Carlos Ochoa: Protestas sin respuesta

Carlos Ochoa: Protestas sin respuesta

En Venezuela se producen protestas permanentemente por distintos motivos, las más recientes de los maestros, personal de la salud, docentes y trabajadores administrativos de las golpeadas universidades, visibilizan un conflicto que hay que entenderlo como parte de  la crisis sistémica de la política y de la poca voluntad de los políticos para acompañar esas protestas para integrar esos relatos a la agenda política del cambio que requiere priorizar el campo opositor urgentemente para no perder la poca credibilidad que le queda y del lado del gobierno para darle respuestas y soluciones a las justas demandas de los sectores que expresan su indignación y son ignorados.

En la oposición no existe acompañamiento a las luchas sociales en este momento porque los dirigentes andan más ocupados y preocupados con el tema de unas supuestas primarias para escoger un represante de los partidos para una hipotética elección en 2024, que no mueve a la mayoría descontenta con Maduro, a la acción y la participación para removerlo, con una política que no visibiliza el drama social que tiene escindido al país, no por la ideología sino por el bolsillo, mientras un porcentaje creciente pero minoritario de la población tranza sus ingresos con el dólar, por vía de prestación de servicios, remesas familiares o emprendimientos comerciales, los millones de empleados, pensionados y beneficiarios del populismo a través del sistema patria, literalmente se están muriendo de mengua y con ellos el sistema de salud público, educativo, comunicacional, eléctrico, hidrológico y de seguridad regional con las policías y los funcionarios militares que supuestamente con los puestos de control nos resguardan de la delincuencia.

Con respecto a los puestos de control donde se denuncia que algunos, porque no pueden ser todos, incurren en practicas de matraqueo a transportistas y viajantes por el territorio nacional hay que preguntarse cuál es la razón de esta aborrecible conducta y la respuesta es que las policías y los militares  sufren con sus familias la tragedia de todos los funcionarios de ministerios, gobernaciones, alcaldías, institutos del estado, sus salarios son en bolívares, que resultan insuficientes para sobrevivir en una economía de facto dolarizada, esto no justifica la matraca en ningún caso que tiene que ser denunciada y castigada, pero como la campaña mediática  señala al funcionario y no a su empleador como responsable, aplicando el dicho que la soga se rompe por lo más delgado, se está haciendo leña con el árbol caído, olvidando a quién envenenó sus raíces para hacerlo caer.





Aquí todo el mundo tiene que asumir sus responsabilidades, la oposición por darle la espalda a la sociedad civil en sus justos reclamos disociándose del descontento mayoritario   y el gobierno de Maduro por no atender y hacerse el loco con el drama social desviando la atención como táctica para su estrategia de sobrevivencia.

Esta aparente calma que algunos señalan, el agotamiento y hasta rechazo a la política y a la credibilidad de la dirigencia de ambos bandos es la consecuencia de ignorar a la sociedad civil que se está organizando para luchar por sus derechos sin mucho cálculo político ni acompañamiento, es muy posible que de allí y no de los partidos surja la Venezuela del cambio y cerremos un capitulo lleno de errores e inconsecuencias, a menos claro está, que los políticos asuman la política como una practica de construcción de civilidad y defensa de derechos consagrados por las leyes, acompañando a las víctimas que somos la mayoría.