Luis Barragán: No por casualidad, Cadenas

Luis Barragán: No por casualidad, Cadenas

El poeta venezolano Rafael Cadenas, en Caracas, Venezuela, en 2019.
RAYNER PEÑA (EFE)

 

Hoy, el venezolano de bien de mayor alcance universal que tenemos es Rafael Cadena. No por casualidad, poeta. No por casualidad, viejo militante de izquierda. No por casualidad, posible acreedor del Nobel de Literatura del presente año.

Tristemente, somos noticia por los desmanes de un régimen que todavía tiene seguidores. Pocos, pero los tiene a cuenta de un poder en ejercicio que pudiera cambiar la suerte personal de alguien que ya sabe definitivamente perdida la colectiva. Consolidadas, o aparentemente consolidadas las dictaduras, sortea uno que otro favor, prebenda o privilegio.





Providencialmente, somos buena noticia porque Cadenas es un poeta de carne y hueso, genuino, real. Y no se consigue con facilidad quien lo sea sostenidamente por años, susceptible de los más rigurosos estudios académicos al mismo tiempo que de su más espontánea celebración. Consabido, el Premio Cervantes que dentro de pocas horas recibirá, no es una concesión graciosa del Estado español que ha reforzado inmensamente su credibilidad al otorgarlo a auténticos creadores, promoviendo la grandeza de la lengua que ha legado.

Valga la paradoja, el poeta es también un viejo referente de la izquierda marxista de una mayor entereza y autoridad moral de compararlo con los que se reclamen como tales en las cumbres del sagrado poder. Hemos discrepado políticamente del bardo, pero importa reconocer la voz crítica y manifiestamente adversa a los que seguramente intentaron seducirlo desde los altares. Importante lección, la de no haber flaqueado.

Puede haber, y lo hay, un exceso de fetichismo en torno al Nobel de lo que fuere, principalmente el de la paz y la literatura, aunque pocos pueden negar su trascendencia. En el supuesto afirmado de obtenerlo, inferimos que Cadenas le dará el mayor sentido de amplitud posible, colocado correctamente en la acera del frente de un régimen que es expresión culminante y fulminante de la anticultura. Y tanto que apuesta por un nombre alternativo del venezolano que le es y le sea más a fin, a objeto de derrotar al propio Rafael.