Los desequilibrios macroeconómicos y humanitarios en Venezuela continuarán en 2023

Una persona sostiene un fajo de billetes de dólar y bolívares, en una fotografía de archivo. EFE/Rayner Peña R

 

 

 





 

En entrevista con el economista Rodrigo Cabezas Morales, actual profesor e investigador de La Universidad del Zulia y ex ministro de Finanzas en 2007, se conversó amplia y detalladamente sobre el desenvolvimiento de la economía venezolana en el año 2022, y los posibles escenarios para 2023.

CORRESPONSALÍA LAPATILLA.COM

¿Cuál es el balance del comportamiento de la economía venezolana en 2022 desde su visión económica y social?

Al término de 2022, los principales desequilibrios macroeconómicos y humanitarios continúan. Una inflación superior a 200%, el desempleo mayor del 42%, un déficit fiscal del 11% del PIB con su correspondiente financiamiento por el BCV, la imparable devaluación del tipo de cambio en 400%, un nivel de reservas internacionales por debajo de crítico, escasamente 4 mil ochocientos millones de dólares, un sistema bancario empequeñecido sin otorgar créditos, un crecimiento desenfrenado de importaciones que presiona la devaluación y reduce el mercado interno a la industria y agroindustria nacional y la industria petrolera sin poder recuperar inversión, estancada en 600 mil barriles diarios de petróleo, con ingreso anual que podrían llegar a no más de 12 millardos de dólares, constatan dramáticamente, y sin ningún lugar a dudas, el inmenso fracaso de la élite gobernante en mi país.

¿Y en lo social?

Creo que el vertiginoso crecimiento de la desigualdad es el legado más inhumano del fiasco de la mal llamada “revolución “.

Solo observar que el sistema de remuneración no valora la fuerza de trabajo, al convertir el salario en una cifra miserable, lo que significa una vida indigna para los trabajadores manuales e intelectuales que dependen de un salario en bolívares: empleados públicos y privados, universitarios, jubilados y pensionados. Agreguemos que, según estudios de la UCAB, el 67% de los venezolanos tiene incapacidad de satisfacer los gastos alimentarios; así mismo, se ha acelerado la concentración del ingreso a niveles inimaginables, el 10% de la población más pobre participa apenas del 0,8% en el ingreso total per cápita. Esto es capitalismo salvaje.

Los señores que gobiernan no conocen que, en la macroeconomía integral, la vida socio-económica es uno de sus componentes en lo relativo al nivel de consumo, calidad de vida, patrón de gasto y desarrollo humano y social.

Sin embargo, los voceros del gobierno de Nicolás Maduro afirman que en 2022 se produjo un crecimiento de la economía. El BCV informa de un 17%.

Lo ocurrido es frente a la crisis sistémica 2014- 2021, insustancial, insostenible y sin mayor valor agregado.

¿Sin mayor valor agregado?

Le explico. Bajo el gobierno actual se perdió el 84% del tamaño de la economía, el crecimiento del que se ufanan es que pasamos del sótano -84 al sótano – 82. Lo de fondo, es que la destrucción, sin precedente histórico, del aparato productivo, por la recesión 2014-2020 y la hiperinflación 2018-2020, hace que cualquier tasa de crecimiento del PIB, por modesta que sea, se refugie en las importaciones y no en la producción real. ¿Qué es esto? En 2022 crece el sector servicios, comercio y gobierno, es el llamado sector terciario de la economía, por ello observas una ampliación de la actividad en supermercados, bodegones, farmacias, restaurantes, licorerías, casinos, centros nocturnos, transporte y almacenamiento y el comercio en general. Los sectores que han crecido son afines a las importaciones, son sectores de bajo valor agregado. De hecho el BCV informa hoy que el PIB de gobierno, comercio, transporte y almacenamiento crecen a 12%, 25,2% y 54,3% respectivamente.

La agricultura, la agroindustria, la industria, la construcción y la refinación petrolera, siguen con altos índices de inoperatividad y de baja utilización de su capacidad instalada. La industria de la construcción, que es la que más empleo genera por unidad de inversión, tiene prácticamente paralizadas todas sus plantas de cemento, parecido cuadro de la industria automotriz y la textil.

En definitiva, ocurre que el sector terciario, servicio y comercio, representa en el total del PIB venezolano el 57% del total, al expandirse empuja la tasa global que alardea el gobierno, la industria redujo su peso en la economía a un 6% y la agricultura apenas a un 4%.

¿Fedecámaras parece tener una visión más optimista?

Los empresarios del sector real de la economía saben que luchan en escenarios críticos para sostener sus negocios. La caída del consumo por desplome del salario real, la competencia desleal por la ola de importaciones, el colapso del crédito bancario, la crisis de los servicios básicos como la electricidad, agua, telecomunicaciones y seguridad, el aislamiento del sistema financiero internacional por las sanciones y la nula inversión estatal en infraestructura de apoyo a la producción, no les permite despegar como quisieran.

Llega el año 2023, ¿es posible avizorar desde la ciencia económica una mejoría de la economía en cuanto a sus desequilibrios económicos y sociales?

No encuentro una variable económica, política o social que permita esa conclusión. Venezuela no tiene un programa económico sistémico en lo fiscal, monetario, cambiario y productivo, tanto para el ámbito petrolero y no petrolero. Hay una clara incompetencia y desprecio por la ciencia económica en el gobierno del señor Maduro.

De otra parte, el gobierno continuará con graves limitaciones de recursos fiscales, el presupuesto nacional aprobado por la AN revela que el 40% del gasto de 2023 lo financiará BCV. Esa emisión monetaria de la nada, que creció este año un insólito 472%, seguirá siendo el gran determinante del tipo de cambio, estimo optimistamente que este promediará al final de 2023, los 54 bolívares por dólar.

Finalmente, la categoría inversión no se recuperará a menos que Venezuela regrese al sistema financiero internacional, se suspendan las sanciones petroleras, resuelva la cesación de pagos de la deuda externa y se recupere el crédito bancario.

Tomemos en cuenta que en septiembre el riesgo país Venezuela alcanzaba los 43 mil puntos, esto es demoledor para las expectativas de inversión extranjera, fíjese que Colombia lo tiene en 396 puntos, Uruguay 147, chile 182. Pocos países con un entorno internacional tan adverso como Venezuela.

¿La Ley antibloqueo y las zonas económicas especiales no eran para atraer inversión directa extranjera?

Esas dos leyes demuestran que el gobierno no tiene idea de cómo funciona la economía en su correlación con la seguridad jurídica, estabilidad política y social, transparencia en la gestión estatal y la necesaria inversión en infraestructura.

¿Volviendo a las expectativas para 2023, entiendo que la devaluación y la inflación no se detendrá?

Correcto. Todo indica que mantendrán el esquema de alto costo macroeconómico y social de altas tasas de encaje legal que liquidó el crédito, inyección de dólares del BCV al mercado que desperdicio más de tres mil millones de dólares, sin ganancia de estabilización, y la contención del gasto público que ralentiza el crecimiento y golpea el salario de los trabajadores, pensionados y jubilados de la administración pública. Estos tres instrumentos son insostenibles, no detendrán la inflación y la devaluación.

¿El chavismo anunció en 2018 que anclaría su política cambiaria al Petro para estabilizar el valor del bolívar. ¿Qué ocurrió?

El Petro es una de las más grandes bufonadas que he escuchado como economista. Es vergonzoso referirse a eso. En el primer semestre de las escuelas de economía los estudiantes aprenden que no existe posibilidad de un tipo de cambio real de equilibrio sin respaldo de un nivel adecuado de reservas internacionales, sin sostenibilidad fiscal que garantice la adecuación dinámica entre gasto público e importaciones y la transparencia en la conducción del banco central. Ninguna de estas tres condiciones está presente en la economía venezolana.

La intervención del BCV fracaso estruendosamente, el precio del dólar en 2022 se incrementó en 400%, terminando en 18 bolívares. Unas reservas internacionales, al 28 de diciembre, de 4.862 millones de dólares presagian lo peor en materia cambiaria para 2023. En este cuadro, aun creciendo el PIB en 4%, la inflación pudiera superar el 300%.

¿En la página web del BCV las reservas internacionales se ubican en 9.946 millones de dólares, no la cifra que aporta?

Desde el 8 de agosto de 2021 el directorio del BCV decidió sumar a las reservas internacionales los 5.084 millones de dólares por Derechos Especiales de Giro que acordó para Venezuela el FMI ese año. Eso es un acto de irresponsabilidad, un engaño a la nación, ya que esos recursos el FMI no lo ha entregado al BCV. Esto es impresentable. Es una piratería contable. Es imposible ocultar que las reservas de 4.800 millones de dólares son incomparables hasta con países de menor dimensión como Bolivia (6.700 millones de dólares), Paraguay (9.600 millones de dólares), Uruguay (16.000 millones de dólares) o Perú (73.000 mil millones de dólares).

¿Se ha rumorado que el régimen ante los problemas de restricción fiscal va a proceder a quitar el subsidio a los combustibles para automotores y volver a subir su precio en el mercado interno?

No tengo información sobre esa supuesta decisión. Si lo hacen sin ninguna progresividad es obvio que afectará el ingreso de los sectores medios y al sector transporte de alimentos. Esta decisión haría aún más apremiante un aumento general de los sueldos y salarios del mundo del trabajo.