Algunas de las manifestaciones del 1 de mayo que se celebraron este lunes en Francia degeneraron en altercados por la acción de elementos violentos en ciudades como París, Lyon, Nantes, Toulouse o Besançon, y la consiguiente reacción de las fuerzas del orden.
En París, donde el cortejo sindical comenzó a las 14.00 hora local (12.00 GMT) en la plaza de la República en dirección de la plaza de la Nación, los primeros incidentes se produjeron menos de una hora después en los alrededores del punto de salida.
Entre los diversos desperfectos, se vieron escaparates de tiendas y de establecimientos bancarios reventados, así como contenedores y otro mobiliario urbano incendiados
La Prefectura de Policía indicó que a las 15.00 locales ya se habían practicado 30 detenciones. Los agentes respondieron a la acción de grupos violentos con cargas y el lanzamiento de gases lacrimógenos.
En Lyon, varios cientos de personas se adelantaron al cortejo sindical e igualmente atacaron las vitrinas de establecimientos comerciales y quemaron, entre otros, un coche de lujo en el centro, entre la avenida Jaurês y la calle Saint Michel, según France Info.
En Nantes, grupos violentos apilaron e incendiaron papeleras delante de la prefectura (delegación del Gobierno), que fue el escenario de enfrentamientos con la policía. Según el canal de televisíon France 3, como consecuencia de esos choques un manifestante perdió una mano.
En Toulouse, después de que la manifestación se desarrollara con normalidad, varias personas atacaron un camión de antidisturbios. Según el relato de la emisora France Bleu, una de esas personas abordó al conductor mientras otras lanzaban piedras.
En Besançon, las fuerzas del orden arrestaron a una veintena de manifestantes que participaban en una concentración fuera del recorrido de la manifestación sindical.
El Ministerio del Interior ha movilizado en total a 12.000 policías y gendarmes en toda Francia para hacer frente a incidentes, 5.000 de ellos en París.
Los servicios secretos habían calculado que entre 500.000 y 650.000 personas iban a desfilar en los 300 desfiles organizados por los sindicatos en todo el país, y que entre ellos iban a infiltrarse unos pocos miles de elementos radicales con intención de provocar altercados.
Los principales líderes sindicales habían denunciado de antemano las tentativas de los violentos de llevarse el protagonismo de estas manifestaciones, cuyo objetivo declarado es protestar una vez más contra la reforma de las pensiones, ya promulgada, y plantear reivindicaciones de cara a futuras discusiones con el Gobierno en los próximos días, en primer lugar de carácter salarial.
EFE