Credit Suisse, Silicon Valley Bank y miedo inversor: cinco claves para entender los problemas bancarios que sacuden a los mercados

Credit Suisse, Silicon Valley Bank y miedo inversor: cinco claves para entender los problemas bancarios que sacuden a los mercados

Un cliente lee un documento sobre el cierre del Silicon Valley Bank en la sede de la entidad en Santa Clara (California).
NOAH BERGER (AFP)

Wall Street abrió con pronunciadas bajas luego de que los mercados europeos operaran todo el día en números rojos. Se reavivaron los temores a colpasos de empresas financieras

Los principales índices de Wall Street abrieron con pronunciadas bajas esta mañana luego de que los mercados de Europa sufrieran marcados retrocesos impulsados, más que nada, por la caída de los precios de acciones bancarias y financieras. El foco de las preocupaciones este miércoles es Credit Suisse, el banco suizo que acumula cinco trimestres de pérdidas y que volvió a sufrir la desconfianza inversora luego de que el fin de semana pasado dos bancos estadounidenses, Silicon Valley Bank y Signature Bank, cayeran en desgracia y gatillaran un rescate del Gobierno de los Estados Unidos para sus ahorristas.

Por Infobae





La reacción del Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la FDIC -la institución encargada de garantizar los depósitos en Estados Unidos- pareció traer algo de calma a los mercados el martes, pero del otro lado del océano las dificultades del banco suizo reactivaron los temores por la salud de las entidades financieras.

Los miedos de los inversores se dispararon a mediados de la semana pasada y se reavivaron hoy, al punto de llegar a afectar las cotizaciones de bancos americanos importantes luego de haber estado limitadas a dudas sobre bancos pequeños o “regionales” de los Estados Unidos.

A continuación, una breve guía para conocer qué está pasando y cuáles son los riesgos que hacen temblar a los mercados.

¿Qué pasó?

Esta mañana el principal accionista de Credit Suisse, uno de los bancos más importantes de Suiza, dijo que no estaba en sus planes inyectar fondos en la entidad financiera para apuntalarla luego de más de un año de problemas. Credit Suisse había revelado el martes que su auditor, la empresa PwC, identificó “debilidades materiales” en sus controles de información financiera.

Logo de Credit Suisse, en una fotografía de archivo. EFE/EPA/ENNIO LEANZA

 

Este miércoles, sus acciones se hundieron a un nuevo mínimo de 1,7 francos suizos después de que el presidente del Banco Nacional Saudí (SNB), que compró una participación del 10% en Credit Suisse el año pasado, descartara proporcionar más ayuda financiera. Al momento de la publicación de esta pieza, la acción perdía 18% en el día luego haber llegado a deslizarse más del 25% en la rueda.

¿Cuál es el problema con Credit Suisse?

El banco intenta recuperarse de una serie de escándalos que han minado la confianza de inversores y clientes. Las salidas de clientes en el cuarto trimestre ascendieron a más de 110.000 millones de francos suizos (USD 120.000 millones).

En 2019, se descubrió que el director de operaciones, Pierre-Olivier Bouée, había contratado a investigadores privados para espiar a empleados de alto nivel y fue despedido poco después. El investigador privado también “se quitó la vida misteriosamente”, informó el banco, al tiempo que anunciaba la destitución de Bouée.

En marzo de 2021, un mes antes de que se hiciera público el escándalo Archegos, Credit Suisse también anunció que cerraba y liquidaba varios fondos de inversores, por valor de USD 10.000 millones, proporcionados a otra empresa de servicios financieros, Greensill capital. Greensill se declaró insolvente en marzo de 2021.

Se estima que los inversores perdieron cerca de USD 3.000 millones por este motivo.

REUTERS/Arnd Wiegmann/Files

 

Ese mismo año, el fondo Archegos también colapsó y causó un agujero de unos USD 4.000 millones de dólares al banco suizo.

En febrero de 2022, una filtración masiva de más de 30.000 clientes de Credit Suisse reveló más de 100.000 millones de dólares en riqueza en manos de personas que se habían beneficiado de “la tortura, el tráfico de drogas, el blanqueo de dinero, la corrupción y otros delitos graves”, según The Guardian. Esta revelación perjudicó aún más la reputación del banco, aumentando la preocupación de los inversores.

El banco también cambió su cúpula directiva en múltiples ocasiones desde 2019, y los cambios más recientes se produjeron en julio de 2022, cuando el grupo obtuvo un nuevo consejero delegado.

Pero nada de esta larga crisis de la entidad suiza explica del todo los movimientos de hoy. Credit Suisse es hoy el más problemático de los bancos, pero sufre por una desconfianza generalizada en el sector disparada tras el colapso de Silicon Valley Bank (SVB).

¿Por qué se hundió Silicon Valley Bank?

La quiebra de SVB se produjo de repente, tras 48 horas frenéticas en las que los clientes retiraron los depósitos del banco en una clásica corrida bancaria.

La semana pasada, el banco comunicó que vendió a pérdida una parte de sus inversiones para tratar de llenar agujeros en su balance y disparó la corrida que terminó con su cierre, decidido por el Estado de California, y el rescate a sus ahorristas puesto en marcha el domingo. Pero los problemas habían empezado mucho antes.

Logo de Silicon Valley Bank (REUTERS/Dado Ruvic/Illustration)

 

Como muchos otros bancos, SVB invirtió miles de millones en bonos del Tesoro de EEUU durante la época de tasa de interés cercanas a cero con las que se respondió a la pandemia de coronavirus y se impulsó a la economía al rebote posterior.

Eran épocas de enorme liquidez y las empresas tecnológicas californianas conseguían financiamiento barato con facilidad. Así, los depósitos de clientes de SVB crecieron a toda velocidad sin que los préstamos acompañaran. Los bonos del Tesoro parecían la solución lógica. También deuda hipotecaria, que es igual de sensible a las tasas.

Lo que parecía una apuesta segura se vino abajo rápidamente cuando la Reserva Federal subió las tasas de interés agresivamente para controlar la inflación.

Cuando las tasas de interés suben, los precios de los bonos caen (por ejemplo, si un bono que paga USD 100 al vencimiento vale USD 95 en el mercado, ese papel ofrece una tasa menor a la de un título que paga lo mismo al vencimiento pero se compra a USD 90). Así, el aumento de las tasas erosionó el valor de la cartera de bonos del SVB. La semana pasada, la cartera arrojaba una rentabilidad media del 1,79%, muy por debajo del rendimiento del Tesoro a 10 años, en torno al 3,9%, según Reuters.

Los bonos en cuestión son enormemente líquidos, al venderlos un banco puede conseguir inmediatamente fondos para afrontar retiros de depósitos. Pero si las pérdidas son grandes por la baja de sus precios, la liquidez que se obtiene puede no ser suficiente.

Otro banco estadounidense, Signature Bank, se derrumbó también la semana pasada y sus operaciones fueron cerradas por el Estado de Nueva York el domingo.

¿Hay riesgo de contagio?

Las acciones de los reguladores estadounidenses estuvieron orientadas a evitar el contagio. Cuando se desata una corrida contra un banco en particular, por ejemplo SVB, los depositantes de otros bancos pueden asustarse y retirar también sus fondos. Si la corrida es lo suficientemente masiva, bancos sólidos podrían volverse insolventes de la noche a la mañana, y caer en la quiebra también. Para evitar eso, la administración Biden decidió hacerse cargo de devolver los depósitos que habían sido hechos en SVB y Signature. Incluso si los montos depositaodos superaban los USD 250.000, que es el límite asegurado por las normas.

En Wall Street temen que el colapso de Silicon Valley Bank arrastre a otros bancos.

 

El rescate a los depositantes pareció ser efectivo para frenar corridas contra otros bancos. El mensaje fue claro: los depósitos están seguros. Y si están seguros y no es necesario retirarlos, entoces los bancos sanos pueden respirar tranquilos que ninguna corrida los va a transformar en insolventes.

Pero si bien las corridas bancarias son la forma más habitual de contagio, hay otras. Primero y principal porque el crecimiento de los depósitos en épocas de hiperliquidez no fue algo exclusivo de SVB, sino de todo el sistema. Y las tenencias de bonos del Tesoro de los EEUU y otra deuda, por ejemplo hipotecaria, también está extendida a todo el mercado. El problema de liqudiez que arrastró a SVB se sintió en todos los bancos, no sólo en el que no pudo superarlo.

¿Cómo reaccionó el mercado?

La venta de acciones de bancos fue masiva en todas las bolsas del mundo. Durante la semana pasada y el lunes, sobre todo, estaba concentada en bancos medianos o “regionales”. First Republic Bank, el más representativo de esa dinámica, se desplomó 57% en la primera rueda de la semana. PacWest, KeyCorp o Zions Bancorp son ejemplos de otros bancos cuyas acciones sufrieron sacudones parecidos.

Sin embargo, la tendencia pareció cambiar el martes en la medida en que los depositantes de Silicon Valley Bank recuperaban sus depósitos como resultado de la intervención del Gobierno. Y las acciones rebotaron: First Republic, por ejemplo, subió 28% en el día.

En este punto es en el que Credit Suisse reavivó los temores. Los problemas del banco suizo arrastraron a un mercado sensible a malas noticias bancarias y con un importante componente de shortsellers (fondos especializados en ganar con las bajas de acciones específicas) que tienen a las entidades financieras como principal blanco en estos días.

Al cierre de esta nota, el S&P 500 se desplomaba un 1,4%, mientras que el Promedio Industrial Dow Jones caía un 1,6%. Los contratos del Nasdaq Composite, de fuerte componente tecnológico, cayeron un 1%.

El rendimiento de los bonos cayó. La tasa del bono del Tesoro estadounidense a 10 años bajó al 3,4% el miércoles por la mañana desde el 3,6% del martes. El petróleo alcanzó nuevos mínimos anuales, con el WTI cayendo más de un 4%, por debajo de los 70 dólares el barril.

El sentimiento bancario siguió siendo agrio para los miembros del índice KBW Bank, ya que el índice se hundía 3,54% este miércoles. Bank of America, JPMorgan Chase, Wells Fargo y Citigroup, y otros grandes bancos caían, probando que el problema no termina en los bancos regionales.