Yevgeny Prigozhin, el jefe del grupo de mercenarios Wagner, es el hombre del momento en Rusia. Tras la victoria del Kremlin en Bajmut, apoyado en todo momento por los combatientes de este ejército privado, muchos rusos miran a Vladimir Putin. El ultranacionalista ruso y ex oficial de inteligencia Igor Girkin ha emitido un vídeo en el que asegura que Prigozhin ha declarado la “guerra” a una sección del ejército y de la élite rusas e incluso planea un golpe. “Si Prigozhin sigue siendo el jefe del grupo Wagner, el motín vendrá rápido y será radical”, pronosticó el ex agente.
Por: La Razón
Girkin no entiende por qué el Kremlin aún no ha actuado en contra del jefe de Wagner, conocido en el pasado como el “cocinero de Putin” por su vertiente como propietario de un restaurante de lujo en San Petersburgo. Para Girkin está claro: “Prigozhin ha declarado abiertamente la guerra de facto contra sectores de las Fuerzas Armadas y del Estado”. Dado que “hasta 80.000” combatientes están bajo su mando, es una amenaza considerable, dice sobre Prigozhin, a quien considera “parte de la mafia gobernante” que estaba atacando a otros sectores de la élite rusa.
“No tenemos ningún otro ejército y debemos convertirlo en una herramienta lista para el combate”, enfatizó Girkin en su alocución. Si Moscú sufre una derrota en la contraofensiva planeada por Kiev, el caos total amenaza a Rusia a finales del verano, añadió.
Girkin trabajó en el pasado para el servicio secreto nacional ruso, el FSB, heredero del KGB. En 2014, alcanzó popularidad como líder de los separatistas en el este de Ucrania hasta que perdió el favor del régimen del Kremlin. Ahora, advierte contra el ascenso de Prigozhin y sugiere que éste está liderando “un intento de golpe”.
Cada vez surgen más voces internas que cuestionan el liderazgo de Putin dentro del monopolio estatal sobre el uso de la fuerza. Los servicios de inteligencia occidentales ya hablan de “paramilitarización” en Rusia. La politóloga rusa Tatyana Stanovaja todavía considera que Putin es relativamente fuerte para mantener el equilibrio de poder dentro del país. “Para el presidente, una empresa militar privada es un atributo que pertenece a una gran potencia con ambiciones geopolíticas”, dijo a la Agencia de Prensa Alemana.
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