Un evento solar “terminator” dispara el pico de tormentas geomagnéticas y auroras boreales insólitas

Un evento solar “terminator” dispara el pico de tormentas geomagnéticas y auroras boreales insólitas

Llamarada solar captada en julio de 2022.
NASA/JPL-CALTECH

 

El domingo 23 de abril, por la noche, se pudieron avistar auroras boreales a muy bajas latitudes cerca del ecuador terrestre, muy lejos del habitual entorno polar. El fotogénico espectáculo se registró en lugares insólitos como Texas o Extremadura, donde lo captó el astrofotógrafo Lorenzo Cordero, una imagen seleccionada como la mejor del día por la NASA. “Simplemente, se debe a una de las mayores tormentas magnéticas que ha sucedido los últimos años, provocada por un filamento solar”, sintetiza Consuelo Cid Tortuero, investigadora de la Universidad de Alcalá de Henares y científica principal del Servicio Nacional de Meteorología Espacial (SeNMEs).

Por: El País





La fase conocida como máximo del pico solar parece haberse adelantado un año antes de lo previsto, según el físico Scott W. McIntosh, director del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de EEUU (NCAR, en inglés). Junto a su registro de la proliferación de manchas solares, McIntosh se apoya en la información que ha recopilado su equipo durante 20 años cotejando datos históricos de la intensidad solar desde 1750. Todo apunta a que el pico de intensidad llegará a finales de 2023 o principios de 2024, lo que supondría un “evento terminator”, según el científico estadounidense. Ese fenómeno terminator ocurre cuando acaba abruptamente el habitual ciclo solar —que dura 11 años—, cambiando la polaridad del astro, y el nuevo ciclo comienza con más intensidad. Cuando termina un ciclo solar y se inicia el siguiente, el Sol puede experimentar enormes colisiones de campos magnéticos que dan como resultado gigantescos tsunamis de plasma que pueden cargarse en la superficie del astro durante semanas.

El geofísico Joan Miquel Torta confirma que sí nos encontramos en un ciclo solar más activo del esperado para la época, según las estimaciones de la previsión del modelo solar anterior, y traza un símil con habitar “una zona sísmica”: “Puede haber más actividad, pero que no todos los eventos sean críticos”, tranquiliza Torta, del Observatorio del Ebro (CSIC). En 2012, por ejemplo, se observó una potente eyección solar, pero no llegó a la Tierra. Para Cid, estamos “camino de llegar” a un pico solar, aunque matiza: “La peor parte es la descendente del ciclo, que es cuando hay muchos filamentos en el Sol”. Estos filamentos de los que habla Cid son protuberancias que pueden expulsar material solar al espacio, que suponen un peligro si están orientadas hacia nuestro planeta. Que haya un mayor número de manchas solares significa “más actividad y que la probabilidad de que salte algo es mayor”, afirma la científica del SeNMEs, centro fundado en 2014 que ofrece informes diarios y alertas en caso de eventos extremos relacionados con la actividad solar.

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