Carlos Ochoa: Juegos de cruzados

Carlos Ochoa: Juegos de cruzados

La caída del Muro de Berlín nos parece muy lejana, como si hubiera ocurrido hace siglos, cuando lo que han transcurrido son unas pocas décadas, el fin de la historia, la provocadora hipótesis de Fukuyama que asumía el dominio de un solo polo de poder como consecuencia de la desaparición de la Unión Soviética no duró, lo que se dio fue una transición hacia un capitalismo global en donde el vacío del comunismo mutó a un liberalismo económico autoritario con China a la cabeza, disputándole la hegemonía a los Estados Unidos con una agresiva presencia económica, que comienza a mostrar garra en los escenarios emergentes militares como en el caso de Venezuela, en donde la presencia cubana, rusa, iraní, china y de otros países, juegan en un tablero que intenta construir un polo de poder con unas reglas distintas y contrarias a las de la OTAN, en vista que el pacto de Varsovia es pasado y el escenario de la confrontación entre Oriente y Occidente es global.

Para entender que tipo de confrontación se está desarrollando, hay que pasearse por la muerte del marxismo y del comunismo tal como lo vivimos en el siglo pasado, la lucha de clases como motor de la historia y la clase obrera como protagonista ha sido desplazada por las dictaduras de las elites militares y empresariales impulsadoras de un capitalismo autoritario contrario a los liberalismos capitalistas occidentales que defienden los valores democráticos.

Ya no se trata de la batalla ideológica entre comunismo y capitalismo, el mundo todo se rige por las leyes del mercado, la diferencia es de orden cultural e histórica, civilizatoria, en occidente el liberalismo económico se fraguó en un largo período inspirado por las conquistas sociales democráticas, en China, Rusia, Vietnam como también en los regímenes monárquicos árabes, la democracia no es lo protagónico, las autocracias se adaptaron pragmáticamente al capitalismo global sin conceder libertades democráticas en la forma de gobernar y ahora por una realidad del crecimiento económico y el poder militar, retan a los Estados Unidos y a las naciones occidentales a una guerra santa, tan insensata como las que emprendieron los cristianos hace mil años.





La cruzada que pretende orientalizar a occidente se basa en los relatos contrarios en los que se fundamenta moralmente occidente, conceptos como división de poderes, alternancia democrática, libertad de expresión, no para decir lo que se piensa solamente, sino para que sea tomado en cuenta lo que se dice y un control que toca a la educación y a la familia que es quizá lo más preocupante.

Por todo estas razones es que es complicado que Maduro llegué a un acuerdo con una oposición que no parece tener claro a que se enfrenta y cree que todo se resolverá electoralmente en una contienda acordada.
Maduro está acosado por la justicia internacional pero no está solo, es parte de un plan, un proyecto en marcha para destruir el liberalismo occidental, los llamados juegos militares son parte de la guerra que abarca el conflicto directo como en Ucrania, el aviso de invasión a Taiwán y la presencia militar en el otrora patio trasero de los Estados Unidos.

Las opciones para salir de Maduro pasan por la intensidad y la importancia que las naciones libres le pongan para que Venezuela por su petroleó no se convierta en un factor negativo necesario en medio de la crisis energética mundial y por otro lado en lo interno, a que las protestas que se han dado en las últimas semanas de distintos gremios de trabajadores exigiendo el cumplimiento por parte del gobierno sus demandas se convierta en un mensaje claro y directo a una dirigencia política enfrascada en temas que lo distancian de la gente y de sus luchas, para que asuman lo que les corresponde como políticos, que no es otra cosa que motivar profunda y sinceramente a la mayoría para que vuelva a creer en el cambio de verdad y en la defensa de la democracia liberal como modelo de existencia colectiva.