El trágico final del hombre más alto de la historia que nunca paró de crecer

El trágico final del hombre más alto de la historia que nunca paró de crecer

Robert Wadlow murió el 15 de julio de 1940, a los 22 años. FOTO: Página oficial Guinness World Records.

 

Con 2.72 metros de altura, Robert Wadlow se convirtió en el hombre más alto de la historia. Su afabilidad, educación y tamaño le sirvieron no solo para ganarse un puesto en casi todas las ediciones del libro Guinness World Records -desde su inauguración en 1955-, sino también para obtener el amor de decenas de personas y el título de héroe de Alton, su ciudad natal.

Por El Tiempo 





“Toda la historia de Robert es absolutamente fenomenal porque incluso cuando murió nos siguió enseñando muchas lecciones. Una de sus frases favoritas fue ‘mantente alto y sé la mejor persona que puedas ser’. Él ciertamente hizo eso durante toda su vida”, señaló Nancy Alexander, del Museo de Historia y Arte de Alton, para un documental del diario ‘The Telegraph’.

El ‘gigante de Alton’, como era cariñosamente llamado por la comunidad estadounidense, tuvo una corta, pero fructífera vida. Sus manos de 32,3 centímetros (cm) y sus pies de 47 cm no le impidieron convertirse en una celebridad, brillar por su inusual cualidad y perdurar, incluso después de su muerte, en los archivos de Guinness World Records como el hombre más alto de la historia.

 

 

Un niño de magnitudes exorbitantes

Cuando Robert Wadlow nació, el 22 de febrero de 1918, su llegada no fue diferente a la de muchos bebés. Sano, feliz y saludable, solo pesó 3.85 kilogramos, una cifra que se posiciona entre los estándares normales de un recién nacido, de acuerdo con el portal especializado ‘Kids Health’.

Sin embargo, la normalidad no duró mucho: su edad avanzó y con ella su tamaño. Para los cinco años alcanzaba una altura de 1.73 metros y para los ocho, ya había superado a su padre, quien medía 180.3 centímetros.

“Cuando la mayoría de los niños todavía estaban siendo llevados por sus padres, Robert fue capaz de cargar a su padre por las escaleras de su casa”, señala la página del Guinness World Records.

La exorbitante altura que fue adquiriendo a medida que pasaba el tiempo no pasó desapercibida. Pronto Robert comenzó a sobresalir por encima de la mayoría de adultos; sin embargo, eso no fue impedimento para que tratase de llevar una vida normal.

A los 13 años se convirtió en el Boy Scout más alto del mundo con una altura de 2,23 metros. Aunque tuvo que personalizar el uniforme, una carpa y el saco de dormir, su compromiso con la organización, la comunidad y consigo mismo era mucho más fuerte que cualquier número.

En su colegio, la situación tampoco distó mucho de la anterior. Con bloques de madera en la parte inferior, las escuelas hicieron pupitres especiales para él. El objetivo, por supuesto, era brindarle comodidad, seguridad y, sobre todo, normalidad.

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