Ex de J. K. Rowling estuvo a punto de quemar el primer borrador de Harry Potter

Ex de J. K. Rowling estuvo a punto de quemar el primer borrador de Harry Potter

Foto de archivo de J.K. Rowling

 

 

La escritora británica J.K. Rowling reveló que temía que su ex marido, el portugués Jorge Arantes, quemara el manuscrito del primer libro de la saga, Harry Potter y la piedra filosofal, en el marco de una convivencia en la que sufrió malos tratos por parte del periodista, con el que estuvo casada poco más de un año.





Por Infobae

Rowling, de 57 años, dijo, durante el estreno de su podcast, The Witch Trials, que el vínculo con su ex marido fue violento y que el hombre ejercía control sobre ella, a tal punto que intentó guardar bajo llave el manuscrito para evitar que lo dejara.

“A esas alturas me registraba el bolso cada vez que llegaba a casa. No tenía llave de mi propia casa porque él tenía que controlar la puerta principal. Y creo que no es una persona estúpida. Creo que sabía, o sospechaba, que iba a intentar escaparme”, dijo Rowling, según publicó el diario británico The Guardian.

La escritora y Arantes se conocieron hace más de treinta años en un bar de Oporto donde Rowling enseñaba inglés, y a partir de la relación que entablaron descubrieron su pasión común por Jane Austen.

Esta fotografía de archivo del 20 de mayo de 2013 muestra una copia de la primera edición del primer libro de la serie de Harry Potter, titulado “Harry Potter y la piedra filosofal”, en la casa de subastas Sotheby’s en Londres (AP Foto/Matt Dunham, archivo)

 

Esa pasión que nació entre ellos los llevó a casarse poco tiempo después, pero su matrimonio apenas duró 13 meses, tiempo en el que, según la autora, sufrió malos tratos psicológicos y físicos. Por su parte, Arantes admitió que las discusiones fueron subiendo de tono y que le propinó dos bofetadas, pero que no se arrepentía de esa conducta, según dio a conocer el periódico español ABC.

Rowling manifestó que durante esos días vivía en “un horrible estado de tensión” porque tenía que ocultar sus intenciones de abandonar el domicilio familiar, pese a lo cual podía seguir escribiendo. “El manuscrito seguía creciendo. Yo seguía escribiendo. De hecho, él sabía lo que ese manuscrito significaba para mí, porque en un momento dado lo cogió y lo escondió”, señaló la autora de la saga.

Para poder abandonar el hogar y salvar la obra que estaba escribiendo tuvo que pergeñar un plan. “Llevaba a diario al trabajo unas cuantas páginas del manuscrito –solo unas pocas para que él no se diera cuenta de que faltaba algo– y las fotocopiaba. Y, poco a poco, en un armario de la sala de profesores, la obra fotocopiada crecía y crecía y crecía, porque sospechaba que si no era capaz de salir con todo, él lo quemaría o se lo llevaría o lo tomaría como rehén”.

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