Los maestros de Fe y Alegría en Mérida también se comen “las verdes y las maduras” para asistir a los planteles educativos, que se encuentran en su mayoría alejados de la zona metropolitana del estado.
Por Jesús Quintero
Alexyca Carrero dijo que muchos docentes y el personal educativo trabaja por amor a la profesión.
“Los salarios son irrisorios. Nuestros docentes caminan horas bajo el sol o la lluvia para llegar a los planteles, con los zapatos rotos y desgastados”.
También se quejó de que los profesores “cuando se enferman, no tienen cómo cubrir gastos clínicos y de medicamentos”, dijo Carrero.
Asimismo, Beatriz Guillén, que es parte del personal administrativo de Fe y Alegría en Mérida, mencionó que un docente gana entre 200 bolívares y 400 bolívares, y eso no alcanza para nada.
“Salarios insuficientes para comprar los alimentos y también para cancelar el transporte urbano e interurbano, que los trasladan a las zonas rurales donde se encuentran las escuelas”.
El gremio educativo ha venido realizando acciones de protesta en varias regiones del país para visibilizar la problemática que afecta a este importante sector de la sociedad.