La agenda que no será fácil, por @ArmandoMartini

La agenda que no será fácil, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Surgió de la impaciencia ciudadana y del apetito de cambio. ¿Qué esperar? Una mayor cobertura de la atención médica, tecnología e infraestructura; defensa de la justicia social como columna vertebral de su visión, y lograr mantenerse como líder de Colombia. Sin embargo, abundan los problemas que hereda, lo que involucra un duro despertar para el dirigente de izquierda y representante del Foro de Sao Paulo.

Hasta ahora, nombramientos y anuncios, dejan constancia de que comprende la responsabilidad y el desafío. Éxito o fracaso en el cumplimiento de las expectativas, estará sujeto al escrutinio ciudadano, de opositores, medios de comunicación y sector privado. 

Asumirá la tarea de reavivar el diálogo político y el consenso para impulsar reformas. Buscará negociaciones de paz con el ELN y otros grupos armados. Tratará de construir relaciones sólidas con Venezuela. Abordará la inseguridad alimentaria, promoverá el desarrollo del campo y se montará en el tema de la pobreza, extendiendo subsidios a los menos favorecidos. El apremio económico y la polarización política, de momento, le son favorables. Sin embargo, es poco probable que algunos de sus sentires más radicales sean aprobados por el Congreso, permitidos por los tribunales e implementados por las instituciones. 





No logrará tener éxito en todos los frentes. Una combinación de factores políticos, económicos y sociales limitará el alcance de sus ambiciones y lo obligará a ceder o reducir sus objetivos: territorio inexplorado considerando su carrera política. El estilo de gobierno, la relación con el Congreso y el sector privado serán de importancia vital y, en ocasiones, incluso determinarán cuán expansivas pueden ser sus ambiciones de manera realista. 

Son sólo 4 años, y en Colombia las presidencias no son fáciles, y más de una vez los presidentes son respetados en otras partes del mundo, y sale con las tablas en la cabeza en su propio país. Si logra permear con éxito el cuerpo político, incluyendo tanto a su base como a la oposición, determinará su continuación en las administraciones posteriores.

Además de las divisiones ideológicas, formó parte de la guerrilla, militando en la agresiva M-19, y participó en la toma del Palacio de Justicia en Bogotá, acción que abrumó al mundo. Su proceder como alcalde, insurgente y congresista, inspiran susceptibilidad; añadida a las circunstancias económicas que aquejan al país, lo que predice vulnerabilidad preocupante.

Con adversarios inteligentes, experimentados y bien educados, el novel presidente, no ha negado ni ocultado que es de izquierda. Pero tampoco, ha convencido del todo y comienza con pausadas exposiciones del que puede ser el programa de gobierno más complejo en al menos los últimos 75 años. 

Aunque plantee ilusiones, e incluso sospechosos acuerdos de paz con la feroz y narco-delincuente guerrilla del ELN, al mismo tiempo que ata de manos a la Policía Nacional y al Ejército, que, por ello, enfrenta renuncias, es difícil que puedan achacársele acciones dudosas e interesadas económicamente como a la envejecida y desprestigiada dama del turbante.

La audiencia extranjera confusa y ambigua, pasará por alto las políticas de seguridad, esfuerzos de innovación institucional o intentos de promulgar reformas internas. Sin embargo, la inestabilidad puede tomar por sorpresa a la siempre guabina diplomacia. Intentará presentarse como la última esperanza, pero en realidad, enfrentará limitaciones que confinarán su capacidad para triunfar.

Colombia no es un país sencillo. Los partidos tradicionales, históricos, se han venido a menos, como los veteranos Conservador y Liberal. Es una mezcla de tradición conservadora con riqueza petrolera, industria en desarrollo, exportaciones y pobreza que se enfrenta, ya desde mediados del siglo XX, con una dura guerrilla, un creciente problema de producción y envío de droga; con las complicaciones que la subversión y el narcotráfico conllevan; corrupción administrativa, lavado y manejo del dinero sucio, terror en las poblaciones campesinas, abusos de niños, adolescentes y la innegable agitación social.

Elegido por sólo una parte de la mitad del electorado, representando un cambio radical en la tradición político partidista colombiana. Hasta el momento, y más allá de explicaciones, incluyendo la mescolanza de la contaminación del planeta, lo que ha planteado, es una política tributaria, que no garantiza la mejoría del país ni el éxito de su Gobierno, y hace pensar en un cambio drástico en el cual demasiados colombianos no creen.

Quienes deben tener especial cuidado con esperanzas, son el régimen y la oposición venezolana, porque unos lo tienen por amigo y otros por enemigo, que, hasta el momento, actúa de cara a su país, y no a Caracas. Washington lo está comprobando.

@ArmandoMartini