Pediatra explica por qué intentar ser “padres perfectos” es un mal ejemplo para los niños

Pediatra explica por qué intentar ser “padres perfectos” es un mal ejemplo para los niños

Los niños no necesitan padres perfectos, necesitan padres que estén con ellos incondicionalmente
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Cuando nace nuestro primer hijo, lo primero que se nos cruza por la mente como padres es «¿Lo haré bien?». ¿Hay respuesta para semejante pregunta tan gigante?

Por La Nación

Lucía Galán Bertrand, es una reconocida pediatra, investigadora y escritora de España que durante la charla que realizó en Aprendemos Juntos 2030, la plataforma de contenidos inspiradores del BBVA, dio consejos a los padres primerizos y no tanto y respondió a este interrogante.

A lo largo de su carrera, se ha topado con miles de familias, y cree tener una sola respuesta para esa pregunta: la clave es ir desprendiéndonos de esa carga, de esa responsabilidad que, a veces, tenemos de ser padres perfectos.

Esto se aprende, como los años. No trasmitirle esa imagen de perfección a nuestros hijos es clave para que cuando ellos salgan a la vida puedan enfrentar desafíos y tolerar frustraciones. Los niños no necesitan padres perfectos, necesitan padres que estén con ellos incondicionalmente.

Depresión postparto

«Es el momento más feliz de nuestras vidas», piensan los padres primerizos con la llegada de un hijo. Pues no lo es al principio. Hasta que las piezas del “puzzle” empiezan otra vez a encajar, a veces pasan semanas o meses donde la madre y padre se sienten raros, miedosos, por momentos tristes, cansados, abrumados y culposos de sentirse así. Con el segundo hijo lo vives diferente, porque ya sabes a dónde vas porque ya has sentido todo aquello.

Nadie habla sobre el puerperio y la depresión postparto. Es responsabilidad de la sociedad explicarlo a los padres primerizos. Porque el hecho de sentirse reconocido, de saber que no eres el único, ya es un gran consuelo. Sabemos que no es lo más lindo de la maternidad y paternidad, pero que también forma parte de ésta.

La culpa

Los ritmos de vida actuales nos impiden pasar tiempo de calidad con nuestros hijos. Y ahí aflora el sentimiento de culpa. Sobre todo, en las mujeres, es un sentimiento que siempre arrastramos. Cuando nos miramos al espejo y sentimos culpa, nos vemos feas, oscuras, grises, gruñonas. Hay que preguntarse, ¿es la imagen que les regalo a mis hijos todas las mañanas cuando se levantan? Hay que convertir la culpa en ejemplo. ¿Qué quiere decir? Es inspirador que los hijos vean que tienen una mamá que le gusta su profesión, que viene contenta de trabajar, que habla bien de su trabajo. Es inspirador que los hijos nos recuerden dentro de unos años como una mamá que, además de ser mamá, tenía una profesión que le apasionaba. Porque, lo que necesitamos en esta vida son niños que se dediquen en un futuro a cosas que les apasionan, que les mueven. Ahí es donde realmente puedes ser bueno, cuando haces algo que realmente te gusta. Así que hago ese pequeño ejercicio personal antes de entrar por la puerta de casa y elegir pequeñas anécdotas que me han pasado a lo largo del día para contarles a mis hijos y transmitirles también esa pasión por lo que uno hace.

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