David Morán Bohórquez: La ausencia de incertidumbres

David Morán Bohórquez: La ausencia de incertidumbres

La trágica —y totalmente previsible— autodestrucción de una de las economías petroleras más ricas del mundo.

La incertidumbre es la ausencia de certezas. Y esa es la condición principal de los posibles futuros,  las incertidumbres que los definen. Es por ello que los planificadores profesionales y analistas estudian las tendencias, los incentivos y los marcos regulatorios de los mercados para encontrar luces sobre el futuro. 

Las tendencias están marcadas por millones de empresas y personas tomando decisiones de compra y venta cada segundo. Con base a esos datos estos analistas profesionales hacen prospecciones sobre el futuro de un país de una industria o de un mercado particular.





Hoy analizamos el caso de Venezuela y su industria petrolera bajo el socialismo, que ya cumple 23 años en el poder. 

A diferencia de las economías de los países que se desarrollan con economías abiertas y libres en el caso de la Venezuela socialista las incertidumbres son muy pocas. Estos 23 años en el poder deja poco espacio para las sorpresas y en el caso de la Industria petrolera las sorpresas sería un evento extraordinario positivo porque a través de los años lo que ha vivido son certezas del camino hacia la autodestrucción.

El camino para la socialización de la industria petrolera venezolana comenzó en 1999 con la aprobación de la Constitución de la República de Venezuela dónde se le dio rango constitucional a Pdvsa pasando ésta de una empresa competitiva internacionalizada inscrita en los mercados de capitales estadounidenses, a tener la condición constitucional de un yacimiento petrolífero fiscal. La implicaciones de este cambio han sido enormes 

Luego en el 2002 se da otro hito importante en la destrucción de la Industria, como fue el despido masivo y la destrucción de la meritocracia petrolera en Venezuela:  Más de 20.000 funcionarios de los más calificados fueron cesados, despedidos y humillados públicamente desde el poder.

En el año 2006 los socialistas intoxicados por un superciclo de precios petroleros obligaron a las empresas de servicios (empresas privadas) a convertirse en empresas mixtas con mayoría estatal. Este cambió afectó profundamente los incentivos de las antiguas empresas privadas a realizar las inversiones necesarias para aumentar su capacidad de producción local. En ese año el país produjo un promedio diario de 2.539 kbpd. Al año siguiente bajó a 2.495 kbpd. De ahí fue decayendo lento pero constantemente.  En 2011 se produjeron 2.380 kbpd. En 2016 2.154 kbpd y ya en 2017 por debajo de los dos millones cuando la producción cayó a 1.911 kbpd.

Luego en el 2009 continuando con el superciclo de altos precios petroleros se promulgó la  ley de estatización de los servicios y bienes conexos a la industria petrolera concluyendo así con la destrucción de la cadena de valor que había tomado decenas de años en desarrollarse y establecerse de manera competitiva en el país y en la región. 

La nota final de esta destrucción fue la explosión en la refinería de Amuay del año 2012 donde por la corrupción que se había iniciado desde el año 2006 esa refinería se encontraba infra asegurada por lo que el régimen chavista alegó que se había tratado de un sabotaje para impedir que vinieran los peritos expertos de las empresas de reaseguros y constataran la verdad verdadera en el terreno mediante un experticia forense profesional.

Pdvsa: una corporación moribunda

Pdvsa fue una empresa petrolera a fines del siglo XX – exploraba, producía, refinaba, capacitaba al personal, investigaba, desarrollaba aplicaciones, administraba eficientemente, invertía. En el siglo XXI, el del socialismo dejó de hacerlo. Es una ex empresa petrolera y hoy es una corporación de militantes del Psuv. Lo que opera lo hace mal, lo que administra peor.

Una empresa petrolera vigorosa tiene tres factores distintivos: Abundantes recursos de crudos livianos y medianos, una meritocracia empresarial competitiva y suficientes recursos financieros (EBITDA positivo) para invertir en el negocio. Nada de eso lo tiene ahora.

La debacle del mediano y liviano

El mantra de que “Venezuela tiene las reservas petroleras más grandes del mundo” es falso. Tiene muchas ciertamente, especialmente de crudos extrapesados. Pero en cálculos de la consultora noruega Rystad, que cada dos años actualiza los cálculos de reservas, los recursos petroleros recuperables del país son una fracción de los 300 mil millones de barriles que el Ministerio de Petróleo chavista dice que hay.

Si bien las reservas son importantes, ¿de qué sirven si no se pueden extraer?. Sobre todo si hoy no producen crudos medianos y livianos que son vitales para la alimentación de nuestras refinerías pero también en la producción de gas natural y en la producción y manejo de los pesados y extrapesados.

 

En 1998 Venezuela produjo 3,13 millones de barriles diarios de petróleo crudo. En 1999 el chavismo sacó al país del exclusivo club de productores de 3 millones de barriles diarios o más. En 2017 bajó de los 2 millones de barriles diarios y en 2020 del millón de barriles diarios de crudo El país nunca alcanzó su potencial de producir 6 MMBD. Ese espacio lo tomaron otros productores. Y ese espacio entre el potencial y producido señala las inmensas oportunidades desperdiciadas en obtener inversiones y por lo tanto ingresos para el país. Haga esta misma analogía con las reservas.

Hoy Pdvsa es un consorcio politizado que depende de las producción de sus empresas mixtas con socios extranjeros. Su capacidad de producir por esfuerzo propio crudos y gas, refinar, vender en el exterior está en el piso. 

Tomemos por ejemplo de la división occidental de Pdvsa para ilustrar este punto, donde los campos de Pdvsa por esfuerzo propio son la mayoría

La división occidental de Pdvsa está compuesta por cuatro zonas; 1. Costa Occidental, que tiene los campos petroleros de La Concepción, Mara, La Paz, Boscán, Alturitas; 2. Costa Oriental con los campos Cabimas, Tía Juana, Lagunillas, Bachaquero, Mene Grande;  3. Lago con los bloques Lago, Centro, Lama y Lamar y 4. Sur Lago – Trujillo con los campos Barúa-Motatán, Tomoporo, La Ceiba, Franquera. 

Esos campos en occidente tienen reservas petroleras (sin incluir las de gas) por 21.300 millones de barriles: 300 millones de barriles de condensado (>42°API); 3.500 millones de barriles de crudos livianos (>30°API); 5.200 millones de crudos medianos (>22°API) y 12.300 millones de crudos pesados (>10°API). De esas reservas están desarrolladas, que son las cantidades esperadas de ser recuperadas de los pozos e instalaciones existentes, 6.500 millones de barriles (el 30,5% del total). En condensados, livianos y medianos hay 2.900 millones de barriles en reservas desarrolladas. 

Si las pusiéramos a producir  a una tasa de 685 mil barriles diarios, que fue la producción total de crudos de Venezuela durante el año 2022, esas reservas se agotarían en 4.233 años.

Pocos lugares del mundo tienen tantas reservas desarrolladas a disposición. Pero la realidad socialista se ha impuesto en el país.

Según una nota de Argus de diciembre, citando documentos internos de Pdvsa, en occidente hay un total de 18.000 pozos petroleros, de los cuales sólo 1.400 están completamente operativos (el 7%). De los otros, 8.700 necesitan aproximadamente unos 500 mil dólares cada uno para volver a operar (~ 4.350 millones de dólares) y los restantes 7.900 pozos inversiones de unos 5 millones de dólares cada uno.

 

En el año 2.000 en occidente se produjeron 1.454 kbpd, en 2008 890 kbpd, en 2015 707 kbpd y en 2020 83 kbpd, el equivalente al 5% de lo producido en el año 2.000

El recurso humano y el éxodo

Las empresas petroleras internacionales ha sido pioneras no sólo en el desarrollo de las ciencias de la geología, también en innumerables desarrollos técnicos en la prospección de reservas, tecnologías de producción primaria y secundaria, transporte y almacenamiento de crudos, gases y combustibles, procesos de refinación, de conversión y mejoramiento de crudos, transporte marítimo de hidrocarburos, lubricación y tribología, entre otros tantos, sino también en procesos gerenciales.

La condición de la ubicación de los yacimientos, generalmente en zonas alejadas a la urbes, los llevó a desarrollar e innovar en lo que hoy se conoce como responsabilidad social empresarial.

En el caso venezolano esas empresas crearon poblados modernos, localmente conocidos como “campamentos petroleros” donde desde cero creaban urbanizaciones con casas, vías de comunicación, escuelas, dispensarios médicos, clubes sociales, mercados (comisariatos), servicio eléctricos, de aguas blancas, de manejo de desechos urbanos, con precios altamente subsidiados para el personal obrero y profesional de esas empresas.

Ese desarrollo era parte de la comprensión de largo plazo del negocio petrolero, siendo pioneros en dos herramientas gerenciales extraordinarias, la planificación a largo plazo y el desarrollo del capital humano – condiciones de trabajo óptimas, entrenamiento, evaluación de desempeño, ascenso y remuneración ligadas a los logros – que se conoció localmente como meritocracia. 

Las peligrosas condiciones laborales propias del negocio de los hidrocarburos, las llevó también a promover la vida de los sindicatos de trabajadores, una herramienta fundamental para el logro de condiciones óptimas de trabajo.

Esta compacta reseña histórica nos permite comprender el daño irreversible que el chavismo le infringió al sistema de recursos humanos que heredó en Pdvsa, que había tomado décadas en desarrollarse.

Con el despido masivo de profesionales del año 2002, la destrucción del capital humano de Pdvsa sólo era cuestión de tiempo. Y lastimosamente así sucedió. 

La politización llevó paulatinamente la pérdida de los incentivos por hacer bien el trabajo. Ya no dependía del mérito, sino de la voluntad del jefe político. Así comenzó la degradación, fueron perdiendo paulatinamente las condiciones de higiene y seguridad laboral. El mantenimiento de los campamentos se vino al piso, el fondo de pensiones y jubilaciones fue saqueado, desaparecieron los comisariatos, la atención médica laboral primaria, los sindicatos fueron corrompidos,se acabaron los planes de entrenamiento, los cursos y las becas de estudio. Desapareció la cultura del mantenimiento y la visión de largo plazo. La corrupción se adueñó de esa corporación. 

En noviembre de 2022 el Fiscal General Tareck William Saab declaró que  “uno de los logros más importantes es haber desmantelado las mafias de la corrupción durante este tiempo del 2017 en adelante en Pdvsa, el combate contra la corrupción petrolera, son 26 tramas (…)” 

Al día de hoy, tres expresidentes de Pdvsa han sido acusados por corrupción. Uno de ellos está preso, otro murió en prisión y otro está fugitivo en el exterior. También han sido acusados presidentes y vicepresidentes de filiales, y personal obrero y gerencial.

“¿Cuántos presos hay de Pdvsa?”, preguntó un periodista a Tarek William Saab en un programa de televisión el 22 de noviembre de 2022. Más de 200 procesados por este tipo de acción”, contestó el fiscal general designado por la extinta Constituyente.

En su trabajo de investigación del año 2018, Transparencia Venezuela halló sobre las Empresas Propiedad del Estado (EPE) y las empresas mixtas del sector hidrocarburos del país, que sobre el 83% de las empresas analizadas pesan denuncias públicas de irregularidades de funcionamiento, falta de insumos, conflictos laborales o corrupción

 

De hecho, hoy Pdvsa es un corporación militarizada, siguiente el modelo de la inútil y nefasta Grupo de Administración Empresarial, SA (Gaesa de la dictadura cubana. el grupo empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) con ramificaciones que van desde el sector hotelero hasta las tiendas minoristas de ventas de productos en divisas, pasando por las aduanas y los puertos, entre muchos otros

Pdvsa tiene empresas filiales en múltiples ámbitos: terminales marítimos, filiales en el exterior, en desarrollos urbanos, televisora, radio, alimentos, agricultura, ingeniería, importaciones, estaciones de radio, de servicios financieros, astilleros, etc. que maneja de manera opaca y sin rendición de cuentas públicas. Pdvsa no publica sus estados de resultados desde el año 2016.

Esta destrucción de capital humano ha hecho que los últimos trabajadores con alguna credencial comprobable abandonaran esa corporación en un éxodo doloroso para la nación.

El salario mundial de un trabajador petrolero (obrero, técnicos y profesionales) promedió 85.000 dólares anuales en 2022. En Pdvsa hoy un trabajador calificado apenas alcanza los 1.300 dólares anuales. 

Con trabajadores con bajas credenciales, desmotivados, mal remunerados y sin los incentivos al mérito no se levanta producción alguna. Producir hoy un millón de barriles diarios luce muy cuesta arriba.

 

La ruina financiera

La deuda financiera de Pdvsa era de  USD 34.894 millones en enero de  2022 según una nota de Reuters. Eso es lo que deben por la emisión de bonos. Equivale a 3,5 veces las reservas internacionales en manos del Banco Central de Venezuela. Eso sin contar con la deuda comercial que algunos expertos ubican en USD 12.000 millones y deuda por litigios en el entorno de los USD 10.000 millones, para un total de USD 57 mil millones.

Por otro lado, su “dueño” el estado venezolano tiene una deuda externa que supera los USD 140.000 millones de dólares.

Combinada, las deudas de Pdvsa y de la República suman USD 197.000 millones, eso es 2,3 veces el Producto Interno de Venezuela de 2022 de USD 86.000 millones. Un estado de insolvencia aguda, que permite afirmar que la renta petrolera de Venezuela en socialismo es negativa. Hoy y la futura previsible.

¿Hay vida en Marte?

El sentido común indicaría que  el régimen de Maduro necesita crear un entorno que fomente la inversión privada y/o extranjera en los campos petroleros y que permita el regreso del personal que huyó del país durante las últimas dos décadas.

¿Es eso posible?

No

Cambiar su filosofía de gobierno a ese grado será bastante difícil, por no decir imposible y convencer a los extraños de que somos dignos de confianza aún más. Son muchos años de destrucción deliberada. Esa es otra certeza

Salir del socialismo y sus mafias es la prioridad.

Luego nos tomará un camino muy largo, y los resultados significativos tardarán en aparecer. Así es el tamaño del daño.

Como ven, proyectar el futuro petrolero de Venezuela no es hacer una regla de tres desde un pasado que ya no existe.

Ideas para el progreso

Dejo para el final algunas certezas generales. Venezuela como exportador de petróleo tiene un futuro marginal. Mientras a lo interno tiene un gravísimo problema de pobreza energética: electricidad, gas, combustibles, que impiden que el PIB pueda crecer.

Venezuela tiene una baja huella de carbono. Por lo tanto sugiero a planificadores abandonar el modelo exportador de exportación de petróleo y productos petroleros por el de su consumo interno. El máximo consumo interno de energía (GLP, gas, hidro, gasolina, diesel, fuel oil y otros)  en Venezuela se dió en el año 2009 con apenas 1.306 miles de barriles de petróleo equivalentes, cuando con un arreglo institucional adecuado podemos atraer inversiones que consuman internamente en el país 5 millones de barriles de petróleo equivalentes, que además crearían miles de puestos de trabajo bien remunerados y millardos de dólares en impuestos.

Pero para ello debemos dejar la dependencia de más de un siglo al petróleo y abrazar cuanto antes el potencial de energías renovables que en el país superan los 8 millones de barriles diarios de petróleo equivalentes.

Entender el futuro nos da la posibilidad de construirlo.

P.D. Los invito a leer unos comentarios que hice sobre la situación de Pdvsa y del futuro de Venezuela en el año 2019

“Desde la lógica estatal no hay manera de recuperar la industria petrolera”

 https://ovxp.mcehc.com/2019/08/13/david-moran-desde-la-logica-estatal-no-hay-manera-de-recuperar-la-industria-petrolera/

@morandavid