Lo que se esconde detrás de la suspensión de una gasolinera en Barinas

Lo que se esconde detrás de la suspensión de una gasolinera en Barinas

Lo que se esconde detrás de la suspensión de una gasolinera en Barinas

 

En Barinas está una bomba llamada La Soberana, que permanece bajo el poder del chavismo y se encuentra ubicada en la avenida Cuatricentenaria con avenida Rómulo Gallegos, diagonal al destacamento de la GNB. Dentro de unos días cumplirá un mes que fue suspendida por Pdvsa.

Por Corresponsalía La Patilla





Sobre la medida que recayó contra la estación de servicios, nadie ha dicho nada, pero la hipótesis con más fuerza ya dejó de ser un chisme de pasillos. El secretario del Partido Comunista de Venezuela (PCV), Leonardo Rodríguez, soltó la bomba por toda la calle del medio.

“Tenemos información de que estaciones de servicios a precio internacional, incluyendo a La Soberana, recibieron por varios meses la gasolina que estaba dirigida a las bombas subsidiadas”, dijo Rodríguez.

Lo denunciado por el exlegislador era justamente lo que comentaba la gente en la calle. En esta bomba no fallaba la gasolina, por lo que se hacían colas día y noche. Con esto, el chavismo hizo alarde de su poder, pero siempre las historias olieron mal.

El negocio tuvo que ser muy bueno. Hubo guerra de poderes entre chavistas, también se vieron episodios de insultos y amenazas con policías, y no faltaban los clientes “vip”.

Como dice el refrán: “Lo que comienza mal, mal termina”.

Esta bomba le pertenecía al conocido empresario de vehículos, televisora y radios de Barinas, Douglas Valero, a quien los “guarimberos” le dejaron grandes pérdidas.

Momentáneamente golpeado y disminuido, a Valero terminan de despojarlo de la bomba, siendo esta reactivada por los directivos de la concesionaria chavista de vehículos La Soberana.

Entró en el primer lote de estaciones de servicios que cobraban en dólares la gasolina que se vendía en Barinas. Mientras las subsidiadas no tenían combustible, en La Soberana se hacía el “agosto”.

Los productores y transportistas de alimentos tenían que pasar “a juro” por esa bomba. Todos los conductores presumían que surtir sin hacer cola tenía un precio, y aunque se denunció, nadie investigó ni le paró pelotas hasta hace un mes.

El escándalo de corrupción en Pdvsa obligó acciones para intentar lavarle la cara a la empresa petrolera y al régimen madurista, pero días después La Soberana no volvió a despachar gasolina.