Qué se avecina para la economía en Táchira tras la reapertura del paso vehicular en la frontera colombo-venezolana

Qué se avecina para la economía en Táchira tras la reapertura del paso vehicular en la frontera colombo-venezolana

Qué se avecina para la economía en Táchira tras la reapertura del paso vehicular en la frontera colombo-venezolana

 

 

 





 

El aumento acelerado de precios en los alimentos y servicios, que se ha experimentado en las últimas semanas en el estado Táchira, despierta mucha incertidumbre entre los habitantes de la región andina, sobre todo tras la apertura vehicular de la frontera por el Puente Atanasio Girardot (o Puente Tienditas).

Luz Dary Depablos // Corresponsalía LaPatilla

Sin embargo, en los otros tres puentes internacionales que unen a Táchira con Norte de Santander, se mantienen las restricciones por parte del régimen de Nicolás Maduro.

La economía en Táchira, además de depender de la economía nacional, históricamente también está supeditada a ll que ocurre en Norte de Santander, Colombia, donde en la actualidad la inflación continúa en ascenso.

Para el economista tachirense Aldo Contreras, partiendo de
la recesión económica que se avecina en la mayoría de los países del mundo, debido a que sus economías no están creciendo como lo hicieron antes de la pandemia, además del aumento de la inflación y la caída del Producto Interno Bruto, “Venezuela es uno de los países que todavía crece, 7,5 % según el Fondo Monetario Internacional”.

Contreras estima que en Venezuela podría registrarse “un crecimiento de más de un 10% para el 2023, claro entendiendo que la economía todavía no tiene el tamaño como la del año 2012, cuando en ese momento era de unos 450 mil millones de dólares”.

Explicó que “según el FMI, Venezuela cerró el 2022 sobre unos 65 mil millones de dólares, y este 2023 pudiera superar unos 73 mil millones de dólares. Eso quiere decir que tiene que crecer 10 años a este ritmo entre 10% y 20% anual para alcanzar el tamaño que teníamos en 2012. Hay que entender que en cifras estamos lejos”.

Con respecto a la apertura de la frontera en el ambito comercial, no tiene duda que Colombia sigue siendo el mayor beneficiado, debido a “las trabas” que enfrentan quienes aspiran a exportar algún rubro hacia Colombia, por lo que estima que “el intercambio comercial pudiera llegar a unos 1.500 millones de dólares en 2023”, favoreciendo en más de un 75% a Colombia.

Desbalance comercial

“En las perspectivas actuales, Colombia estaría exportando en el 2023 unos 1.200 millones de dólares y Venezuela tan solo exportaría unos 300 millones de dólares, porque Venezuela aún no se hace competitiva en términos de precios y costos, debido a los desequilibrios que aún presenta y a las trabas económicas”, acotó.

Igualmente, manifestó que el peso colombiano en los últimos meses presentó una depreciación de más del 25%, lo que ha generado el aumento de la inflación en el vecino país, que a su vez “afecta el poder adquisitivo de los venezolanos, sobre todo de los estados fronterizos donde los salarios están fijados en pesos colombianos”.

Por tanto, el bolsillo de los tachirenses continuará golpeado ante el incremento de la inflación, pues cada vez resultará más dificil acceder a la cesta básica con salarios devaluados.

En cuanto a los agentes aduanales, las empresas de carga y descarga sí estarían beneficiándose con la apertura comercial, generando nuevos empleos y esto permitiría un dinamismo distinto en los municipios de frontera, obviamente lejos de lo que fue antes del bloqueo por parte del régimen.

No descarta que durante este mes, las Ferias de San Sebastián y paquetes a la isla de Margarita, atraigan a colombianos, pero “hay 14 alcabalas (solo desde el paso binacional hasta San Cristóbal), las cuales pude constatar y esto genera cierta incertidumbre, nerviosismo y miedo al colombiano”, acotó el economista.

Dólares por las nubes

Para el economista y expresidente de Fedecámaras en Táchira, José Rozo, el impacto de la activación plena del comercio, los servicios y la industria manufacturera en los municipios de frontera, “no dependen de si están abiertos o no los puentes internacionales, la activación plena depende de políticas macroeconómicas internas”.

“La Central Azucarera de Ureña, conocida como Central Azucarera del Táchira (Cazta), empresa pujante de la región que generaba unos 3.500 empleos entre directos e indirectos, sin contar los empleos del lado colombiano, pues como se sabe, esta central molía la cañada que se producía también en el Norte de Santander, y que fue confiscada en tiempos del difunto expresidente Chávez. Hoy está en ruinas y es prácticamente irrecuperable”, explicó.

“El comercio local no tiene con qué llenar las vitrinas, pues gran parte de las empresas del interior están cerradas. Y hay un pequeño detalle: en Venezuela ya no hay dólares baratos (subsidiados) y esa maniobra cambiaría que permitía competir con los productos colombianos, se acabó.

Esto afecta también al sector industrial, pues las compañías exportadoras no tienen ese dólar barato o subsidiado, que lo hacían competitivos en el mercado colombiano, indicó Rozo.

Con los bolsillos vacíos

A su juicio, con la apertura de los puentes hay pequeños sectores que se benefician, como el de los servicios aduaneros y el transporte público cuando se reactive.

“Hay que recordar que alrededor de 6 millones de personas, entre jubilados y pensionados, devengan 7 dólares mensuales, que no alcanza ni para medio comer, mucho menos para comprarse un bluyin de 10 dólares. Si no hay capacidad de compra, no hay reactivación de la producción, y esto no depende de los puentes ni de la politiquería ni de la charlatanería fronteriza”.

“Los colombianos que han ido a San Cristóbal, regresan asustados: 4 muslitos de pollo en El Sambil cuesta casi 11 dólares, es decir, 50 mil pesos, que es lo que cuesta allá (Colombia) un pollo completo con papas y refrescos, y les sobra plata”, manifestó.

Rozo destacó que “la ruina” en los municipios de frontera “no fue producto del cierre de los puentes, sino por la aplicación de las políticas ruinosas del proyecto, el proceso bolivariano y socialista”.

“Hoy, Venezuela no tiene un modelo económico, fue destruido. En 1983, tuvimos crisis económicas superables; hoy, el problema de Venezuela no es económico, es político. Urge un cambio de régimen, de modelo político por un modelo de libre economía, de libre mercado, de libre empresa, descentralizado, civil y democrático”, aseveró Rozo.

“Lo que debemos rescatar a corto plazo es la libertad y la democracia para tener la bonanza que pudimos avizorar que y nos fue arrebatada”, concluyó.