Conocí a Enrique Mendoza en 1974 cuando era Concejal del partido Copei en el Distrito Sucre del Estado Miranda y yo formaba parte de la directiva de la Asociación de Propietarios y Residentes de la Urbanización Miranda (APRUN), vigorosa organización vecinal que había tenido sus inicios en los años sesenta.
En esa época, tuvimos dos grandes conflictos que ventilar ante al Consejo Municipal relativos a los cambios de zonificación. El primero, sobre el terreno donde estaba el campo Deportivo, que había sido donado, de manera arbitraria, a un colegio privado llamado La Rondalera. El segundo, un terreno que era un Parque (La Pirámide), donde se comenzó a edificar un Centro Comercial, con el añadido, de que estaba situado en una calle ciega, el caso se conoció como el Monstruo de la Pirámide. Enrique presidió el Consejo en ambas causas. Luego de largos litigios y confrontaciones, que duraron una decena de años, tanto la una como la otra se solucionaron a favor de los vecinos.
De esas luchas recordamos con beneplácito a otros concejales solidarios, como Carmen de Pacanins, Erick Becker Becker, Jesús Betancourt, Argelia Laya, Ligia Toro y José del Vecchio. Fue una época en la que contábamos con dedicados lideres vecinales reunidos en FACUR, donde se agrupaban más de 70 asociaciones de vecinos, con dirigentes como Ángel Enrique Zambrano, Ligia de Gerbasi, el señor Manzano, Adolfina Díaz, Elías Santana y otros.
Después de sus días de Concejal, Enrique continuó una exitosa carrera política y llegó a ser electo Gobernador del Estado Miranda, en más de una ocasión, y posteriormente, Diputado por el partido Copei. En la gobernación llevó a cabo una gestión eficiente, como lo reconocían sus electores quienes lo reeligieron para ese cargo en tres ocasiones. Aún se recuerda la forma oportuna y valiente con la que encaró la tragedia de El Guapo en 1999, generada como consecuencia de las incesantes y fuertes lluvias que colapsaron la represa en ese momento. Poco antes de ocurrir este hecho, Mendoza había decretado el estado de emergencia en esa región, ya las copiosas precipitaciones habían provocado el desbordamiento de los ríos, inundando calles y viviendas. El gobernador se fue a los poblados afectados y se puso al frente de los grupos de rescate, ayudando a evacuar a los habitantes de los lugares más afectados. Cuando se hizo inminente que la represa de El Guapo colapsaría, intensificó las labores para lograr desalojar todas las zonas de peligro. Su pronta intervención impidió que la catástrofe cobrara más víctimas.
Su momento cumbre fue cuando tomo el liderazgo político y organizacional para enfrentar a la dictadura organizando la Coordinadora Democrática que unió en un movimiento al empresariado, los trabajadores y los partidos políticos democráticos para retornar al camino constitucional, primero a través del Paro Cívico y luego mediante el Referendo Revocatorio. El tremendo esfuerzo cívico no dio resultado y “el vil egoísmo, otra vez triunfo”.
Enrique Mendoza será recordado como un hombre que estuvo siempre al lado de los vecinos, enfrentó, inteligentemente, los oscuros intereses que siempre subyacen en los cambios de zonificación, que terminan siendo muy lucrativos. Luego tomo la bandera del país en la lucha contra la dictadura. Lo recuerdo como un hombre muy atento, reservado, de carácter (me parecía) un tanto huraño, se dirigía a nosotros como “líder’, nunca conoci que alguien pusiera en duda su honestidad, al final, siempre lucho desinteresadamente por los vecinos y sus conciudadanos.
Paz a sus Restos.
Para las personas que quieran conocer más sobre las asociaciones de vecinos de esa época le recomendamos el libro escrito por las historiadoras Catalina Banko y Sheila Salazar, La Historia de la Asociación de Vecinos de la Urbanización Miranda, disponible en Amazon.
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