Producción de combustible en refinerías de Amuay y Cardón se complica tras años de desidia chavista

Las refinerías operan a “media máquina”. Aunque se han ejecutado trabajos para recuperarlas, falta mucho por hacer

En el año 2020, el régimen de Nicolás Maduro anunció la recuperación del Complejo Refinador de Paraguaná (CRP), principal productor de combustible de Venezuela, con una capacidad de producción de 955.000 barriles por día.





Por Corresponsalía La Patilla 

Sin embargo, este volumen de producción aún no se ha alcanzado, debido a las dificultades que enfrentan las refinerías Amuay y Cardón, que van desde plantas en completo abandono por falta de mantenimiento durante años, innumerables derrames de crudo y escapes de gas, hasta la errónea sustitución de equipos fabricados en el país para reemplazar los dañados de origen americano.

A esta lista, se suman los pagos pendientes a los trabajadores petroleros de la región (que superan los siete meses de retraso), la falta de uniformes e implementos de seguridad, la migración masiva de la personal calificado, así como la tardanza en la cancelación de insumos de trabajo.

Esta es la dramática radiografía de lo que sucede en el Complejo Refinador de Paraguaná, que llegó a ser referencia internacional como uno de los mejores del mundo. Esta desidia gubernamental se ve reflejada en las enormes colas que los venezolanos están obligados a soportar para abastecer sus vehículos de gasolina.

Mejoras superficiales

Cuando Tareck El Aissami asumió las riendas de la industria desde el Ministerio del Poder Popular de Petróleo, hubo algunas mejoras visibles en ambas refinerías: instalaron cercas perimetrales, colocaron alumbrado en los muelles, pintaron y mejoraron las áreas técnicas.

Pero ambas refinerías necesitan mucho más que un maquillaje, y eso se evidencia en los accidentes registrados en los últimos dos años que van desde incendios en piscinas de desechos, hasta derrames de crudo, hidrocarburos y gas en las aguas cercanas, contaminando a los manglares y al Golfete de Coro.

En estos dos años, aunque los trabajadores han hecho lo posible por producir combustible y así abastecer la demanda del mercado interno, las plantas siguen registrando muchas fallas. Tal es el caso de catalítica, en Amuay, y Reformador, en Cardón, que han sufrido al menos tres eventos cada una, lo que ha obligado a paralizarlas en varias ocasiones. Estas plantas son indispensables para la producción de gasolina y diésel.

A pesar de que se ha hecho un esfuerzo por incrementar la producción, hasta enero de 2023, no se produce ni la mitad de lo que se consume en Venezuela, que son unos 120.000 barriles por día, según información de trabajadores del área y del Sindicato Petroleros Sin Fronteras.

“Las refinerías están como esos carros viejos: se arregla una cosa y se daña otra. Tenían muchos años sin mantenimiento y aunque se les esté metiendo la mano, falta mucho por hacer para que vuelvan a estar en óptimas condiciones. Se hace lo que se puede, pero sabemos que en cualquier momento fallan y, bueno, toca buscarle la vuelta para reparar o reemplazar alguna pieza que se dañe y se mande a hacer idéntica”, dijo un trabajador del área, que prefirió mantenerse en el anonimato.

Gasolina chimba

La necesidad de crudo también se paleó con tanqueros iraní que arribaron a Venezuela con combustible de 80 octanos que, aunque no era apto para el parque automotor nacional, al mezclarlo con los aditivos que se tenían en el país, se pudo distribuir a las estaciones de servicios.

Luego llegaron las quejas de los usuarios por daños en sus motores. “Recuerdo que cuando pusieron esa gasolina, los carros se dañaban de nada. Yo cambié las bujías varias veces y me tocó también mandar a limpiar el tanque, porque tenía sucio. Uno tenía que compraba un aditivo en pastillas para mejorar un poco la gasolina. De verdad que uno pasa más trabajo por esa gasolina, que no se cree. Ahora hay que vivir en cola para optar a la gasolina, porque no ganamos para pagar la dolarizada”, dijo Humberto Blanco, habitante de Punta Cardón.

El pasado viernes 27 de enero, arrancaron el craqueador catalítico fluido (FFC) de la refinería de Amuay, la cual tiene capacidad para producir unos 645.000 barriles de petróleo diarios. El FFC estuvo paralizado desde diciembre de 2022. En los últimos dos años, no es primera vez que en Amuay se detiene la producción, ya que tuvo una parada de casi seis meses.

Actualmente, el craqueador catalítico fluido solo procesa 67.000 barriles de 108.000 barriles, que es su capacidad, debido a que no está completamente operativo. Se trata de una planta indispensable para la producción de gasolina y, aunque en Cardón también existe una de estas plantas, su producción es mucho menor, alcanzando entre 40.000 y 45.000 barriles, todo depende de su operatividad durante el día.

Lo poco que produce, se lo llevan

Pese a las condiciones de ambas refinerías, la entrega de combustible a países como Cuba, no se detiene. Incluso, han vaciado los tanques de almacenamiento de las refinerías en buques que luego dragan (pasan el combustible de barco a barco en alta mar) para llevarlo a otros destinos.

Esto ha sido denunciado por Petroleros sin Fronteras y también por Iván Freites, representante del Sindicato de Trabajadores Petroleros del estado Falcón. “Ya llegó el que estaba ausente… Sras y Sres llegó Lula!!! En buque MANTA SENA salen de refinería Cardón rumbo a Brasil, 25 mil toneladas de Pet Coque. Vuelve Lula con más experiencia y formación a aumentar el saqueo en Venezuela”, escribió Freites en su cuenta de Twitter.

 

 

Accidentes van y vienen

Han ocurrido varios siniestros y, al menos, tres incendios dentro de las refinerías desde 2020. Uno de los más significativos ocurrió el 7 de mayo de ese año, cuando unos trabajadores desmontaban una válvula de un horno en la refinería Cardón. La maniobra dejó a cuatro de ellos con quemaduras.

Para ese momento, Freites alertó que las refinerías no estaban aptas para operar, que las condiciones no estaban dadas ni tampoco había personal calificado para ello.

En 2022, se registraron tres incendios. El último de estos incidentes fue el 26 de diciembre, cuando por fortuna no hubo lesionados, y fue el de mayor magnitud. Afortunadamente, no hubo severos daños, ya que fue atendido a tiempo. El 15 de enero de este año, se registró el último incidente en la planta catalítica de la refinería Cardón e igualmente se activaron los protocolos de seguridad. lo que evitó que se paralizara la producción de combustible.

El Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales documentó 199 derrames petroleros entre 2016 y 2021, los cuales -aseguró-, en la “gran mayoría” de los casos, no fueron reportados por las autoridades.

Los derrames han afectado a 15 entidades del país. Más del 90% de los reportados, ocurrieron en los estados Anzoátegui, Monagas, Zulia, Sucre, Falcón y Carabobo. En la gran mayoría de los casos, ni la estatal petrolera Pdvsa ni las autoridades nacionales suministraron información sobre las características del derrame, mucho menos de su impacto. Asimismo, en ningún caso asumieron responsabilidad de los mismos.

Estos accidentes petroleros han acabado con el ecosistema marino del Golfete de Coro, situación que han denunciado los consejos de pescadores de Falcón, ya que aunque Pdvsa ha trabajado en la reparación de la tubería, no aplica medidas de recuperación de la zona y el petróleo queda en el fondo del mar.

Los derrames de crudo han alcanzado hasta cuatro kilómetros en el océano. “Nos han matado todas las especies y hemos quedado sin chinchorros. Las lanchas se han manchado y nadie nos da respuestas. En otros años, si la situación fuera otra, ya nos hubieran indemnizado”, dijo Carmen Sánchez, habitantes de Tiguadare, municipio Carirubana del estado Falcón.