Luis Velásquez Alvaray: La negociadora

En Venezuela, un “país bananero”, que ahora no produce ni bananos, ya no hay capacidad de sorpresa. En verdad, un guión surrealista permanente.

En el mesón de negociación Mexicano -apareció como si se tratara de un reality show- una persona que hace pocos años ni se imaginaba que era el chavismo, y mucho menos, que les representaría bajo el protagonismo principal, en un acontecimiento como el recién concluido en el país azteca.

Si nos imaginamos un circo con sus reflejos multicolores, las luces se encienden a la medida de cada espectáculo:





Luz roja. Luminotecnia perfecta.

-En hoja de papel cuidadosamente escrita “La signora”, de la mano de Edgar Allan Poe, se presenta en riguroso español:

“Doy por supuesto que todo el mundo ha oido hablar de mi. Soy la Signora… de ello no cabe la menor duda. Solo mis enemigos son capaces de llamarme Suky Snobs…he oído decir que Suky es una corrupción de Psyche. Todos nosotros agregamos las iniciales de la Sociedad a nuestros nombres”. Es decir SAAB.

– Los presentes pensaron pero no hablaron. Algunos recuerdan a las autoridades italianas, que descubrieron un entramado millonario superior al PIB de ese país y también a los jueces de Estados Unidos, que investigaron que los papeles del embajador eran falsos y publicaron numerosas pruebas de tal fechoría.

En su natal Italia, le confiscaron pertenencias cuyo origen, según sentencia firme, ” es un sistema internacional de lavado de dinero originado en Venezuela”, sólo una transferencia de las más de mil realizadas, fue por dólares 350 millones.

La laureada “Diplomática”, fue saludada como defensora de los derechos humanos, titulo otorgado por quienes son investigados por la Corte Penal Internacional, por crímenes de lesa humanidad. Los mismos que mantienen en prisión más de 300 venezolanos inocentes, cuyo único delito es su lucha por la libertad.

El circo refulgente es adornado por López Obrador, quien habló de insignes representantes, sin distinciones, todos en un mismo saco. Unos hablan como “la signora”, otros callan.

En este abanico fosforecente, se discute sobre los restos de un país saqueado, repartido como un trofeo a las mafias del mundo, con testaferros al mando y con mirones invitados, que ojalá no sean como en el dominó: de palo.

Esa es Venezuela hoy, que no produce nada, salvo falsos diplomáticos, y como dicen en su léxico usurpador: diplomáticas.