Gerardo Lucas: De tal palo, tal astilla

Gerardo Lucas: De tal palo, tal astilla

Julio Herrera Velutini, banquero venezolano, propietario del Bancredito International Bank & Trust  de Puerto Rico se entregó a la justicia norteamericana en agosto del 2022, según destacó en primera página el Miami Herald, al ser imputado por el delito de financiar la campaña electoral de la que sería gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez, a cambio de que cesara en sus funciones el actual Superintendente de Bancos de la isla, en inglés, Office of the Commissioner of Financial Institutions (OCIF) que lo venía investigando y lo cambiara por otro sugerido por él. 

Sin duda Herrera Velutini es un hombre que tiene, lo que los hebreos llaman CHUTZPAH, que se define como “extrema confianza en sí mismo” o “audacia”. ¿Pero de dónde sacó Herrera tanta audacia?

Pues, como muchas otras circunstancias, usualmente, los comportamientos tienen antecedentes.





Si nos remontamos a la historia reciente venezolana podemos recordar en la época de los años ochenta y noventa, los banqueros venezolanos, no solo escribían las leyes de bancos, sino que nombraban, a trastienda, a los Superintendentes de Bancos, a los presidentes del Fondo de Garantía de los Depósitos Bancarios (FOGADE) y hasta al presidente del Banco Central, todo gracias al financiamiento a los candidatos a presidentes de la República, con dinero, no propio, sino de los depositantes de los bancos que administraban.

Recordemos el nombramiento de Pedro Tinoco a la presidencia del Banco Central en 1992, gracias a su financiamiento a la campaña de Carlos Andrés Pérez, en un claro acto de conflicto de intereses, más aún porque Tinoco presidía el Banco Latino, uno de los mayores del país y el principal deudor del BCV, acto que pronto llamarían de “Zamuro Cuidando Carne”. En efecto, la decisión resultó a la postre catastrófica para el país, ya que sus políticas monetarias, iniciadas con el lanzamiento de los “bonos cero cupón” llevaron a corto plazo a la pérdida del financiamiento para los sectores productivos y convirtieron al mercado monetario en un casino, con las “mesas de dinero”, y eventualmente condujo a la debacle bancaria de 1994 que se inició paradójicamente con la caída del Banco latino. Pero esa es otra historia. (Carlos Andrés Pérez- EL Gran Viraje. Ediciones UCAB. 2022.)

Este modus operandi lo continuó el Latino, luego de la muerte de Tinoco, en las elecciones de 1993 cuando financió, primero a Eduardo Fernández y cuando éste perdió fuelle, por su defensa de la democracia, a Oswaldo Álvarez Paz, que sucumbiría frente a Rafael Caldera.

Para aquel entonces Herrera Velutini era un novel egresado de la Universidad Central de Venezuela, haciendo sus primeros pasos en el mercado de capitales venezolano, en donde, decían entonces, “nadie perdía’. Treinta años después, aparentemente, Herrera, seguiría la misma receta en Estados Unidos, curiosamente, olvidando que existían unas pequeñas diferencias entre los sistemas de justicia de los dos países.

Herrera Velutini se entregó a la justicia y se declaró no culpable.