Carlos Ochoa: El desfile de las bragas naranja

Carlos Ochoa: El desfile de las bragas naranja

Hace unos días el presidente Bukele de El Salvador se hizo tendencia por el video de los primeros 2.000 reclusos trasladados a la fortaleza que construyó en tiempo record para ser juzgados, a los que aún faltan y como sitio de reclusión  para los que ya tienen sentencia firme, son miembros de las pandillas que aterrorizaron a la población de ese país por mucho tiempo, delincuentes con amplio prontuario que ahora pasaran el resto de sus vidas o buena parte de ellas tras las rejas, obviamente que Bukele montó un show que ha tenido la mayor audiencia y parece que el apoyo mayoritario de los salvadoreños, elevando su popularidad y respaldo a cifras estratosféricas  si damos como cierto los estudios de opinión que se han hecho al respecto.

En Venezuela ante la desesperación que produce en el gobierno la baja popularidad de Maduro están intentando construir un relato que ocupe el vacío de los cuentos de los motores que nunca arrancaron, la Venezuela potencia, bonita, protagonista y solidaria con las revoluciones de la patria grande y otras sandeces con las que nos han tenido engañados mientras el descomunal saqueo del país ha empobrecido hasta los extremos a la gran mayoría de los venezolanos. 

El relato de la decencia no le queda nada bien al gobierno, no sé de dónde saca el veterano periodista Nelson Bocaranda esas cifras de “recuperación,” de bienes y dinero, ojalá no sea la misma fuente que le informó de la muerte de Chávez en el 2013, porque quedaría la duda de su veracidad, pero lanzado el monto sin detalles cabe y me disculpa Bocaranda a quien respeto y admiro una duda razonable.





El tema es que tanta credibilidad puede tener una depuración aguas adentro de un gobierno sobre el que existen tantas acusaciones de corrupción, queda claro que Maduro echa mano del reflejo del éxito de Bukele y pinta de naranja a sus pandilleros, porque no hay que olvidar que esos ciudadanos uniformados con bragas naranja fueron nombrados por el alto gobierno, montaron sus triquiñuelas al amparo de las empresas del estado, es decir a diferencia de los pandilleros salvadoreños que desplegaron sus negocios ilícitos enfrentados al estado y a la sociedad civil, los señalados de corrupción en Venezuela se hicieron pandilleros participando privilegiadamente como administradores, gerentes y contratistas del estado venezolano, por eso se afirma que lo que se está desarrollando es una purga interna, un ajuste de cuentas entre factores y grupos de poder.

Lo cierto es que el desfile de las bragas naranja no ha tenido el impacto mediático que esperaban, porque es casi seguro que no son todos los que son y el venezolano lo sabe y no le está comprando el show a Maduro que lo que busca es oxigeno para llegar al temido 2024, insisto en lo que parece ser una realidad que se hace evidente en la Venezuela saqueada y envilecida, el miedo se mudó de acera y por eso están nerviosos y creativos exhibiendo el color de moda.