Tragedia en el Atlántico: Morir en mitad del océano con la carta de petición de asilo en el bolsillo

Tragedia en el Atlántico: Morir en mitad del océano con la carta de petición de asilo en el bolsillo

Un buque de Salvamento Marítimo ha trasladado esta madrugada de lunes al puerto de Las Palmas de Gran Canaria los cuatro cadáveres que había a bordo de una lancha neumática encontrada a la deriva el pasado sábado con un único superviviente a casi 280 kilómetros de Gran Canaria. El único superviviente de la barca, un joven de 27 años de Costa de Marfil, asegura que iban a bordo un total de 34 hombres y que llevaban nueve días en el mar. EFE/Quique Curbelo

 

El Tribunal Supremo español ha reconocido que se puede solicitar asilo a España en sus diferentes embajadas, pero la ley que regula ese derecho no ha sido desarrollada y peticiones de este tipo nunca se recogen. No se sabe si Abdou lo intentó en la de Dakar, pero murió en el mar con la carta en el bolsillo.

Abdou es el nombre supuesto de una de las 33 personas que perecieron la pasada semana en una lancha neumática que se quedó a la deriva en el Atlántico, en mitad del ciclón tropical Hermine, cuando trataban de llegar a las españolas Islas Canarias; uno de los cuatro cadáveres que quedaban a bordo junto al único superviviente de la tragedia cuando los encontró un mercante.





Este joven senegalés también será el único en recibir sepultura con su nombre porque está plenamente identificado: los forenses encontraron en su ropa sus documentos y una carta que expresaba de forma inequívoca su voluntad de pedir asilo a España, informaron a Efe fuentes del Instituto de Medicina Legal este viernes.

Por ahora no se sabe más de él. Es posible que intentase antes presentar la solicitud de asilo en alguna embajada o consulado español de los diferentes países por los que cruzó hasta llegar el 23 de septiembre a la playa al sur de El Aaiún (Sahara), desde donde se embarcó hacia Canarias.

Letrados acostumbrados a asistir a los inmigrantes en este archipiélago español, frente a las costas atlánticas de África, comentaron a EFE que es poco probable que así sea, porque los candidatos a asilo saben que las solicitudes a España, en la práctica, solo se recogen si son presentadas en territorio español.

Inmigrantes rescatados bajan la escala del mercante a su llegada a Las Palmas de Gran Canaria. EFE/ Elvira Urquijo A.

 

Así que lo más probable, apuntan, es que llevara la carta en el bolsillo para que quedara clara su condición de solicitante de protección internacional desde el mismo momento en que el barco de Salvamento Marítimo español apareciera en el horizonte y, sobre todo, cuando el primer policía se dirigiera a él en el muelle.

Los cuatro cuerpos llegaron al puerto de Las Palmas de Gran Canaria este lunes y ese mismo día fueron entregados al Instituto de Medicina Legal. Los cuatro corresponden a chicos subsaharianos jóvenes y aparentemente fuertes, que murieron de hambre y sed tras quedarse a la deriva en el mar, de acuerdo con las autopsias.

Llevaban muertos entre cinco y siete días cuando los examinaron, es decir, desde principios de la semana pasada. Ello significa que el único superviviente, un joven marfileño de 27 años, pasó al menos tres días solo sobre la lancha neumática, puede que resignado a correr la misma suerte que sus 33 compañeros, puede que aún con la última esperanza de que algún barco se cruzara en su camino y lo viera.

Cuando eso ocurrió, el sábado 1 de octubre a casi 280 kilómetros de Gran Canaria, Salvamento lo evacuó en helicóptero con hipotermia severa al Hospital Insular de Las Palmas, donde sigue atendido una semana después, confirmaron fuentes de este centro sanitario.

Ahora corresponde al ayuntamiento de la capital grancanaria dar sepultura a los cuatro fallecidos, al ser posible según sus creencias. Si la comunidad musulmana de la ciudad se presta como en anteriores casos, descansarán donde yacen otras víctimas como las niñas Elene Habiba y Fatumate Zara, que murieron en la llamada Ruta Canaria, una de las rutas de inmigración más peligrosas del mundo.

EFE