De miedo: Los SEIS exorcismos reales documentados por la historia

De miedo: Los SEIS exorcismos reales documentados por la historia

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El exorcismo es un ritual para librar a una persona o lugar de un invasor, casi siempre una entidad sobrenatural como demonios o espíritus, gracias a la intervención de un sacerdote o chamán. A través de una serie de oraciones y palabras mágicas, este personaje hará que la entidad se retire de ese individuo o sitio. Aunque para muchos, las posesiones diabólicas son algo perteneciente al terreno de la ficción, los exorcismos existen y se han hecho a lo largo de la historia de la humanidad en diferentes culturas y regiones (Babilonia es buen ejemplo de ello). Esta es una lista de exorcismos reales practicados en momentos diferentes de la historia y bajo circunstancias diversas.

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1778: el exorcismo de George Lukins

George Lukins fue un sastre inglés que comenzó a mostrar comportamientos extraños: hablaba con voces ajenas, cantaba himnos al revés y mostraba comportamientos erráticos y agresivos. Todo acabó cuando siete sacerdotes de un templo de Bristol le practicaron un exorcismo para expulsar a las entidades demoniacas que lo poseían.

1842: el exorcismo de Gottliebin Dittus

En 1842, una mujer de 28 años llamada Gottliebin Dittus comenzó a contar a sus vecinos que creía que su casa estaba poseída por una entidad malvada que la acosaba. Despés de ello, Dittus comenzó a tener comportamientos violentos. Durante dos tortuosos años, el pastor de su pueblo le practicó diversos exorcismos en los cuales la mujer supuestamente vomitó vidrios, uñas y sangre. Finalmente, los demonios que la poseían salieron de su cuerpo.

1896: el exorcismo de Anna Eklund

El caso de supuesta posesión de Anna Eklund es uno de los más famosos en la historia de los Estados Unidos. Su nombre real se desconoce, pero la niña protagonista de esta historia nació en 1882. Cuando ella tenía 14 años su padre la acusó de ser poseída por el diablo después de que ella rechazara sus insinuaciones sexuales.

Eklund estuvo supuestamente poseída a lo largo de varios años de su vida. El último exorcismo que le practicaron fue a los 46 años a manos del padre Theophilus Riesinger, un sacerdote católico.

El caso fue tan extensamente documentado que incluso apareció en un ejemplar de 1936 de la revista Time.

1949: el exorcismo de Roland Doe

Fue después del fallecimiento de su tía más cercana que Roland Doe (su nombre real se ocultó) comenzó a manifestar una serie de extraños comportamientos que preocuparon a sus familiares. Sobre todo, Roland comenzó a demostrar una fuerza sobrehumana muy violenta. Sus padres lo llevaron a St. Louis en 1949 para que le practicaran un exorcismo que pasó a la historia como “el exorcismo de St. Louis”.

Este caso sirvió como inspiración a William Peter Blatty para la escritura de su famosa novela El exorcista, que poco después se convirtió en una exitosa adaptación al cine.

1990: el exorcismo de Gina

Corría el año 1990 cuando el reverendo James LeBar supervisó tres exorcismos. Uno de ellos fue el de una adolescente de Florida llamada Gina, que incluso fue televisado por la cadena ABC en 1991.

Medios como Newsweek describieron la ceremonia como “poco más que el tormento gratuito de una joven profundamente perturbada”.

Atada a una silla, Gina gritaba mientras un sacerdote le ponía una cruz en la cara y le decía a sus supuestos demonios que salieran de la indefensa Gina. Muchos medios dijeron que en realidad la joven padecía de problemas mentales que debían tratarse con fármacos especiales.

2005: el exorcismo de Maricica Irina Cornici

Maricica Irina Cornici, una monja rumana, tenía 23 años cuando comenzó a escuchar voces. Era tanto el miedo que sentía que pensó que era el diablo quien le hablaba. Al principio respondió de manera positiva a los tratamientos por esquizofrenia, pero después recayó y fue cuando decidieron someterla a un exorcismo.

Cornici murió de asfixia y deshidratación, según la cobertura por parte de la CBS, después de que la dejaron atada a una cruz y amordazada con una toalla en una habitación húmeda del convento donde vivía, durante tres días.