El azúcar tiene un efecto potente sobre el cerebro. Segrega serotonina, una de las hormonas relacionadas con la felicidad. Por lo tanto, brinda una sensación de placer y bienestar instantáneos.
Por Clarín
Además, al producir picos de glucosa, muchas personas sienten la necesidad de consumir este tipo de alimentos de manera constante, “hasta llegar a comportamientos adictivos”, puntualizó a la edición española de la revista Hola la nutricionista Yolanda Masa, diplomada en nutrición humana y dietética por la Universidad Autónoma de Madrid.
Una de las causas de esta compulsión “puede estar relacionada con experiencias de la infancia, una etapa muy importante para el desarrollo de las preferencias alimentarias y de la relación con la comida”, explicó Masa.
Si los dulces fueron una recompensa o se ofrecían a menudo opciones muy tentadoras, habrá una mayor predisposición a desarrollar una conducta de desborde. Lo mismo puede ocurrir si la restricción fue demasiado severa.
Por otro lado, esta necesidad de comer algo dulce en cualquier momento también puede estar relacionada “con altos niveles de insulina por una dieta inadecuada o una cuestión metabólica”, comenta.
Por qué reducir el azúcar
El motivo que los expertos no dejan de recalcar es que se trata de un alimento alto en calorías y con muy baja densidad nutricional. Lo que se llama con calorías vacías.
“Sus beneficios son escasos. Con lo cual, su consumo debería ser muy esporádico o casi nulo”, agrega Masa.
Además, estos alimentos son muy altos en grasas. Lo cual incide negativamente en los índices de colesterol y triglicéridos.
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