Voluntad Popular (VP) se expresó ante el país con gran claridad el pasado 21 de agosto a través del manifiesto Vuelvan Caras, cuya premisa fundamental tiene como bases recuperar la democracia y el bienestar de todos los ciudadanos del país, sin distingo alguno. Ese ha sido el rumbo que ha tenido VP desde su fundación y a pesar de haber sido la organización política con mayor número de dirigentes encarcelados, perseguidos y exiliados, ese rumbo se mantiene inalterable.
Voluntad Popular nació el 5 de diciembre de 2009 y desde esa fecha hasta hoy la lucha ha sido muy grande, llena de sinsabores, pero también de muchos éxitos. A la hora de evaluar estos 12 años y casi nueve meses en la palestra política del país, los activistas en Caracas y en todas las regiones del país, así como sus máximos dirigentes, lejos de desmayar muestran hoy un perfil de guerreros sin límites, quienes no dejarán de alzar las banderas del partido hasta alcanzar el objetivo.
En el recién concluido proceso de legitimación de sus autoridades, en que todos los activistas de VP participaron en forma directa, quedó claro que el compromiso por Venezuela está incólume, pero además que su determinación está más fuerte que siempre.
Entiende Voluntad Popular, como textualmente señala el manifiesto, que “la dictadura usa la desesperanza, desesperación y el desánimo general para que el venezolano acepte ‘vivir’ en dictadura, a cambio de que unos pocos puedan disfrutar de un espejismo económico”. Ese espejismo desde hace más de una semana se borró y se desmontó la mentira de la recuperación económica con el alza en los precios del dólar, lo que significó un golpe certero contra el llamado bolívar digital, que registró una devaluación por el orden del 21%.
Los grandes afectados son como siempre los venezolanos, en especial los trabajadores del país, quienes han demostrado a través de protestas en en las calles de todo el país que se cansaron y que no están dispuestos a dejarse engañar más con la falacia de que el 2022 será el año del esperado crecimiento económico, algo que como un loro ha venido repitiendo Nicolás Maduro en los últimos cinco años. Los trabajadores saben muy bien que mientras él usurpe la silla de Miraflores no hay posibilidad de progreso, tampoco de tener la calidad de vida que por derecho les corresponde y que el oscuro manto del hambre y la miseria permanecerá sobre ellos en los años por venir. Por lo tanto, también comprenden que cada día el cambio político se hace más urgente y demandan de las organizaciones políticas la construcción de una unión invulnerable, donde de una vez por todas los intereses personales no estén por encima del colectivo. Y allí debe estar el enfoque inicial y el trabajo responsable para salir victoriosos en la elección presidencial de 2024, cumplido por supuesto el proceso de primaria de donde saldrá el líder de la oposición que le tocará encarar al de la dictadura.
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Lo expuesto en el párrafo anterior indican los pasos constitucionales que debemos dar en esta instancia de lucha, en especial sobre la elección primaria, por ser la etapa inicial del proceso que nos colocará en la puerta de salida del régimen, para despedirlo como se merece: con una avalancha de votos de los venezolanos que gritan cambio tanto en el territorio venezolano como en el exterior.
Y así será, pero no podemos engañar a nadie y decir que será una tarea fácil. De hecho, sabemos que será muy difícil, porque la dictadura, como acostumbra hacer, colocará cualquier cantidad de pesadas rocas para cortarnos el paso hacia la democracia. Los obstáculos serán muchos, lo sabemos, por lo que debemos preguntarnos: ¿qué vamos a hacer si en las elecciones de 2024 ganamos y tratan de impedir que cobremos? La respuesta está a nuestro juicio en los casos de las elecciones a gobernador del estado Barinas. Primero la del 21 de noviembre de 2021, donde a la oposición en la figura de Freddy Superlano le arrebataron su legítimo triunfo con una insólita inhabilitación, pero luego se volvió a ganar con un margen mayor el 9 de enero de este 2022. La clave estuvo en la unión, esa que supo construir el diputado de VP, en que trabajar por ganar el voto, para posteriomente cuidarlo y defenderlo, se tradujo en el gran antídoto para contrarrestar el veneno del fraude del régimen. La tarea, entonces, es replicar el caso Barinas en todo el país. Y si a pesar de ello quieren escamotearnos el triunfo en el 2024, tendremos todos, absolutamente todos, que ejercer el derecho constitucional a la protesta en la calle, para impedirlo.
El Presidente (E) de Venezuela, Juan Guaidó, recién designado como el abanderado de Voluntad Popular para la primaria de la oposición y quien nos ha demostrado que no se vende ni se quiebra, hace dos días en su cuenta de Twitter nos trazó primero un camino de esperanza: “Nuestro país tiene la posibilidad de solucionar los problemas que vivimos. Todos los días luchamos por eso. Resistiendo y presentando alternativas. Es en unidad y con una mayoría movilizada como lo vamos a alcanzar”, dijo. Pero antes nos habló del devastador paso por Venezuela del régimen de Maduro al recordarnos los 7 millones de migrantes y refugiados venezolanos, la emergencia humanitaria compleja, el desplazamiento de comunidades indígenas por grupos terroristas, el ecocidio en curso en el Amazonas venezolano por la extracción ilegal de oro, el tráfico y trata de personas, la protección de Maduro a disidencias de las FARC y el ELN, los índices de 90% de pobreza y de 74% extrema, así como la denuncia de la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad en curso, los presos politicos y torturados, el robo a las elecciones de 2018 y 2020 y una corrupción sin precedentes en la historia republicana de nuestro país, causante de la crisis de los servicios públicos y de la pobreza del venezolano.
No podemos olvidar todo eso, tenemos el deber de participar activamente en la elección primaria, cuya fecha debe anunciar de una vez por todas la Plataforma Unitaria, para luego ir con más determinación a la presidencial de 2024. Ahí está la salida.
Dr. Rafael Veloz García, diputado a la Asamblea Nacional y al Parlasur electo en 2015; expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FIA); miembro de la dirección nacional de Voluntad Popular, VP.