El misterio detrás de la última voluntad “blindada” del duque de Edimburgo

El misterio detrás de la última voluntad “blindada” del duque de Edimburgo

En esta foto de archivo tomada el 16 de junio de 2012, el príncipe Felipe de Gran Bretaña, el duque de Edimburgo saluda mientras observa a las tropas pasar frente al Palacio de Buckingham después del desfile del cumpleaños de la reina, ‘Trooping the Color’ en el Horse Guards Parade en Londres. (Foto de LEON NEAL / AFP)

 

 

 





En septiembre de 2021, la Alta Corte británica determinó, en una audiencia a puerta cerrada, que el testamento del príncipe Felipe, duque de Edimburgo , fallecido en abril de ese año, permanecería sellado por 90 años.

Por QUIÉN

La razón, según se reveló, fue para proteger la “dignidad” de su viuda, la reina Isabel, y de otros miembros de la familia real.

No es poco común que esto suceda; los documentos que detallan la última voluntad de alrededor de 30 miembros de la familia real británica se encuentran en una caja fuerte a cargo de Sir Andrew McFarlane, juez de la Alta Corte y presidente de la División Familiar.

Entre ellos los de la reina Madre, la princesa Margarita y el rey Eduardo VIII, más no el de la princesa Diana, cuyo testamento es de dominio público, al igual que el de el resto de los ciudadanos británicos.

En septiembre, McFarlane dijo que el testamento permanecería ‘blindado’ por 90 años como mínimo, considerando este periodo “proporcionado y suficiente”. Esto se definió durante una audiencia en la que sólo estuvieron presentes el abogado del príncipe Felipe, los asesores legales de la reina Isabel II, el procurador general y el asesor del gobierno.

No se le avisó a los medios cuándo o dónde se llevaría a cabo dicha audiencia, ya que el interés público fue representado por el procurador general”.

Sin embargo, el diario The Guardian no quedó conforme e iinició un proceso de apelación en contra de la decisión de la Alta Corte ya que “impedir a los medios estar presentes en la audiencia sobre el testamento del duque de Edimburgo, sin informar a la prensa o permitirle enviar representantes, es una amenaza clara a los principios de la justicia abierta”.

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