William Anseume: Las protestas de ahora y la dudas

William Anseume: Las protestas de ahora y la dudas

¿Los reclamos de los trabajadores son legítimos? Por supuesto. ¿Como vive un ser que trabaja sin ser compensado adecuadamente como señalan los derechos humanos? ¿Dónde queda la dignidad de ese ser, el desarrollo de su personalidad, el cuido de la familia, con menos de un dólar diario o en el caso de los profesores universitarios, con menos de dos dólares diarios? ¿Los pensionados y jubilados como quedan? ¿Alcanza para algo la limosna de seis dólares del salario mínimo o las pensiones?

La única respuesta, nada efectiva, por cierto, ha sido un “bono de guerra económica” lanzado sin consulta, como siempre ellos, sin información, como ellos siempre. Nadie sabe si ese tente allá será un pago mensual, o si fue un calmante para el mes de enero, si aumentará con la inflación o con el valor del dólar que van allí tomados de la mano, obviamente. Del resto un “chito” más grande que el del general Gómez, chito que uno no sabe si fue de la serie de Cabrujas, de Rafael Briceño o del propio Juan Vicente. Pero para él y nosotros más real que las ganas del régimen de atender las necesidades laborales completas, porque no es solo sueldos y salarios, permítanme recordarles.

El tema es tan complejo que tiene implicaciones sociales, políticas y económicas conjuntadas. Pero no es un berenjenal en el que se metieron los trabajadores sino al que nos han llevado. Tampoco son culpables los jubilados o pensionados. No somos culpables de que las políticas económicas del régimen cerrado en su supuesta ideología y sus particulares intereses pecuniarios hayan arruinado el país por creer que ser amigos de Irán es más chévere que de los EEUU. Que preferimos hablar chino según ellos -los del regimen- que español o que vincularnos con los canadienses o los ingleses. Nadie los mando a dividir el Estado en una burocracia oficial desvalida cada día más y un imperio de la ilegalidad y del terrorismo, del narco y la minería y la criminalidad y la guerrilla. Este desastre no es nuestro, es de ellos. Las sanciones son para ellos no para nosotros. Y ellos nos usan como escudo para exigir que cesen las sanciones para ellos estar más holgadamente en el poder por más años de los luengos en los que han estado “disfrutándolo”. Esta desgracia continua, impuesta, tenemos que cobrársela a ellos de todos los modos posibles. Llegado el momento.





Va larga la cosa. Pero… Bueno, surgen de nuevo las protestas, encabezadas por la educación y respaldadas por los demás sectores laborales: salud, empleados públicos -con todos los riesgos- , empresas básicas – con sus secuelas- y así. El movimiento ha sido creciente en todo el país. Pero no deja de tener en sus filas figuras “simpatizantes” de quienes están en el poder. Abrazadores de Maduro en publico. ¿Y en privado? Pero no dejan de tener aristas preocupantes para quienes van ingenuos a esas movilizaciones sin caer en cuenta de tanto detalle, porque legítimamente luchamos por el restablecimiento de un orden laboral robado. ¿A donde llegará la movilización? ¿A tener un candidato presidencial diferente y más chillón? ¿A conseguir la restitución de los derechos como debe ser? ¿A conseguir llegar a Miraflores por las malas y no por elecciones -como siguen alardeando algunos por las redes- sobre todo quienes están en el extranjero? ¿A conseguir que nos paguen en dólares cantidades exorbitantes o indexadas las retribuciones por nuestro trabajo? ¿Todo esto en las oficinas de los impostores? ¿Pedir disparatamente el cese de las sanciones que tienen presionado al régimen mucho más que un triste vuelo a Buenos Aires? Lo que no deja de ser un triunfo opositor, esto de ofrecerle los grillos de la DEA.

La verdad es que viene la OIT a tratar de nuevo el complejo tema laboral venezolano. Allí tienen los empresarios una gran participación y los trabajadores una no tan grande, o al menos disminuida. Uno de esos empresarios habló públicamente de una declaración de emergencia en el trabajo y bonos para mermar las prestaciones sociales. El otro dijo y se desdijo de los cincuenta dólares que lanzó al voleo como su creencia en un globo de ensayo fracasado. Al desdecirse señaló que tienen que revisar las cuentas oficiales del régimen Nada así pinta bien por allí. ¿La representación laboral que ha dicho? No la oímos. Hay instrumentos internaciones que regulan los derechos humanos laborales y los subsumen a las posibilidades económicas del país en cuestión. Ese que puede acudir a la ayuda internacional al verse en problemas reales financieros.

¿Nos llevan -acudimos- a marchar ingenuos en la creencia de que estos sátrapas, criminales, violadores permanentes de derechos humanos y laborales oirán como cuando el bono de fin de año de los universitarios y cederán a sus ímpetus de control social por hambre? No. Las protestas deben seguir en todo el país, con cuidado, sin oír cantos de sirenas devaluadas que encanten. Pisando tierra y viendo bien quién es quién y que se quiere, que quiere cada quien. ¿A quien le conviene la inexistencia y la anulación de los partidos políticos? Por ejemplo. El acuerdo que suponemos que esperan lograr en la OIT, este fin de mes o comienzo del próximo, si es que hay acuerdo, luego de lavarse las manos con agua y jabón, no será una atención completa de lo que por derecho nos corresponde. La única manera de obtener la atención de esos derechos es volviendo a la democracia, eliminando el control social por hambre para mantenerse en poder, eliminando las sanciones por un verdadero acuerdo que lleve a elecciones liberadoras del país. Todo lo demás es embuste.