terráqueo a su Gran Encierro, a una forma de “sociedad” neurótica carcelaria sin flujos en sensaciones, intensidades, sin inmanencia en reciprocidad, hueca, abismal; o como diría Nietzsche, sin Voluntad de Poder.

Al dejar de ser afirmativa, se traduce en negativa y se “sustancia” sobre valores subalternos, mezquinos, egocentrista, narcisista, misogénica “centrista”, tanática.

Cuerpo sin Órganos.-

En la singularidad del cuerpo se traduce en las sensaciones, los afectos, las intensidades, los pliegues de la piel, el aparato de sensibilidades, los sentidos, el olfato, la audición, la vista, el tacto, el gusto y sus multiplicidades derivativas en acontecimiento de sabores.

Se tiene uno o varios, es pre-existente, es pre-individuado. No puedes desear sin construir uno, es una experimentación que espera sin desesperarse, habita en cada uno de nosotros, es un ejercicio, no es hecha sino en el mismo momento que la emprendas, puede ser terrorífico si no la sabes gobernar y puede conducirlos a la muerte.
No es una noción ni un concepto, más bien es una práctica, un conjunto de prácticas.

Para los presocráticos era el cuidado de sí mismo o el gobierno de sí.

El CsO está secuenciado en la pre-individualidad como acontecimiento y solo emerge como partícula de un vacío hacia la individualidad como sensación e intensidad para desaparecer del plano existencial.*

* Revisar: “¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos?”
Gilles Deleuze/Félix Guattari.

Devenir.-

Los devenires, es lo más imperceptible, son actos que sólo pueden estar contenidos en una vida y que solo pueden ser expresados en un estilo.

Rizoma.-

En el trabajo de Deleuze y Guattari Mil Mesetas se esboza esta figura contrapuesta a la estructura arbórea.

No es jerárquica, no posee niveles, no se enraiza, rompe con lo binario y dicotómico; tampoco es trascendental, se desarrolla de abajo hacia arriba expandiéndose horizontalmente, no depende de nada y solo se relaciona positivamente en aumento de su potencia de manera afirmativa; rizomática es que lleva a cabo alianzas productivas, multidisciplinarias, heterogéneas, heterodoxas, polifónicas, plurales, inscribe la diferencia en el pensamiento.

No está sujetada a nada, funciona emancipadamente por sí misma, crea ventanas donde antes había pared, es genealógica y arqueológica; interroga todo aquello que aún no siendo todavía se han convertido en lo que son, no le interesa quién lo dice, sino cómo lo dice, es producción positiva de lenguaje sin sujeto.

Está notoriamente en contra-producción a lo dialéctico, a lo metafísico, a lo trascendental, a la semejanza y a la mismidad. No tiene origen ni final, sólo tránsito.

Está conformada en 6 Principios:

– Principios 1° y 2°. De conexión y de heterogeneidad.
– Principio 3° de Multiplicidad.
Principio 4° de Ruptura asignificante, y
– Principio 5° y 6° de Cartografía y Calcomanía.

La Máquina Abstracta de Flujos Positivos Imperial vs La Máquina Despótica Totalitaria Negativa.

Sólo se edifica Rizoma en Alianzas Afirmativas, Positivas y Activas; el Rizoma no existe como “alianza” negativa, reactiva, reductiva.

Las “conexiones” entre una máquina despótica totalitaria o neo- barbárica o salvaje que violenta los Derechos Humanos, no edifica en beneficio y libertad de Presos Políticos, que ex-propia y no construye, que destroza los cimientos de la salud, la educación, los servicios públicos, la familia, la religión; es persecutoria, injusta, criminal y narco- delincuencial, intransigente, obesa, con carencias de afectos y demanda de atención egocentrista y neo-cadavérica narcisista, se traduce en destructiva con su entorno y consigo misma, “vive” de la apariencia, la maniobra, es panoptista, trabaja con el engaño, la apariencia y goza con la mentira, la proyecta, hace transferencia a lo social y genera hecatombe subjetiva, desfigura el rostro de lo socio- cultura, esparciendo miseria, inestabilidad emocional y vértigo generalizado en las zonas psíquicas de la población, el territorio y la Nación.

Tanto es así que se hace improductiva, paranoica, neurótica y misógena en sus “estructuras” que antes eran organizativas, disciplinarias en lo axiológico y productivas en el quehacer social y político de una República.

La Máquina Despótica es hueca y solo funciona haciendo metástasis todo lo que toca.

Dirá Deleuze en “Micropolítica y Segmentaridad” que “si el fsscismo es peligroso se debe a su potencia micropolítica o molecular, puesto que es un movimiento de masa: un cuerpo canceroso, más bien que un organismo totalitario.


Alberto Borregales es licenciado en Letras