Los pendejos creen a los demás pendejos, por @ArmandoMartini

Los pendejos creen a los demás pendejos, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

En este mundo de asombros, extrañezas y demasiadas sorpresas, hay quienes parecen siempre ubicarse en el lugar y momento equivocado. Inoportunos y desafortunados, conciben haber nacido sin pizca de sentido común y en el extremo receptor de la trampa ridícula y el engaño inverosímil. Lo peor, es que no solo sufren por su candidez y falta de astucia, sino que están dispuestos a creer cualquier cosa que les cuenten, incluso, lo absurdo que haría a un mono reír a carcajadas.

Como la pesquisa de una mala jugada, los agarraron robándose la base. Cantar el out fue difícil, el escándalo era inevitable. La inconveniencia de esperar, era un grito no apto para pendejos. El contubernio no perdona promiscuidades ni exime traiciones. Sin preámbulo y lágrimas en los ojos, le expresó: márchate; todavía lo andan buscando. Radio Bemba, sin embargo, refiere un afectuoso y fraternal saludo, con entrega de un sobre con información fehaciente del amargo reclamo. Pero la orden de captura, no era pendejada. 

¿Cómo explicar que los pendejos creen a los demás pendejos? Quizás sea cuestión de afinidad, como si los que comparten cierta condición se sintieran atraídos mutuamente. A manera del amor, es un caso de ceguera voluntaria, sordera selectiva y privación deliberada, en la cual corazones apendejeados, sucumben serviles a la versión escueta, lacónica y provechosa de la realidad, aunque, a la luz, todo indique lo ilógico y disparatado. 





Los pendejos están en todas partes, se amontonan en torno a figuras públicas que comparten su mentalidad. Identificarlos es fácil, son creídos y fanfarrones, extravagantes cacareadores de ofrecimientos y soluciones simplistas a los problemas complejos. Con frecuencia son politiqueros, artistas o gurús que prometen el oro y el moro a sus seguidores; pero rara vez honran la palabra empeñada. No conocen de compromiso ni de rendir cuenta.

Se dejan conquistar por estos individuos, comparten una visión del mundo: básica y egocéntrica, ubicando en el centro de todo, al pendejo y sus necesidades inmediatas. Los pendejos no piensan en el futuro ni sus consecuencias a largo plazo de sus actos. Su enfoque es elemental y limitada; por eso dispuestos a creer cualquier cosa que apunte a un beneficio inmediato, sin esfuerzo ni trabajo, cómodo, aunque sea completamente absurdo e irracional. 

No quiere decir que todos los que apuestan soluciones simples sean pendejos. Hay muchos que, por diversas razones, prefieren un enfoque más directo y pragmático a las contrariedades. Sin embargo, hay una diferencia crucial: capacidad de discernimiento. Los que tienen juicio están capacitados para distinguir lo que es real y lo que no lo es; para evaluar las secuelas de sus acciones. Los pendejos, por otro lado, carecen de este aforo crítico y son presa fácil de cualquier ardid. 

Son un fenómeno curioso y un poco triste de nuestra sociedad. Seres destinados a ser burlados y a creer en cualquier cosa que les prometa un favor inmediato, por absurdo que parezca. Pero lo peor de todo es que, a veces, los pendejos tienen la capacidad de influir en los demás, y eso puede tener consecuencias desastrosas para todos. Por eso, es importante ser críticos y reflexivos en todo momento, y no dejarse llevar por las promesas fáciles y las soluciones cómodas de tocador. 

@ArmandoMartini