AP: Proliferación de minas de oro en Venezuela ofrece un trabajo agotador y peligroso

José Rivas excava en busca de oro en una mina a cielo abierto en El Callao, estado de Bolívar, Venezuela, el sábado 29 de abril de 2023. “Solo quiero comprar mi casa y trabajar en otra cosa”, dijo Rivas. “A veces pienso en irme del país”. (Foto AP/Matías Delacroix)

 

 

Venezuela es conocida por tener las mayores reservas de petróleo del mundo, pero su suelo alberga otro valioso recurso: el oro.





Por The Associated Press

El régimen chavista estableció en 2016 una enorme zona de desarrollo minero que se extiende por el centro de Venezuela para diversificar sus ingresos. Siete años después, proliferan las minas que excavan en busca de oro, diamantes, cobre y otros minerales.

El Arco Minero del Orinoco está plagado de violencia y envuelto en el secretismo porque muchas minas operan al margen o al margen de la ley. Ofrecen trabajos lucrativos a los venezolanos de a pie, pero las condiciones son brutales.

En una mina subterránea del estado de Bolívar, los operarios utilizan dinamita para desprender rocas a unos 80 metros bajo la superficie, donde los trabajadores descienden a diario para trabajar bajo un calor agobiante y sin equipo de seguridad.

Los trabajadores trituran rocas en un molino de oro en El Callao, estado de Bolívar, Venezuela, el viernes 28 de abril de 2023. Los operadores usan dinamita para aflojar rocas debajo de la superficie, donde los trabajadores descienden para trabajar a altas temperaturas sin equipo de seguridad. (Foto AP/Matías Delacroix)

 

Los mineros suelen empezar el día atados a un grueso cable de acero, sujetándose lo mejor que pueden mientras descienden unos 60 metros por un pozo, adentrándose en un mundo donde la única luz son las linternas frontales. Llevan pantalones cortos y chanclas o botas de goma y deben doblarse por la cintura para bajar 20 metros por una cuasi rampa. Allí recogen rocas y las meten en sacos que transportan con poleas a un molino.

Uno de los mineros, Alfredo Arriojas, dice que no le gusta la minería, pero que lleva más de dos años haciendo el trabajo con la esperanza de tener una casa, y que le quede dinero para “invertirlo en algo bueno que me dé ingresos”.

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