Innovación médica en Venezuela muestra logros a pesar de casi inexistente inversión pública

Innovación médica en Venezuela muestra logros a pesar de casi inexistente inversión pública

Fotografía de archivo en al que se registró el detalle de la aplicación a un ciudadano de una dosis de una vacuna contra la covid-19, en el Hospital Domingo Luciani, en Caracas (Venezuela). EFE/Miguel Gutiérrez

 

Las ciencias médicas venezolanas siguen produciendo a pesar de la falta de recursos y financiamiento desde el Estado venezolano. Profesores universitarios y estudiantes que optan a un postgrado generan conocimiento que, en algunas ocasiones, no consigue un patrocinante para materializar las innovaciones médicas creadas desde el laboratorio.

Por Tal Cual





Un grupo investigador del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (IMT – UCV), encabezado por el infectólogo Oscar Noya, desarrolló el concepto de una placa o banda recubierta de nanomoléculas para la detección de virus, en este caso para aplicarse al covid-19.

En la investigación participó Vladimiro Mujica, profesor en ciencias moleculares de la Universidad Estatal de Arizona y profesor jubilado de la UCV. “Esta placa se recubre de nanomoléculas, que es lo que sirve para comprobar si el virus está presente o no. También se quería complementar con otra tecnología basada en absorción de luz en nanopartículas de oro para la detección de virus”.

Mujica explica que esta banda para detección de coronavirus estaba pensada para distribución gratuita, bajo la aprobación de las autoridades sanitarias, pero no lograron conseguir financiamiento por parte de la Fundación Simón Bolívar, un ente de la empresa Citgo, o del Estado venezolano para su desarrollo.

El físico Ismardo Bonalde, presidente de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (Acfiman), destaca la importancia de la investigación dentro de las universidades. “80% de la producción científica sale de seis universidades, y sube a 90% cuando sumas al IVIC. Para tener una ciencia más o menos saludable, se debería invertir alrededor de 2% del PIB”.

“Esto no es algo que no ocurra (conseguir financiamiento), pero nuestra idea era impactar la salud pública. Se quería manufacturar un número grande para la distribución gratuita y que funcionara como test portátil. Un mecanismo de estos, incluso post pandemia, permite detectar dónde están ocurriendo nuevos brotes e intervenir”, asegura Vladimiro Mujica.

La banda para la detección de covid-19 no muere por el traspiés. Los investigadores siguen buscando un financista para esta idea mientras afinan detalles para patentar la idea. En todo caso, esto evidencia el uso de la nanobiotecnología – uso de micro partículas en la investigación y desarrollo de soluciones médicas- en el país.

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