Créditos: east2west news
Una médica rusa denunció que las mujeres que participan en los servicios para atender a los soldados heridos del Kremlin en Ucrania son obligadas a complacer a los varones que combaten en aquella nación. “Margarita”, como pidió ser llamada la mujer que decidió alzar la voz por las vejaciones que sufren por sus propios compatriotas, relató lo que sucede en el interior de los campamentos de la milicia rusa enviada por el presidente Vladimir Putin.
Por: El Heraldo
Margarita señaló que los oficiales de alto rango de la Armada de Rusia son los que ordenan a las mujeres médicas actuar en contra de su voluntad para que se conviertan en sus amantes, señaló la denunciante en una entrevista que difundió Radio Free Europe/Radio Liberty. Agregó que además debían cumplir con las labores de cocina y de limpieza.
En caso de negarse a cumplir los deseos de los oficiales castrenses del Kremlin, las mujeres son castigadas y golpeadas. Margarita fue una de las mujeres que sufrió los ataques de sus connacionales militares hasta que pudo liberarse de ello, aunque con un trauma severo que le producen de manera regular ataques de pánico.
Se unió al Ejército para ayudar a su familia
Margarita fue clara al señalar el principal motivo para que decidiera unirse a las mujeres rusas que ayudarían a los soldados en el frente de guerra en Ucrania. Indicó que fue para poder mantener a su familia, ya que tiene un hijo con necesidades adicionales, que la hizo regresar al Ejército luego de que en 2011 abandonó la milicia.
Sobre los abusos que sufrió, relató que un coronel a cargo del pelotón donde fue asignada en Ucrania, decidió que sería “su esposa de campo” mientras estuvieran en la zona de entrenamiento de Nizhny Novgorod. Lejos de aceptar, Margarita rechazó cada una de las insinuaciones sexuales que el alto mando ruso le hacía, por lo que ordenó a algunos soldados a su cargo que le hicieran la vida imposible.
Uno de los primeros castigos a la que Margarita fue sometida fue que tuviera que dormir al aire libre durante un mes, además de que fue obligada a ir al frente de guerra con el riesgo de que recibiera alguna bala perdida por su falta de entrenamiento de combate. En su pelotón había otras seis mujeres que vivieron las mismas insinuaciones sexuales.
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