Chaleco explosivo, el “uniforme de reglamento” de los jefes del Estado Islámico

Chaleco explosivo, el “uniforme de reglamento” de los jefes del Estado Islámico

El fallecido líder yihadista Abu bakr al Bagdadi/ Europa Press larazon

 

Esto de llevar un chaleco explosivo y hacerlo detonar ante la inminente detención por parte de fueras de seguridad o militares, se ha convertido en la “prenda de uniforme” de los cabecillas del Estado Islámico (ISIS, DAESH).

Por: La Razón





Convencidos, se supone, de que al suicidarse suben inmediatamente al cielo para disfrutar del paraíso, como transmiten, de una manera falaz, a los incautos que convencen para que se quiten la vida en “acciones de martirio”, su comportamiento real puede deberse al miedo a tener que enfrentarse a un procedimiento policial-judicial, largos años de cárcel y, en todo caso, a que no se sienten capaces de ocultar los secretos que conocen en su condición de jefes terroristas.

El último ejemplo lo hemos tenido hace unos días cuando el actual cabecilla de Isis fue localizado por los servicios secretos turcos, en colaboración con los rusos. Abu Husein al Qurashi, o como se llamara en realidad, se escondía en una explotación agraria perteneciente a Jandaris, una pequeña localidad de la gobernación de Alepo, al norte de Siria. El líder terrorista se suicidó utilizando el chaleco explosivo al detectar la presencia de las fuerzas especiales turcas y la de drones en la zona.

El primero que inauguró la saga de estos falsos “héroes”, incapaces de enfrentarse con la justicia como han de hacer muchos de sus seguidores, fue el fundador del Estado Islámico, Abu Bark Bagdadi. El 26 de octubre de 2019, unidades de élite de los Estados Unidos le cercaron en la provincia de Idlib de Siria, en la frontera con Turquía, gracias a la información conseguida por la CIA. Para detenerle, utilizaron un perro, un pastor belga malinois, llamado “Conan”, que le persiguió por un túnel hasta que, ante la cercanía del can, que resultó herido (sobrevivió y fue condecorado), decidió accionar el chaleco explosivo. Los yihadistas lo elevaron rápidamente a los altares, pero su acción no resultó precisamente ejemplar para quienes proclaman que van a lograr un “califato mundial” en el que imponer su particular y dañina interpretación del Islam.

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