La solución para combatir el calentamiento global pasa por… ¿el pupú de ballenas?

La solución para combatir el calentamiento global pasa por… ¿el pupú de ballenas?

Una ballena franca austral cerca de Puerto Madryn, provincia de Chubut, Argentina. Fotógrafo: Luis Robayo/AFP/Getty Images.

 

Las ballenas son seres majestuosos e inteligentes que se comunican a grandes distancias, forman vínculos de por vida y, en ocasiones, Meryl Streep les da voz . Lamentablemente, una cosa que estas maravillosas criaturas no pueden hacer es absolver a los humanos de sus pecados de carbono.

Por Mark Gongloff /Bloomberg





Hace unos años, un grupo de economistas propuso que las poblaciones de ballenas fueran tratadas como contrapesos a la contaminación , de la misma manera que apoyar la plantación de árboles permite que las personas y las empresas “cancelen” sus emisiones de carbono. Recientemente, su idea se ha manifestado como el Proyecto Whale Carbon Plus. , una coalición que incluye al gobierno canadiense, que busca “métodos escalables y replicables para incentivar el monitoreo y la protección de las ballenas”.

Esta es la idea básica: las ballenas almacenan una gran cantidad de carbono en sus enormes cuerpos. También defecan prodigiosamente, creando una fuente de alimento para el fitoplancton, que colectivamente contienen cantidades aún mayores de carbono. Y cuando las ballenas mueren, sus cuerpos se hunden en el fondo del océano, atrapando carbono en aguas profundas durante cientos de años.

Entonces, en teoría, proteger a las ballenas podría ser una forma de capturar carbono y combatir el calentamiento global. Lleve esta lógica un paso más allá, y pagar para salvar a las ballenas técnicamente podría considerarse una forma de indulgencia de carbono. Se adapta perfectamente a la creciente clase de ideas de compensación basadas en agua conocidas como “carbono azul”.

Es un concepto atractivo cuando lo presentas de esta manera, sin considerar la complejidad de los sistemas oceánicos, sin mencionar las implicaciones morales de reducir a los seres sintientes a entradas en un informe de ganancias. Muchos científicos del clima y oceanógrafos no lo creen.

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