La mayoría de la maquinaria agrícola venezolana está obsoleta

La mayoría de la maquinaria agrícola venezolana está obsoleta

 

 





Según la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos cerca del 70 por ciento de la maquinaria de los agricultores venezolanos está obsoleta y carece de incorporación tecnológica. Además desde 2018 laboran prácticamente sin créditos quedando en desventaja frente a los productores del campo colombianos.

Por LA OPINIÓN

Con la apertura de la frontera, ahora existe la preocupación en los agrónomos y agricultores en cuanto al ingreso desde Colombia de verduras y hortalizas, que ya se producen en Venezuela, cuyas cosechas resultan más costosas que la producción colombiana.

Saúl López, presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos, precisó que para entender lo que ocurre se debe saber que en comparación a lo que se producía en los campos venezolanos, en el 2013 hubo una caída de no menos del 60% de la producción agrícola y el rubro más afectado fue el de los cereales.

Pero, entre 2021 y 2022 empezó un proceso de recuperación de varios rubros, entre los cuales está el maíz, que es importante en la mesa del venezolano por el consumo de arepas, señalando que, de manera tímida, hubo un crecimiento en la producción de arroz, caña de azúcar, cacao y café, lo cual ocurre dentro de un contexto sin financiamiento.

“Para mediados del 2013 a 2014, el campo se financiaba con créditos que alcanzaban los 1.500 millones de dólares. No obstante, del 2018 a la presente fecha, el financiamiento al sector primario como la agricultura no ha superado los 200 millones de dólares”, agregó López.

Adicionalmente, en cuanto a equipos y maquinaria, los agricultores no tienen capacidad de invertir ni de reponer maquinaria, muchos menos de adquirir implementos tecnológicos básicos.

En términos de investigación, Colombia tiene muchos más avances que Venezuela, incluso cuentan con el Centro Internacional de Agricultura Tropical; mientras que en Venezuela hasta las matrículas en la carrera de agronomía se redujeron de manera abrumadora y los investigadores que quedan son personas adultas mayores.

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